JUICIO DE DIOS

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SANCHO II el Fuerte, sitia Zaragoza, se lanza sobre Pamplona y quiere ocupar el reino de León.


Sancho II de Castilla impugna el reparto hecho por su padre al morir y reclama a Navarra parte de territorios que habían pertenecido a Castilla. Deseoso de engrandecer y consolidar sus dominios, SANCHO II el Fuerte, rey de Castilla, sitia Zaragoza para obligar a su rey a que siga pagando las parias. Luego se lanza sobre Pamplona. Después de derrotar a su homónimo, SANCHO IV el de Peñalén, quiere ocupar el reino de León de su hermano ALFONSO VI, para restablecer la unidad de los reinos de Fernando I el Grande. Se decide que los dos monarcas y sus huestes se enfrenten en un combate con carácter de “Juicio de Dios”: el vencedor será el poseedor de la razón y la justicia en el pleito planteado.

Batalla de Llantada entre Castilla y León. ALFONSO VI es derrotado, pero no acepta el resultado.


La batalla entre SANCHO II y ALFONSO VI se celebra en Llantada, junto al Pisuerga, el 19 de julio de 1068, acordando que el vencedor, en consecuencia, ocupe el reino del vencido. En el combate, SANCHO II de Castilla y su alférez RODRIGO DÍAZ de Vivar derrotan a las huestes leonesas. A pesar de ello, ALFONSO VI de León no acepta el veredicto y regresa a León sin haber renunciado a su reino. La lucha, por tanto, prosigue.

El Papa GREGORIO VII, toma con ardor la uniformidad de los sagrados ritos en todas partes.


El Papa GREGORIO VII, toma con ardor la uniformidad de los sagrados ritos en todas partes, y juntándose a los deseos del Pontífice la persuasión de la reina doña INÉS, primera mujer del rey don ALFONSO VI, conviene el rey en que se deje el rito gótico o mozárabe por el romano. Como por parte del pueblo se siente mucha repugnancia en la novedad se decide acudir al combate singular o “Juicio de Dios”. Éste se verifica el Domingo de Ramos del año 1077 y aunque el caballero que defiende el rito mozárabe, llamado Juan Ruiz, del linaje de los Matanzas, vence al que defiende el Oficio romano, el rey no quiere darse por vencido, y desde el año siguiente se introduce en los reinos de Castilla y León el Oficio romano, dando origen este proceder al refrán español: “Allá van las leyes, do quieren reyes”.

ALFONSO VI impone el Misal romano por lo que se repite el refrán:”Allá van las leyes, do quieren reyes”.


Los mozárabes -que no son numerosos en este momento- exigen, de ALFONSO VI y de su mujer Constanza, un “Juicio de Dios”. Es por ello que se resuelve echar al fuego ambos oficios -el gregoriano y el mozárabe- con la intención de que prevalezca el que no se queme. El Misal mozárabe queda intacto mientras que el romano se quema, pero a pesar de ello el rey impone el Misal romano, por lo que se vuelve a repetir el refrán: “Allá van las leyes, do quieren reyes”. En los días de ALFONSO VI, y aún mucho antes, ya no se habla latín en Castilla; de modo que esta protesta del pueblo ha de ser con precisión expresada en idioma vulgar y probablemente en la misma forma en que hoy la decimos: una frase que es la de más antigüedad conocida que tenemos en castellano.

Se pone en marcha la Quinta Cruzada (1217-1221). Ésta está al mando del Cardenal Pelagio, español.


Se pone en marcha la Quinta Cruzada (1217-1221). Ésta está al mando del Cardenal Pelagio, español. Los cruzados empiezan por poner sitio al puerto egipcio de Damietta. Sus componentes se proponen establecer en Damietta una base desde la que atacar Palestina. Con ellos va un grupo de hombres vestidos con un hábito de sayal, atado a a cintura con una soga. El Hermano FRANCISCO está entre ellos. Pero no ha ido en busca de gloria militar; sólo quiere hablar con el Sultán, lo cual consigue dejándose capturar. El Sultán es Al Kamil, Príncipe de la Fe, León del Desierto, quien, al principio, se burla de aquel «derviche franco» que pretende convertirle al cristianismo y que desafia a los santones musulmanes presentes en la entrevista a someterse a un «juicio de Dios»: él y ellos caminarán sobre brasas encendidas y Dios mostrará qué Fe es la verdadera salvándole a él de todo daño… Los imanes -sacerdotes musulmanes- no aceptan el reto y el Sultán Al Kamil queda impresionado por el valor y la sinceridad del frailecillo.

Fernando IV el Emplazado, condena a muerte sin indicios suficientes a los hermanos Carvajales.


Explica la leyenda que, en la fecha, FERNANDO IV el Emplazado se dirige a poner sitio al castillo de Alcaudete cuando comparecen ante él dos sospechosos de asesinato, los hermanos Carvajales. Como tiene prisa los condena a muerte sobre indicios insuficientes y aprovechando que están en Martos, ciudad famosa por su peña, decide que la ejecución consista en despeñar a los reos en sendas jaulas de hierro desde la altísima Peña. Los condenados protestan que son inocentes y emplazan al monarca a “Juicio de Dios” para que en el plazo de un mes comparezca ante el tribunal divino.

Fallece Fernando IV el Emplazado treinta días después de ajusticiar a los hermanos Carvajales.


Cuando FERNANDO IV el Emplazado está adquiriendo la necesaria autoridad en Castilla e interviene decididamente en los conflictos granadinos, le sobreviene la muerte. FERNANDO IV muere sin duda alguna como consecuencia de la tuberculosis que padecía. La leyenda le da el nombre de “el Emplazado” por haber sido citado al tribunal de Dios por los hermanos Carvajales, en el momento de ser ajusticiados, para responder de su sentencia que consideraban injusta. Fue hallado muerto el rey en su cama, treinta días después de esta ejecución.

Los principales de la Orden de los Templarios son condenados a prisión perpetua. Protestan a gritos.


Ante la catedral de Notre-Dame, tres miembros importantes de la Orden de los Templarios son condenados a prisión perpetua. Pero ante la multitud congregada gritan que todo lo que se ha dicho sobre ellos y sobre la orden no son más que mentiras.

Son quemados vivos los tres miembros de la Orden de los Templarios condenados el día anterior.


A consecuencia de sus protestas, son quemados vivos los tres miembros de la Orden de los Templarios (entre ellos, JACQUES DE MOLAY, el Gran Maestre de la Orden). En el momento de subir a la pira que debe consumir su cuerpo, JACQUES DE MOLAY, invocando el nombre de Dios y proclamando su inocencia, emplaza al Papa y al rey para que en el plazo de un año comparezcan ante el “Juicio de Dios”. Efectivamente, el Papa CLEMENTE V morirá el 20 de abril siguiente, un mes después del sacrificio de MOLAY, y el rey FELIPE el Hermoso de Francia, pocos días después de la ejecución contraerá una enfermedad, cuyo origen nadie puede averiguar, muriendo el 29 de noviembre de 1314, ocho meses después del emplazamiento.

El Concilio de Valladolid prohíbe la Ordalía o Juicio de Dios.


El Concilio de Valladolid que se celebra en el año de la fecha prohíbe la Ordalía o “Juicio de Dios”. Este Concilio se celebra con la intención de hacer efectiva la legislación de los Convenios ecuménicos del siglo XIII. Los documentos que emanan del Concilio vallisoletano, con el que se inicia la reforma de la Iglesia castellana, sentarán las premisas de los sínodos que se celebrarán con posterioridad: devolver al clero la dignidad propia de su estado y dotarlo de una mínima formación cultural serán los dos pilares que sustentarán las decisiones sinodales aprobadas sucesivamente por los arzobispos Albornoz, Carrillo y Cisneros. Ya en 1339, Albornoz volverá a insistir en que ningún clérigo fuere promovido a las órdenes sagradas si, al menos, no sabía expresarse por escrito. También establecerá la necesidad de que , como mínimo, uno de cada diez clérigos por cada catedral estudiase teología, cánones o artes liberales. Alfonso Carrillo exigirá el conocimiento del latín para la ordenación, así como el previo sometimiento a un tribunal examinador, presidido por el obispo o por dos varones de intachables costumbres.