ALFONSO VI el Bravo (Rey de León 1065-1072)(Rey de León, Castilla, Galicia 1072-1109)

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FERNANDO I el Grande, rey de Castilla y León, antes de morir ha dividido su reino entre sus cinco hijos.


FERNANDO I el Grande, rey de Castilla y León, fallece cristianamente a poco de su llegada a León, después del asedio de Valencia. Antes de morir ha dividido su reino entre sus cinco hijos: Castilla y las parias del rey moro de Zaragoza a SANCHO II (1065-1072), León y las parias de Toledo a ALFONSO (1065-1109), Galicia (que queda separada de Castilla y León) y las parias de Sevilla y Badajoz a su hijo menor GARCIA. Finalmente, sus hijas ELVIRA y URRACA reciben los bienes de todos los monasterios del reino, constituidos así en infantazgo, en tanto no contraigan matrimonio.

SANCHO II el Fuerte, sitia Zaragoza, se lanza sobre Pamplona y quiere ocupar el reino de León.


Sancho II de Castilla impugna el reparto hecho por su padre al morir y reclama a Navarra parte de territorios que habían pertenecido a Castilla. Deseoso de engrandecer y consolidar sus dominios, SANCHO II el Fuerte, rey de Castilla, sitia Zaragoza para obligar a su rey a que siga pagando las parias. Luego se lanza sobre Pamplona. Después de derrotar a su homónimo, SANCHO IV el de Peñalén, quiere ocupar el reino de León de su hermano ALFONSO VI, para restablecer la unidad de los reinos de Fernando I el Grande. Se decide que los dos monarcas y sus huestes se enfrenten en un combate con carácter de “Juicio de Dios”: el vencedor será el poseedor de la razón y la justicia en el pleito planteado.

Batalla de Llantada entre Castilla y León. ALFONSO VI es derrotado, pero no acepta el resultado.


La batalla entre SANCHO II y ALFONSO VI se celebra en Llantada, junto al Pisuerga, el 19 de julio de 1068, acordando que el vencedor, en consecuencia, ocupe el reino del vencido. En el combate, SANCHO II de Castilla y su alférez RODRIGO DÍAZ de Vivar derrotan a las huestes leonesas. A pesar de ello, ALFONSO VI de León no acepta el veredicto y regresa a León sin haber renunciado a su reino. La lucha, por tanto, prosigue.

SANCHO II y ALFONSO VI acuerdan una empresa común: derrocar a su hermano menor GARCÍA.


Pese a la guerra entablada entre los hermanos SANCHO II de Castilla y ALFONSO VI de León, hijos de Fernando I, ambos hermanos consiguen el acuerdo en una empresa común: derrocar a su hermano menor GARCÍA, el más débil de los tres, y hacerse con Galicia. La posición de GARCÍA en aquellos momentos es difícil ya que acaba de pasar por grandes apuros para conseguir dominar una rebelión del conde NUÑO MENÉNDEZ. Además ALFONSO le ha quitado la paria de Badajoz.

SANCHO y ALFONSO se apoderan tranquilamente de Galicia. Pero sigue su desavenencia.


SANCHO y ALFONSO se apoderan tranquilamente de Galicia. SANCHO II adopta el título de rey de Galicia y se reparte con ALFONSO las tierras gallegas. GARCÍA se refugia, una vez librado de su prisión, en la corte de al-MUTÁMID de Sevilla, cuyo reino es tributario de Galicia. La avenencia transitoria entre SANCHO II y ALFONSO dura poco. El reparto entre SANCHO II y ALFONSO del reino de Galicia no satisface la codicia de ninguno de los dos y para dirimir la cuestión se emplazan para una batalla, en los campos de Golpejera, junto al río Carrión.

Batalla de Golpejera. Vence SANCHO que es coronado rey de Castilla y León. Alfonso VI se refugia en Toledo.


Batalla de Golpejera entre SANCHO II de Castilla y su hermano ALFONSO VI de León: éste se ve obligado a refugiarse en Toledo. SANCHO entra triunfante en León y, en la fecha, es coronado rey en aquella ciudad. Con ello vuelve a unirse bajo un mismo cetro el reino de Fernando, Castilla y León. (EL CID es alférez de SANCHO II y los hermanos ANSÚREZ lo son de ALFONSO)

La victoria de Castilla sobre León en Golpejera no es aceptada por los magnates leoneses.


La victoria de Castilla sobre León en Golpejera no es aceptada por los magnates leoneses, que ven con desagrado la creciente hegemonía de Castilla. Este descontento es aprovechado por los Beni Gómez, familia enemiga de SANCHO II, y por la infanta doña URRACA, la cual siente un especial afecto por su hermano ALFONSO, quienes preparan una sublevación de los leoneses contra el monarca castellano, convirtiendo Zamora, residencia de doña URRACA, en un reducto hostil a la soberanía de SANCHO II.

Se trama en Zamora, que está sitiada por SANCHO, la muerte de éste. Vellido Dolfos lo asesina.


Frente a la actitud de los magnates leoneses que no están de acuerdo con el aumento de la hegemonía castellana, el rey SANCHO decide ir contra Zamora para dominar la rebelión. Está esta ciudad muy bien defendida por su situación junto al Duero y por fuertes muros y torreones. Las huestes castellanas ponen cerco a Zamora; la situación se hace muy difícil para los sitiados, quienes, cuando el hambre empieza a desesperarles, urden un plan para acabar con la vida de SANCHO II. Para ello sirve la osadía del caballero zamorano VELLIDO DOLFOS, que entra, sin ser descubierto, en el campamento de los castellanos, sorprende al rey SANCHO y le atraviesa el pecho con una lanza. Esta muerte violenta, marca, en la fecha, el fin del cerco de Zamora.

RODRIGO DÍAZ de Vivar exige que el rey ALFONSO VI se someta al ritual del juramento expurgatorio.


En Castilla, todos acusan a URRACA de instigadora de la muerte de Sancho, VELLIDO DOLFOS que es quien la ha ejecutado, merece el calificativo de traidor y ALFONSO VI es objeto de sospechas respecto a su participación en los hechos. Y aunque los señores, reunidos en Zamora, están de acuerdo en que ALFONSO VI sea también rey de Castilla, una parte de ellos, encabezada por RODRIGO DÍAZ de Vivar exigen que el rey se someta al ritual del juramento expurgatorio para asegurar que “no ha tenido parte en la muerte de su hermano”.

RODRIGO DÍAZ de Vivar, Alférez de los ejércitos reales, toma el juramento de ALFONSO VI.


RODRIGO DÍAZ de Vivar, como Alférez de los ejércitos reales, es el encargado de tomar el juramento de ALFONSO VI. Este juramento tiene lugar en la iglesia de Santa Gadea de Burgos “do juran los fijosdalgo”. El CID, se dirá, le hace repetir por tres veces el juramento, por lo que ALFONSO VI después de esta jura mirará siempre con recelo al CAMPEADOR. “Las juras son tan recias que al buen rey ponen espanto”. Junto al rey ALFONSO VI juran también doce señores que, con su acto, dan aún mayor garantía al juramento real. Tras ello, el Cid Campeador presenta homenaje y jura fidelidad al rey, pero éste le destituye de su cargo, que entrega a PEDRO ANSÚREZ, su hombre de confianza.