El Concilio de Trento que formulará la doctrina de la Reforma católica, llamada Contrarreforma, forma parte de un plan trazado por el emperador para el restablecimiento de la unidad cristiana: el papa y el emperador deben formar una alianza militar contra la Liga de Schmalkalden, y después, una vez lograda la victoria del Concilio, en presencia de los protestantes, formularía su juicio autoritario sobre las controversias doctrinales y legislaría para reformar debidamente a la Iglesia. El Concilio de Trento celebrará 25 sesiones y precisará las doctrinas criticadas por el protestantismo, restablecerá la doctrina eclesial, creará los seminarios y restablecerá la autoridad de la Santa Sede sobre el catolicismo.
