El duque de Alba, virrey de Nápoles, invade los estados pontificios.


El papa PABLO IV, aliado de Francia, procura atraer a Venecia a la Liga. Al igual que Julio II, sueña con liberar a Italia de los extranjeros, es decir, de los españoles. Francia duda, pero CATALINA de Médici, apasionada por los asuntos italianos, y FRANCISCO de Guisa, impaciente por nuevas victorias, bloquean la política de paz de Montmorency. El Papa impone la decisión multiplicando las provocaciones a los españoles, hasta el punto de que, en septiembre de 1556, el duque de Alba, virrey de Nápoles, invade los estados pontificios. ENRIQUE II, rey de Francia, su protector, se ve obligado a intervenir. FRANCISCO de Guisa nombrado lugarteniente general en Italia, marcha sobre Nápoles a través de los Apeninos.