La guerra entre los francos (CARLOMAGNO) y los sajones acaba hacia el año 804.


La guerra entre CARLOMAGNO (francos) y los sajones acaba hacia el año 804. Diez mil sajones son deportados mientras que los restantes son acogidos en la fe cristiana y obligados a guardar fidelidad al rey franco, «formando un solo pueblo». Parece ser que el monje ALCUINO, consejero del emperador, muestra algunas reservas sobre los modos que se siguen en la «conversion». En el siglo IX, la evangelización progresará hacia Hamburgo, Bremen y los países escandinavos gracias a la acción de Anscario (801-865)