Alrededor del año 350 los hunos (xiongnu), debido al aumento de su población, a la creación del imperio de los Yuan-Yuan que presiona sobre ellos y en vista de que nada pueden contra los chinos, empiezan a desplazarse hacia el oeste, avanzando desde el Asia central hasta las estepas de Europa oriental.

Los hunos, en su avance imparable, se encuentran con los ostrogodos quienes no pueden resistirlos. Parte de los ostrogodos accede a pagar tributos a los hunos y sus jefes aparecerán como consejeros de estos asiáticos. ERMANARICO, que ha gobernado su vasto territorio, se ve forzado (según la leyenda) a suicidarse, desesperado al ver su reino desvanecerse bajo los cascos tonantes de la caballería huna. Los hunos se diseminan por la llanura que se extiende desde el mar Caspio hasta lo que hoy es Hungría (nombre este último significativo).

Los hunos son de corta estatura, de ojos rasgados y piel como el pergamino, pero muy valientes y los mejores jinetes del mundo. Los hunos jinetes desde niños, se alimentan de carne que reblandecen metiéndola debajo de la silla de su caballo: Viven, deliberan, hacen la guerra y duermen montados y atacan dando espantosos aullidos.Los hunos, han adoptado y perfeccionado grandemente el invento indio del estribo. Los hunos, en efecto, disponen de estribos de metal, en los que puede acomodarse todo el pie. Esto los afianza firmemente en sus monturas, con lo que no pueden ser derribados con facilidad. Sin estribos, un jinete tan sólo puede arrojar una lanza o disparar una flecha. Con estribos, puede acometer con una lanza y descargar sobre ella todo el impulso del hombre más el del caballo.

Los primeros que sufren en Europa el choque de los hunos son los alanos, de raza aria, que viven en tierras que los griegos llamaron Escitia, al este de Ucrania, al norte del mar Negro. Son una tribu de feroces guerreros de lo cual dan indicio adorando un sable clavado en la tierra, bebiendo sangre de sus caballos y llevando cráneos humanos por adorno de sus monturas. Grupos numerosos de alanos se agregan a las hordas de mongoles que llegan de Asia y todos empujan a los gépidos, próximos vecinos en su camino hacia el oeste. Los gépidos, segunda rama de los godos, están instalados más al Norte y consienten también en pactar una alianza con los hunos y acompañarlos en sus campañas posteriores.

Los hunos, de raza turania (la misma raza que los mongoles), llegan a Europa alrededor del 374 atravesando el Volga. Los hunos se asientan provisionalmente en las llanuras de Ucrania y Rumania

Los hunos (ahora ya con alanos, gépidos y ostrogodos) que en 374 han llegado a Europa atravesando el Volga, atraviesan ahora el río Dniéster, presionando sobre los visigodos. Éstos, al comprobar que la resistencia es imposible, en vez de ceder, como sus parientes los gépidos y los ostrogodos, prefieren cruzar el Danubio. Miles de personas (doscientos mil guerreros) pasan las fronteras del Imperio para instalarse, pacíficamente y con la anuencia del emperador VALENTE, en la zona de Silistria (Tracia). Los ostrogodos que no se han unido a los hunos se establecen en Panonia y los visigodos en Macedonia. Por primera vez en la existencia del Imperio un pueblo “bárbaro” -los visigodos- obtiene autorización imperial explícita para instalarse dentro de los límites del territorio romano. Con este consentimiento, dos necesidades –una, la visigoda de tierras, otra, la romana de ejército que le proporcionará seguridad- se unen de cara a un objetivo común: defender teóricamente el Imperio de la amenaza bárbara. Pero una vez establecidos los visigodos, se producen abusos de los corruptos comisionados imperiales en el trato hacia ellos.

Los hunos después de haber destruido y empujado hacia el sur el resto del Imperio de los ostrogodos, se asientan en el valle del Danubio. En la fecha muere TURDA, el jefe de la mayor tribu de hunos. Deja cuatro hijos: OKTAR, MUNDZUK, EBARSO y RUGILA. Éstos reinarán conjuntamente. EBARSO se alejará y mandará sobre los hunos del Cáucaso, mientras los otros tres hermanos seguirán en el valle del Danubio.

Las tribus germánicas de más allá de las fronteras del Rin y del Danubio (suevos, vándalos, alanos) están inquietas, alteradas… Carecen de espacio suficiente, pues su población aumenta, y empiezan -empujadas por el hambre y por los movimientos de los pueblos del Asia Central, principalmente por los hunos- a abrirse paso asimismo a través de la frontera renana, atravesar el Rin helado en las inmediaciones de la ciudad de Mogontiacum (Maguncia, Alemania), para arrojarse sobre las fronteras del Imperio y atravesar la Galia. La resistencia popular a las invasiones germánicas es escasa o nula. A los germanos se oponen las fuerzas romanas (a menudo integradas asimismo por germanos) o los guardias mercenarios. Si esas fuerzas fracasan no se constituyen guerrillas ni estallan insurrecciones populares. El pueblo llano está tan amedrentado por siglo y medio de continuas incursiones tribales y guerras civiles, que ya no establece diferencia exacta entre sus opresores.

Los hunos, en el continente europeo, invaden Tracia.

Una serie de acuerdos, que implican el pago de subsidios, son establecidos entre el gobierno romano oriental de TEODOSIO II y el rey huno RUA o RUGILA hacia el 430, y pocos años más tarde con sus sucesores BLEDA y ATILA.