Giordano BRUNO nace en Nola, pequeña ciudad vecina a Nápoles, a los pies del Vesubio en 1548. La cristiandad está en plena crisis. La Iglesia se dividirá en pedazos en pocos años: Lutero, Calvino, Enrique VIII separarán naciones enteras de Roma. Estallarán las así llamadas guerras de religión. La Iglesia católica responde a la Reforma protestante con el Concilio de Trento, que promueve una profunda renovación espiritual, pero que al mismo tiempo genera una necesaria mentalidad defensiva para mantener la unidad. Bruno nace en este tiempo. Un tiempo en el que el pluralismo de las ideas es con frecuencia sinónimo de guerra entre pueblos.

Giordano BRUNO en 1565, a la edad de 15 años, se convierte en monje dominico, durante su adoctrinamiento rechaza mantener imágenes de santos en su celda y solo mantiene un crucifijo. Bruno comienza a tener dudas con respecto a la Trinidad y empieza a sentir una visión unitaria de Dios.

Giordano BRUNO deja el convento bajo sospecha de herejía.

Después de viajar por el sur de Italia -Giordano BRUNO, en Roma, llega a ser acusado del asesinato de un dominico que aparece flotando en las aguas del Tíber- llega a Ginebra en donde CALVINO tiene una república protestante, doctrina a la cual se adhiere. Allí también realiza algunos actos de inconformidad y en una ocasión publica y distribuye un escrito en donde acusa a un profesor calvinista de cometer 20 errores en una sola sesión académica. Es hecho prisionero hasta que se retracta de lo dicho. BRUNO abandona el cristianismo. Así, antes de que lo hicieran los católicos, es excomulgado por los calvinistas y los luteranos. Al dejar Ginebra va a Toulouse y de allí a París donde después de varios tropiezos por la guerra religiosa es aceptado por ENRIQUE III como profesor de la Universidad en 1581. Posteriormente viaja a Londres, allí aplica para enseñar en la Universidad de Oxford la nueva cosmología Copernicana (como Galileo) atacando al tradicional sistema aristotélico.

BRUNO, en 1585, regresa a París y reta a los seguidores del Aristotelismo a un debate público en el College de Cambrai, en donde es ridiculizado, atacado físicamente y expulsado del país. En los siguientes 5 años vive en diversos sitios del centro y este de Europa como Marburg, Mainz, Wittenberg, Praga, Helmstedt, Frankfurt y Zurich. Se dedica a escribir muchos trabajos en Latín sobre cosmología, física, magia y el arte de la memoria. Demuestra aunque con un método equivocado que el Sol es mas grande que la Tierra.

En 1591 recibe una invitación para ir a Venecia del joven patricio Zuane Mocenigo, quien lo requiere para aprender sobre el arte de la memoria. Las relaciones entre profesor y alumno no fructifican en parte porque Mocenigo tiene una idea de BRUNO como un mago y no como el pensador que es. Al tratar de abandonarlo, Monciego lo denuncia a la inquisición veneciana por las según él, ideas herejes que le ha transmitido. Dispuesto a recuperar la libertad, se retracta de sus ideas, renegando de sus teorías cosmológicas y teológicas. Pero el Santo Oficio de Roma, alertado de la detención, no le deja escapar. Los venecianos acaban entregándole, se supone que por mero interés comercial. A cambio del prisionero, el Índice será un poco más benevolente con los libreros de Venecia.

Giordano BRUNO está prisionero en Roma por 7 años. Del juicio que se sigue a BRUNO se perderán la mayoría de los folios cuando fueron tomados por Napoleón. En 1599 se exponen los cargos contra El. En muchas ocasiones BRUNO ofrece retractarse de sus acusaciones, sin embargo no le es aceptado. Finalmente Giordano BRUNO decide no retractarse aunque no se tendrá conocimiento del por qué de esta decisión.

El 20 de Enero de 1600 el Papa CLEMENTE VIII ordena que Giordano BRUNO sea llevado ante las autoridades seculares.

El 8 de febrero es leída la sentencia contra Giordano BRUNO en donde se le declara herético impenitente, pertinaz y obstinado, es expulsado de la iglesia y sus trabajos son quemados en las escalinatas de la basílica de San Pedro. Es, pues, condenado a muerte por apostasía y violación de votos monásticos. El inquisidor del proceso es el teólogo jesuita Roberto Belarmino. Es famosa la frase que dirige a sus jueces: “Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla”. Durante todo el tiempo es acompañado por monjes de la iglesia.

El 17 de febrero de 1600 -año jubilar, año de perdón-, Giordano BRUNO, con 52 años, es quemado vivo en el Campo de Fiori (Roma). Según dice la crónica de la época, llegada la hora de la muerte, gira el rostro cuando le acercan el crucifijo y muere gritando palabrotas. Todavía hoy, el monumento a Giordano BRUNO en la bellísima plaza de Campo di Fiori, en Roma, es visitado por las asociaciones de masonería italiana y de librepensadores que lo veneran como “el símbolo de la libertad de pensamiento frente a la intolerancia dogmática de la Iglesia”. Giordano BRUNO ha sido convertido en mártir de la ciencia por la defensa de las ideas heliocentristas, aunque hay que decir que la causa principal de su juicio fue la teología neognóstica, en donde negaba el pecado original, la divinidad de Cristo y por poner en duda su presencia en la eucaristía.