A Cosme el Viejo, de Médicis, le sucede en el gobierno de Florencia, su hijo PEDRO el Gotoso (1464-1469). Es, posiblemente, el más considerable político que ha tenido la familia Médicis. Conserva siempre en altísima medida virtudes que enaltecen al político: un buen humor en permanente equilibrio y una sapientísima tolerancia. Para evitar el fracaso de sus compañías, los Médicis adoptan una estructura más hábil, consistente en repartir las actividades en varias empresas desligadas jurídicamente de la casa principal.

A la muerte de PEDRO el Gotoso, asume la dirección de la República su hijo LORENZO I de Médicis (1469-1492) junto con su hermano JULIANO (1469-1478). LORENZO hereda de su padre la dirección política de la República. Se opone a toda intervención extranjera en Italia y se alía con Milán y Venecia para llegar a una política de equilibrio en la península. Su corte fomenta el gran florecimiento del arte, la música y la poesía, y apadrina a filósofos y a artistas como Botticelli, da Vinci y Miguel Ángel.

Su alianza con Milán y Venecia le lleva a luchar contra el Papa SIXTO IV y Nápoles provocando en Florencia, en la fecha, la conspiración de los PAZZI en la cual sucumbe JULIANO. Pero el pueblo se amotina a favor de los MÉDICIS, y la represión subsiguiente afirma la autoridad de LORENZO.

LORENZO de Médicis, por su matrimonio, emparenta con la familia aristocrática de los ORSINI.

En el momento de la consagración, durante la misa del domingo 26 de abril de1478, las losas de la catedral de Florencia se manchan con la sangre de los Médici, la todopoderosa familia gobernante. Giuliano de Médici cae bajo diecinueve puñaladas, mientras su hermano Lorenzo salva la vida escondiéndose en la sacristía. Parece triunfar la conjura de los Pazzi, la opulenta familia que trata de hacerse con el control de la ciudad. Rivales en los negocios y en la política, los Pazzi se apoyan en el Papado en su pugna contra los Médici, llegado este momento, optan por la vía rápida. Pero la reacción que se desencadenará les resultará fatal. A las víctimas de linchamiento por parte de la plebe se unirán las caídas bajo la sistemática represión impuesta por el recuperado Lorenzo, el gran mecenas, que aprovechará los hechos para raforzar su gobierno personal.

En la fecha, LORENZO I DE Médicis, alcanza el perdón del papa SIXTO IV, con lo cual culmina su prestigio político. LORENZO ya no puede evitar ser la cabeza visible de la ciudad. No pueden los Médicis mantener sus riquezas si no disponen del Estado y LORENZO lo hace sin el menor escrúpulo. Se rodea de estados amigos. LORENZO, al que se llama el Magnífico, sabe compaginar su permanente actividad política con una entusiasta dedicación a los ideales de belleza y cultura imperantes en su época y en su ambiente. Practica un intenso mecenazgo reuniendo en Su corte a u pléyade de pensadores y artistas: Pico de la Mirándola, MIGUEL ÁNGEL, Verrocchio, Pollaiolo, Botticelli, etc…

La total entrega de LORENZO de Médicis a la vida y a los intereses de su ciudad, su absoluta superioridad intelectual, su prestigio físico y espiritual, le ganan la adhesión de los florentinos, orgullosos de saber que tienen al gobernante mejor dotado de Italia. La sensibilidad, la sabiduría y la gracia están de su lado. Lo están también, la estrategia política, el uso exquisito pero eficaz de la violencia, aquella crueldad diamantina tan certera que sobrecoge al hombre del Renacimiento. Pero… la moral se corrompió y se debilitó el espíritu del pueblo convirtiendo Florencia en un pequeño y lujoso principado.

La excesiva dedicación de LORENZO de Médicis a los asuntos políticos y artísticos y, sobre todo, la escasez de oro, debida al desvío de éste, procedente del Sudán, por los portugueses, son causa de la ruína de sus factorías de Londres, Brujas y Lyon. Su prodigalidad pone en peligro la fortuna de los MÉDICIS y vinculada su fortuna personal a la economía florentina, lleva a su ciudad a la bancarrota.

Pronto la fama de predicador de SAVONAROLA, de la Orden de los dominicos, se extiende por el norte de Italia y llega a oídos de LORENZO de Médicis, quien tiene los resortes del poder en la república de Florencia. “El Magnífico” reclama a SAVONAROLA y el general de la Orden, que tanto debe a los Médicis, lo envía allí para que actúe como lector en el convento de San Marcos, que lo acoge el mayo de 1490. LORENZO de Médicis encarna para SAVONAROLA no el esplendor cultural de aquel momento -esplendor que SAVONAROLA menosprecia- sino el poder y la tiranía.

LORENZO de Médicis, arquetipo del goce de la juventud, empieza a tener achaques a partir de 1491: violentos dolores en el estómago y molestias articulares en todo el cuerpo. No es nada difícil para los médicos formular su diagnóstico: gota hereditaria.