Nace -en la fecha- en Valladolid, el ansiado heredero, el primer hijo de FELIPE II: el tarado príncipe CARLOS que había de constituir, andando el tiempo, el máximo problema (doméstico y público) del monarca. Todo el mundo es feliz, los malos designios no se han cumplido. Ya se preparan las fiestas, pero MARÍA MANUELA, la madre, muere al cuarto día del fatal alumbramiento, de fiebres puerperales. MARÍA MANUELA será llevada en medio de un cortejo de silencio a enterrar en Granada.
CARLOS (Hijo de FELIPE II y MARÍA MANUELA de Portugal)
Total de piezas: 9
Poco después de la boda de FELIPE II con ISABEL de Valois, CARLOS, hijo de FELIPE II, es reconocido en Toledo como heredero de la corona.
FELIPE, destinado desde la infancia a ser el monarca FELIPE II, es consciente de que su hijo CARLOS, pese a tan grandes defectos como recaen sobre su persona, ha de cumplir en el futuro un papel muy semejante. Poco después de la boda con ISABEL de Valois, el joven príncipe es reconocido en Toledo como heredero de la corona, y la nobleza de España guarda silencio. El rey había intentado retrasar este momento. Si FELIPE II había sido jurado tan sólo un año después de su nacimiento, don CARLOS ha tenido que esperar casi catorce para lograr que se verifique este sencillo ceremonial. El hijo del poderoso gobernante se siente rechazado por su padre, por su rey y por quienes han de ser sus vasallos.
CARLOS, hijo de FELIPE II, cae rodando por unas escaleras y se teme por su vida.
En España, el príncipe CARLOS, siempre separado de su padre FELIPE II, con dieciséis años de edad, es ya un peligroso agitador, sólo disculpado y disculpable en la monarquia de los Austrias por el hecho de su locura. En la fecha, en Alcalá de Henares, cae rodando por unas escaleras y se teme no pueda ser recuperado de sus heridas. FELIPE II celebra hasta medio centenar de consultas médicas. CARLOS ha recibido la extremaunción. El pueblo de Madrid organiza solemnes procesiones, pide a Dios un milagro. Los médicos sangran una y otra vez su cuerpo de adolescente y trepanan su cráneo como último recurso.
CARLOS se recupera y, ya convaleciente, vuelve a ser el niño maniático, colérico y caprichoso que era.
La vida del príncipe CARLOS depende de la voluntad de Dios. Se intercede por mediación de los santos. Fray Diego, cuyos poderes son venerados, es mandado desenterrar, por FELIPE II, del monasterio franciscano en donde se halla, en un acto de espiritualidad romántica y medieval, su cuerpo es depositado junto al cuerpo del joven príncipe. El cadáver logra el milagro con la ayuda de la medicina. Don CARLOS se recupera y, ya convaleciente, vuelve a ser el niño maniático, colérico y caprichoso que afrenta con su conducta la nobleza de las instituciones heredadas desde siglos y la voluntad de su padre el rey. Fray Diego será canonizado.
A FELIPE II le preocupa el problema de su sucesión al trono y al dominio de sus estados.
A FELIPE II lo que realmente le preocupa es el problema de su sucesión al trono y al dominio de sus estados. Su hijo CARLOS cada día está peor. María Tudor no le había dado hijos. Tampoco Isabel parece ser fértil tras casi tres años de vida marital. El rey se acuerda entonces de MAXIMILIANO II, su único aliado en la defensa de las fronteras de Europa. A falta de un primogénito digno, pensará en sus sobrinos. Por otra parte, el rey desconfia de las tendencias protestantes de MAXIMILIANO II. Escribe, pues, a su primo y hace que sus hijos RODOLFO y ERNESTO vengan a España con el pretexto de visitarle. Todo debía ser hecho con naturalidad, de forma que sus deseos no fueran públicos, si él no se veía forzado a llevar a cabo tan resolutiva y dolorosa determinación.
Es este un período de tranquilidad aparente y calma para FELIPE II.
Es este un período de tranquilidad aparente y calma para FELIPE II. SOLIMÁN reagrupa sus fuerzas en el interior de sus dominios. En los Países Bajos se vive un tenso compás de espera. Permanecen en España RODOLFO y ERNESTO, los hijos del emperador MAXIMILIANO II. El príncipe CARLOS se entrega a difundir bulos e infamias contra su padre el rey. Se habla mal de la de Eboli y Ruy Gómez sufre en silencio las murmuraciones al tiempo que le nacen nuevos hijos, y su amigo y compañero de la infancia, FELIPE II, entristece al notar que ISABEL, la reina venida de Francia, se resigna y le resigna a no hallar descendencia.
El desequilibrio mental que sufre el príncipe CARLOS, hijo de FELIPE II, desemboca en una conspiración contra su propio padre
El desequilibrio mental que sufre el príncipe CARLOS, hijo de FELIPE II, desemboca en una disparatada intentona conspiratoria contra su propio padre, que se ve obligado a confinarlo en sus habitaciones, dentro del Alcázar Real de Madrid. (Todavía se sigue discutiendo en cuales fueron realmente las relaciones entre padre e hijo y cuales exactamente las razones del padre para mantener confinado a su hijo).
Muere, en la fecha, en el Alcázar Real de Madrid, el príncipe CARLOS, hijo de FELIPE II.
Muere, en la fecha, en el Alcázar Real de Madrid, el príncipe CARLOS, hijo de FELIPE II cuando éste prepara un dictamen médico y teológico que avale su incapacitación legal. El príncipe, durante su confinamiento, ha descuidado su salud, siempre débil, con una combinación de huelgas de hambre y de radicales remedios de alivio. El gran enemigo político de FELIPE II, Guillermo de Orange, en su «Apología» escrita en 1581, transformará esta tragedia familiar en una venganza del monarca (con envenenamiento incluido) contra la presunta pasión entre madrastra e hijastro; infame versión de la que luego se hará eco la imaginación romántica de Schiller en un drama archipopularizado luego en la famosa ópera de Verdi, miles de veces contemplada por públicos de todo el mundo.
Tras la muerte del príncipe CARLOS, FELIPE II decreta duelo general durante nueve días y luto de un año en toda la corte.
Muchos médicos en estos años todavía diagnostican y tratan las enfermedades desde un punto de vista astrológico. Ello es creído durante mucho tiempo hasta el punto de que, en pleno siglo XVI, cuando se trata de sangrar al príncipe CARLOS, hijo de FELIPE II, algunos médicos se oponen diciendo que la luna por su posición es contraria a tal operación. El problema lo resuelve otro médico diciendo que se cierren los postigos de las ventanas de la habitación y así la luna no se enterará de nada. Tras la muerte del príncipe CARLOS, FELIPE II decreta duelo general durante nueve días y luto de un año en toda la corte. El cuerpo de CARLOS será enterrado en el convento real de las religiosas de Santo Domingo.