SANT JORDI

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DIOCLECIANO da orden de destruir las iglesias y quemar los libros sagrados o bien entregarlos.


En los tres primeros edictos, publicados a partir de esta fecha, por DIOCLECIANO, se da orden de destruir las iglesias y quemar los libros sagrados o bien entregarlos (Quienes los entreguen serán llamados “traditores” -de donde proviene la palabra “traidor”- según el sentido latino de “tradere”, entregar). Sólo en la jurisdicción de CONSTANCIO Cloro -Galia y Bretaña- hay cierta tolerancia. Lo que se pretende por todos los medios, en un primer momento, es hacer apóstatas. Posteriormente, dentro de este siglo IV, los concilios de Elvira (306), Arlés (314), Ancira (314) y Nicea (325) se ocuparán de esta problemática.

El martirio de un tal JORDI no está documentado históricamente. Pero es indiscutible el culto hacia él.


Está históricamente probado que un noble cristiano de Nicomedia saca uno de los edictos de DIOCLECIANO del lugar público en que ha sido colocado y lo hace pedazos. Este cristiano es inmediatamente quemado vivo. Se querrá identificar con un soldado llamado JORDI, pero no existe argumentación sólida que lo pruebe. (Parece que ha sido un tal EUETHIOS, citado en el martirologio siro el 24 de febrero). Sólo es indiscutible el floreciente culto, cien años después, hacia San JORDI. En efecto, durante el siglo IV la veneración al santo se extiende desde Palestina al resto del Imperio Romano de Oriente y en el siglo V su popularidad llega a la parte occidental del imperio.

San Jordi es canonizado por el papa GELASIO I.


El texto más antiguo preservado sobre la vida de Sant Jordi se encuentra en el Acta Sanctórum, identificado por estudiosos como un palimpsesto del siglo V, “lleno de extravagancias y maravillas más allá de cualquier credibilidad”. En efecto, en el 494 san JORDI es canonizado por el papa GELASIO I, que lo incluye junto con “… aquellos cuyos nombres son justamente reverenciados, pero cuyos actos sólo son conocidos por Dios”. Esta afirmación no evitará la creación de diversas historias apócrifas sobre su vida, varias de ellas llenas de milagros. De hecho la incertidumbre del origen de S. Jordi es un estímulo más para la imaginación popular y son muchos los países que se sienten fascinados por la leyenda de un santo al que no sólo se le atribuyen en vida las virtudes más apreciadas de la época, sino que en lugar de limitarse, como en la mayoría de los santos, a hacer supuestos milagros en sus iglesias, sale a los campos de batalla y con su caballo blanco, su refulgente espada su escudo con la roja cruz se coloca al frente de unos ejércitos que ha de conducir invariablemente a la victoria.

Se construye una iglesia en Diospolis (antigua Lydda) en honor de Sant JORDI durante el reinado de Constantino I.


Se tienen noticias a través de relatos de peregrinos de una iglesia construida en Diospolis (la antigua Lydda) en honor de san Jorge durante el reinado de Constantino I. Hacia el año 525, el archidiácono y bibliotecario Teodosio relata que Diospolis era el centro del culto de san Jorge: “Toda Siria venera el gran mártir”. Oriente entero lo venera. Y en el mismo día de primavera. Y no sólo la liturgia oriental escoge, ya desde los inicios del culto, la fecha del 23 de abril, Occidente la emula. Un peregrino anónimo de Piacenza menciona lo mismo hacia el 570. La iglesia será destruida en el 1010 y más tarde reconstruida por los cruzados.

El abad irlandés Adomnanus relata algunas de la leyendas orientales de san Jorge.


Hacia finales del siglo VII, el abad irlandés Adomnanus de la abadía de la isla de Iona, relata algunas de la leyendas orientales de san Jorge recogidas por el obispo galo Arkulf en su peregrinaje a Tierra Santa en el año 680. En los comienzos del Islam, el ídolo cristiano se unió -a través del sincretismo religioso y cultural- con el profeta judío Elías, el predicador judío samaritano Pineas y el santo islámico al-Hadr (‘el verde’, del árabe hadir) para formar una figura religiosa que era y todavía es adorada en las tres grandes religiones monoteístas.

Pedro I proclama a san Jorge patrón de la nobleza aragonesa.


Aunque el culto a Sant Jordi en Catalunya y Aragón, ya está documentado en el siglo X, el patronazgo no se hace efectivo hasta el año 1094. Es en este año, cuando PEDRO I, después de invocar la ayuda de Sant Jordi, vence en Alcoraz (Huesca) a las tropas árabes de Almozaben, a pesar de que estas son mucho más numerosas que las cristianas. Agradecido, el monarca proclama al santo como patrón de la nobleza aragonesa.

Los caballeros catalanes que vuelven de Tierra Santa son los introductores de la devoción a Sant JORDI.


Los caballeros catalanes que vuelven de Tierra Santa son, en el siglo XII, los más probables introductores en los condados de la Marca y Aragón de la devoción a Sant JORDI. Aunque antes entre la nobleza era más popular Sant MARTÍ -recordemos los primeros versos del poema “Canigó” de Jacint Verdaguer- , en la frontera de Aragón y en otros puntos empiezan a levantarse capillas en honor del caballero de Capadocia que libra a una doncella y a su pueblo del dragón que los tenía dominados.

Durante la Tercera Cruzada, la iglesia de san Jorge en Dióspolis es destruida de nuevo por SALADINO.


En el 1191 y durante la Tercera Cruzada (1189-1192), la iglesia construida en Dióspolis en honor de san Jorge, será destruida de nuevo por las fuerzas de SALADINO. Una nueva iglesia será erigida en 1872 y aun se mantiene.

RICARDO I pone a su ejército bajo la protección de S.Jordi.


RICARDO I corazón de León ha estado luchando en la tercera cruzada y considera que sus extraordinarias victorias sobre los sarracenos sólo han sido posibles gracias a la intervención de S.Jordi. Al rescatar su tumba en Lydda hace reconstruir, en acción de gracias, la iglesia que Constantino había levantado en aquel lugar, iglesia que por espacio de tres siglos estuvo bajo el cuidado de los ingleses, hasta el punto de que todas sus reparaciones se realizaron con robles de los bosques de la casa real de Inglaterra. Con el retorno de RICARDO I y sus soldados aumenta considerablemente la popularidad de S.Jordi en Inglaterra y sus legendarias hazañas se ven considerablemente ensalzadas por la credibilidad de la época. RICARDO I pone, en la fecha, a su ejército bajo la protección de S.Jordi adoptando el emblema que quedará incorporado para siempre al estandarte inglés.

El nombre de S.Jordi es introducido en el calendario debido a la devoción hacia este santo .


El nombre de S.Jordi es introducido en el calendario debido a la devoción hacia este santo que se expande por toda Europa. Así es acordado en el Concilio de Oxford celebrado en la fecha, y que ordena se celebre su festividad el 23 de abril de cada año.