Tras la ejecución de los cuatro condes de Castilla a manos de Ordoño II de León, en Castilla se delimitan dos bandos, uno encabezado por el conde Fernando ANSÚREZ, leal al rey y nombrado por éste conde de Castilla, y el otro por Fernán GONZÁLEZ, conde de Lara, adalid del independentismo castellano y en cuya persona cristalizarán, de hecho, las diferencias lingüísticas, jurídicas y sociales de Castilla. El conde de Lara, Fernán GONZÁLEZ, su líder nato, se independiza de facto con respecto al reino de León y toma además el título de conde de Castilla. Así, el primer conde independiente de Castilla es Fernán GONZÁLEZ (930-970). De hecho, su vida es una lucha continua y una sucesión de rebeldías frente a los reyes leoneses, intercaladas con momentos de sumisión obligatoria o de apoyo y alianza interesados. Su política, aunque oscura y difícil de comprender en muchos momentos, parece siempre encaminada a debilitar a sus rivales y a fortalecer a su amada Castilla.

En 946, FERNÁN GONZÁLEZ y DIEGO MUÑOZ están ya libres y repuestos en sus condados, siendo a partir de entonces FERNÁN GONZÁLEZ el único en usar el título de Conde de Castilla. Para fortalecer los lazos del castellano con León, RAMIRO II le vincula a su familia casando a ORDOÑO III, su hijo mayor, con Urraca, hija de FERNÁN GONZÁLEZ. FERNANDO ANSÚREZ queda desposeído del título de Conde de Castilla y este condado permanecerá ya definitivamente en posesión de FERNÁN GONZÁLEZ.

Con el ejército musulmán y ayudado por los condes VELA y ANSÚREZ, SANCHO I el Craso se dirige contra ORDOÑO IV en tanto las tropas pamplonesas entran en Castilla. Es conquistada Zamora y el ejército de SANCHO I se dirige hacia la capital. En el transcurso de la lucha es decisiva la ayuda de los señores gallegos que, en esta ocasión, se ponen al lado de SANCHO, tal vez porque ORDOÑO IV ha resultado ser un señor aún peor que éste.