PRIM, descontento de la política que sigue ESPARTERO como regente, a pesar de que en su momento lo ha votado, se añade al movimiento antiesparterista. En 1843 y en su Reus natal, PRIM, juntamente con Milans del Bosch, se pronuncia contra el Regente de España, Baldomero ESPARTERO, Duque de la Victoria. PRIM se ha enemistado con ESPARTERO y su gobierno a los que acusa de favorecer los tejidos ingleses con el fin de arruinar la industria textil catalana y tener más sometido el territorio catalán.

El ambiente que tendrá que soportar ISABEL II la hará ser de una carácter impulsivo y desigual. Su temperamento enérgico le dará muchos disgustos, a pesar de su simpatía personal, de su carácter y de su inagotable caridad. Personalmente, es muy popular y el pueblo la quiere. Si bien comete errores, no le serán imputados en absoluto a ella, sino a las camarillas que la rodean, más atentas a su propio medro que al bien del país. Vista la inestabilidad politica y la sucesión de regentes (María Cristina y Espartero), es adelantada a los trece años -en la fecha- la mayoría de edad de Isabel II para poder ser jurada reina de España. Maniobra sin duda anticonstitucional, pero en boga en la época. Isabel II es utilizada por los moderados contra los progresistas. Políticamente, ISABEL II falsea el sistema constitucional al favorecer exclusivamente a los moderados, que ocuparán el poder desde 1844 a 1854. El moderado González Bravo es nombrado jefe de gobierno. Por otra parte, en el reinado de ISABEL II, se abandonará para la bandera de la patria el color blanco de su dinastía aceptando la bandera rojigualda que persiste en la actualidad (2015) (A excepción de la etapa en la que fue implantada la bandera tricolor de la Segunda República Española, de 1931 a 1939).

Salustiano de Olézaga sustituye a Joaquín María López como presidente del Gobierno en Madrid.

Salustiano Olózaga, presidente del gobierno de Madrid, presenta ala reina Isabel II tres decretos para firmar; dos son irrelevantes, el otro es la disolución de las Cortes. La inexperta jovencita firma, pero más tarde la marquesa de Santa Cruz la sobresaltará. Isabel afirmará, para desdecirse, que Olózaga la había impedido salir de la habitación, corriendo el cerrojo (que no existe) y agarrándole la mano. Olózaga presentará su dimisión, diciendo: «La reina puede destituirme, pero no deshonrarme». Y siempre será un feroz enemigo de Isabel II.

MARÍA CRISTINA que, desde París, y con el apoyo de Luis Felipe, ha intrigado sin descanso contra ESPARTERO, regresa a España haciendo su entrada en Madrid, en la fecha, pocos meses después de haber sido jurado reina su hija ISABEL. Durante los primeros años del reinado de su primogénita, MARÍA CRISTINA intervendrá activamente en los asuntos de gobierno.

El gobierno moderado de LUIS GONZÁLEZ BRAVO dicta, en la fecha, un Real Decreto que crea la Guardia Civil. Se la define como fuerza armada de infantería y caballería dependiente del ministerio de la Gobernación destinada a velar por la seguridad.

Al alcanzar la mayoría de edad ISABEL II en 1844, NARVÁEZ es nombrado presidente del gobierno (3/5/1844-12/2/1846) -con lo que se inicia la “década moderada”-, ejerciendo de árbitro entre el marqués de Vilumá, ministro de Estado, partidario de una carta otorgada, y de los ministros de Gobernación y Hacienda, el marqués de Pidal y Alejandro Mon, respectivamente, partidarios de refomar a través de las Cortes la Constitución del 37. Finalmente se inclina del lado de estos últimos, convirtiéndose en uno de los impulsores de la Constitución de 1845. El 18 de noviembre de 1845 Isabel II premiará su lealtad concediéndole el Ducado de Valencia con grandeza de España.

Los límites del poder colonial español en Marruecos se fijan en el acuerdo de Tánger del (24/8/1844) y en el Convenio de Larache del (6/5/1845).

La situación en el norte de África, en lo concerniente a las plazas de soberanía española, era de tirantez con la dinastía serifiana de los ‘alawíes, dominante desde el s. XVII en parte de Marruecos. La tirantez era provocada también por los intereses comerciales de Gran Bretaña y otras potencias europeas, especialmente Francia, que se disputaban el dominio del norte africano. El Gobierno español pensó en un momento (1825) vender sus posesiones en Ceuta y Melilla, pero se abstuvo y llegó a un arreglo con los sultanes en la cuestión de límites (acuerdo de Tánger de 25/8/1844 y convenio de Larache de 6/5/1845).

En su primer servicio realizado, la recién creada Guardia Civil frustra el asalto a una diligencia en Navalcarnero.