Para evitar el doble ataque a que es sometido, SANCHO VII, rey de Navarra, pide una tregua al rey aragonés, PEDRO II, a quien ofrece la mano de su hermana. La tregua se acepta, pero la boda no podrá celebrarse ya que el papa la prohíbe por el grado de parentesco entre ambos novios, mediante bula de 11 de febrero de 1199. Con ello, el posible acuerdo entre Navarra y Aragón se viene abajo.

ALFONSO VIII, sin hacer caso de la tregua existente, y sin contar con la alianza de Aragón, decide, por su cuenta, resolver, de una vez por todas y en su favor, el largo pleito castellano-navarro acerca de Vasconia. No se da otra operación digna de este nombre que el asedio y conquista de Vitoria, que rendida al cabo de unos meses, es incorporada a Castilla junto con Guipúzcoa que lo hace por el camino del pacto. La intervención del señor de Vizcaya, DIEGO LÓPEZ de Haro, en esta guerra, es tan considerable que cuando la victoria se consuma, ALFONSO VIII le otorga el gobierno de Álava y Guipúzcoa. El rey castellano da por terminada su acción bélica contra Navarra. Sus actividades posteriores en aquella zona se encaminarán a repoblar con castellanos los territorios recien anexionados a su reino. Mientras todo esto ocurre, SANCHO VII el Fuerte se encuentra en al-Ándalus intentando conseguir ayuda económica de los almohades.

SANCHO VII el Fuerte, rey de Navarra, regresa en la fecha de al-Ándalus a Pamplona. A SANCHO VII no le queda más remedio que ceder a Castilla el resto del territorio alavés que tiene bajo su dominio ya que, en su ausencia, Castilla ha ocupado para sí el resto del territorio alavés. Sin embargo, la unión definitiva de estas tierras con Castilla habrá de esperar a 1334.

A partir de 1206 se ha producido un nuevo acercamiento entre ALFONSO VIII de Castilla y SANCHO VII el Fuerte de Navarra. Las conversaciones se desarrollan en Guadalajara con éxito final, que se traduce en un tratado de paz entre Castilla y Navarra que se firma en la fecha. ALFONSO da también su palabra de que influirá en PEDRO II de Aragón para que éste también pacte con el navarro.

PEDRO II de Aragón, de acuerdo con los aires de cruzada y los deseos de unidad cristiana frente a los musulmanes, se reúne en Monteagudo (Navarra) con SANCHO VII el Fuerte de Navarra y los dos llegan a la decisión de finalizar las hostilidades y prestarse mutua ayuda.

Las desavenencias con Castilla no impiden que, por motivos religiosos, las fuerzas de SANCHO VII de Navarra tomen parte en la batalla de las Navas de forma decisiva. Al ser las primeras que rompen la defensa de la guardia personal de “Miramamolín”, formada por negros encadenados, le harán pasar a la historia con el sobrenombre de el Fuerte e introducirá aquellas cadenas en el escudo de Navarra.

La imposibilidad de extender Navarra por su situación geográfica, hace que SANCHO VII preste gran interés a los asuntos internos, sin descuidar sus finanzas ya que, un tanto misteriosamente, goza de una enorme fortuna y puede actuar como una especie de banquero de reyes. SANCHO VII concede un gran número de fueros, otorga numerosas cartas-puebla y en 1219, funda Viana. Las posibilidades financieras de que dispone el rey parece ser que provienen del botín alcanzado en las Batalla de las Navas.

El rey de Navarra SANCHO VII, retirado en Tudela viejo y sin hijos, concibe, como medio de prever el expansionismo de FERNANDO III, rey de Castilla y León, su proyecto de incorporación del reino navarro al conjunto de estados de la Corona de Aragón. Por eso, coincidiendo en sus deseos, se reúnen en Tudela, en la fecha, SANCHO VII de Navarra y JAIME I de Aragón y acuerdan su muto prohijamiento (adopción) y la designación recíproca como herederos de sus reinos. Se conoce como el Tratado de Tudela y la firma del mismo representa prácticamente la entrega de Navarra en herencia a JAIME I. La diferencia de edad entre ambos monarcas, SANCHO tiene 78 años y no tiene ningún descendiente directo y JAIME I 24, así lo evidencia. SANCHO VII quiere que el rey aragonés le ayude a defenderse contra una inminente invasión castellana. Finalmente, sin embargo, este pacto no se llegará a concretar nunca, a causa de la firme oposición de Castilla, de Francia, de la Santa Sede y de una buena parte de los mismos navarros.

SANCHO VII el Fuerte, rey de Navarra, muere en la fecha, en Tudela.