Nace en la casa solariega de Loyola, en el año de la fecha, ÍÑIGO o IGNACIO, el que llegará a ser S.IGNACIO de Loyola. Su padre D.Beltrán Yáñez de Oñaz y Loyola, y su madre Dña.María Sáenz de Balda, son representantes ambos de los más próceres linajes del país. IGNACIO es educado conforme al espíritu del mundo, según las costumbres de este tiempo y aprende a leer y a escribir y, muy por encima, a contar. Oirá hablar en su casa, sobre todo, de guerras y venganzas, ya que toda la familia es militar y cuatro de sus siete hermanos varones son también soldados, dos de ellos morirán en la campaña de Nápoles.

IGNACIO de Loyola sigue una formación militar en Arévalo y, como caballero del Duque de Nájera, Virrey de Navarra, defiende el castillo de la plaza fuerte de Pamplona y, en la fecha, lunes de Pascua de Pentecostés, es herido en la pierna por una bala de la artillería francesa. Durante su convalecencia en Loyola, leyendo ocasionalmente la Vida de Cristo y de los Santos, dejará de ser el militar desgarrado y pundonoroso para convertirse en un atleta del espíritu.

IGNACIO de Loyola se encuentra en Montserrat a donde se ha dirigido al salir de Loyola. Las intenciones que trae el santo a Montserrat son las de dejar las armas del mundo y “vestirse las de Jesucristo” y para eso quiere hacer una vela ritual y solemne, que exige otros preparativos. Si la ley de los caballeros impone la confesión y comunión antes de vestir las armas materiales, ¿qué no hará falta para vestir las de Jesucristo?. Después de hacer oración y de ponerse de acuerdo con el confesor, hace confesión general por escrito, y la confesión dura tres días. Se desprende de la espada y la daga y las ofrece a la Virgen, regala el caballo al monasterio y después de comulgar, se siente dispuesto a hacer la vela ritual de las nuevas armas. Antes, da sus ricos vestidos a un pobre y se viste la túnica de saco. A punta de alba del día 25, sale IGNACIO de Montserrat dirigiéndose a Manresa.

IGNACIO de Loyola, en Manresa, escribe una especie de manual, los Ejercicios EspirituaÍes, para llevar a las almas a Dios. Según los planes de IGNACIO su estancia en Manresa había de durar poco días, pero se prolongará durante diez meses, debido a la peste y el hambre de Barcelona, lugar hacia donde quiere dirigirse.

IGNACIO, en la fecha, abandona la cueva de Manresa junto al río Cardener y se dirige a Barcelona desde donde embarca hacia Roma, y de allí, después de unos quince días, logrará embarcarse hacia Jerusalén, donde llegará el 4/9/1523. Pero no será posible que su estancia se prolongue en Jerusalén ya que se le obligará a marchar debido al gran peligro que correrá de quedarse allí. IGNACIO regresará a Barcelona donde estudiará gramática latina. Luego marchará a Alcalá y de allí a Salamanca.

IGNACIO de Loyola, después de pasar unos días en Barcelona, marcha a París, donde llega el día de la fecha. Tiene ya más de treinta años cuando inicia en París los estudios de Humanidades y de Filosofía. Vivirá pidiendo limosna, algo que es para él la mayor de las mortificaciones.

IGNACIO de Loyola en París hace amistad con varios estudiantes españoles: Diego Laínez, Francisco JAVIER, Nicolás Bobadilla, Alfonso Salmerón; un portugués, Simón Rodríguez; y un saboyano, Pierre Le Fèvre.

IGNACIO de Loyola y su grupo de amigos empiezan a prepararse para el sacerdocio y el día de la Asunción de Nuestra Señora, en la fecha, en una capilla de Montmartre (París), prometen con votos solemnes renunciar a todos su bienes e ir a Roma para pedir al Papa que les autorice a ir a Jerusalén para predicar el Evangelio; si esto resultara ser imposible, se pondrían a disposición del Santo Padre y harían lo que les ordenase.

IGNACIO de Loyola y sus amigos llegan a Roma. Son recibidos por el Papa PABLO III en varias ocasiones y en alguna de ellas se sientan a su mesa para discutir con sus más experimentados teólogos, quedando claro para el Papa que son combativos, hábiles dialécticamente y de segura doctrina teológica. Tienen mentes agudas y son elocuentes y brillantes. Son como militares, resueltos y disciplinados. El Padre IGNACIO no tardará mucho en pedir permiso al Papa para fundar una nueva orden, pero con unas características muy particulares. La fórmula que IGNACIO presentará al papa, conocida con el nombre de “Constituciones”, no sufrirá modificación sustancial después de su muerte y seguirá siendo la regla por la que se regirá la Compañía.

Se aprueban los estatutos que Ignacio de Loyola había presentado al papa Paulo III para la fundación de la Compañía de Jesús.