Francisco de Foix (Febo), hijo del príncipe Gastón V, es coronado rey de Navarra. Su reinado sólo durará cuatro años.
NAVARRA (1516-1982)
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El ejército francés ataca Navarra y sin casi resistencia llega hasta Pamplona que le abre sus puertas.
FRANCISCO I de Francia envidioso de la situación adquirida por CARLOS I, con el pretexto de ayudar a su pariente ENRIQUE de Albret en sus pretensiones a la corona de Navarra, aprovechando la inestabilidad interna de España, sumida en sublevaciones en el centro y este de su territorio, en mayo de 1521 envía el ejército francés que ataca Navarra. Casi sin encontrar resistencia llega hasta Pamplona, que le abre sus puertas, y Estella, que también capitula. Tudela es asimismo tomada por los franceses. Sin embargo, el ataque se ha demorado demasiado, cuando en abril los comuneros ya han sido aplastados por las tropas reales. Además, en vez de consolidar la victoria, el ejército navarro-gascón quiere entrar en Logroño sitiándolo, lo que hace que el ejército castellano se reorganice con tres cuerpos de ejército. Los españoles se hacen fuertes en Logroño y desde allí inician una contraofensiva rápida. El general francés LESPARRE sufre una derrota total en Quiró, cerca de Pamplona. En pocos días el ejército español rechaza al enemigo pero no puede impedir la toma de Fuenterrabía y ser batidas en el norte, en Valenciennes y en Mézieres.
IGNACIO de Loyola, es herido. Durante la convalecencia en Loyola, se convierte en un atleta del espíritu.
IGNACIO de Loyola sigue una formación militar en Arévalo y, como caballero del Duque de Nájera, Virrey de Navarra, defiende el castillo de la plaza fuerte de Pamplona y, en la fecha, lunes de Pascua de Pentecostés, es herido en la pierna por una bala de la artillería francesa. Durante su convalecencia en Loyola, leyendo ocasionalmente la Vida de Cristo y de los Santos, dejará de ser el militar desgarrado y pundonoroso para convertirse en un atleta del espíritu.
Francisco I de Francia, ensoberbecido por su victoria de Marignano no permanece inactivo ante Carlos I.
El joven FRANCISCO I, tan ambicioso como ensoberbecido por su victoria de Marignano y consciente de los peligros del cerco que para Francia representa el Imperio de CARLOS I, no permanece inactivo: Trata de provocar conflictos en los dominios imperiales, en los Países Bajos, en Gante, en Lieja; incita a la desobediencia a los vasallos del emperador, como el duque de Gueldres y Roberto de la Marck, y anima al rey de Navarra, Enrique de Albret, a extenderse hacia España. Los dos rivales buscan aliados: el más cortejado es el rey Enrique VIII de Inglaterra, marido de Catalina de Aragón, tía de CARLOS I.
En diciembre de 1523 y marzo de 1524, CARLOS I decreta un perdón para los sublevados en Navarra.
En diciembre de 1523, CARLOS I decreta un perdón para los sublevados en Navarra, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza. Para conseguir la caída de Fuenterrabía en marzo de 1524, el emperador decreta un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le preste juramento de fidelidad. Así terminarán los intentos por recobrar la independencia de la Alta Navarra. Desde ese momento la actual Navarra peninsular quedará integrada en la Monarquía Hispánica, no presentando inestabilidad de calado y permaneciendo con la corona castellana cuando hacia 1640 el sistema territorial de la monarquía de los Austrias entra en crisis con la separación de Portugal y la revuelta de Catalunya. Pese a todo, y de manera paulatina, conforme la rivalidad franco-española se traslade a otros ámbitos, Navarra se convertirá en un reino olvidado y cada vez más marginado de los focos de poder político y económico. La dinastía Habsburgo establecerá en Pamplona la figura de un virrey, permaneciendo con gran actividad las cortes del reino.
Sólo la defensa de la frontera pirenaica es considerada en España como absolutamente propia.
En España -ante todo, en Castilla- la política imperial no va a interesar especialmente porque se da preferencia a otros objetivos, como son los africanos y antiturcos. Sólo la defensa de la frontera pirenaica, donde los franceses no se resignan a la pérdida de Navarra, podrá llegar a ser considerada como absolutamente propia frente a otra guerras del Emperador.
ENRIQUE, tercer hijo de Antonio de Borbón y Juana de Albret de Navarra acaudilla el partido hugonote.
Las revueltas religiosas continúan en suelo francés. Las bandas armadas recorren aldeas, burgos y ciudades, sucediéndose los atropellos, saqueos, crímenes y violaciones. En 1570, se firma la Paz de St Germain con la que se pretende alcanzar la reconciliación entre católicos y hugonotes, concediendo a estos el libre ejercicio de su religión y como plazas de seguridad determinadas ciudades, por ejemplo, La Rochela. Por otra parte, el duque ENRIQUE de Navarra, tercer hijo del fallecido ANTONIO de Borbón y JUANA de Albret de Navarra acaudilla el partido hugonote durante las guerras religiosas. Para frenar la iniciativa protestante, se ofrece en matrimonio al líder hugonote (calvinista), la mano de Margarita de Valois -la famosa reina Margot-, hermana del rey CARLOS IX.
ENRIQUE III de Navarra se convierte oficialmente al catolicismo para poder salvar la vida.
ENRIQUE III de Navarra se convierte oficialmente al catolicismo para poder salvar la vida y seguir en la corte francesa.
Enrique III de Navarra declara de nuevo su profesión de fe calvinista.
ENRIQUE III de Navarra, a finales de ese año consigue escapar de la corte de francesa y, declarando de nuevo su profesión de fe calvinista, se pone al frente del ejército protestante.
El protestante Enrique III de Navarra se convierte en heredero del trono de Francia.
El último hermano y heredero de Enrique III de Francia, FRANCISCO de Alençon, muere en 1584 por lo que el protestante ENRIQUE de Navarra, descendiente de Luis IX y dirigente de los hugonotes, pasa a ser el heredero del trono, toda vez que la ley sálica imperante en Francia le coloca como primero en la línea de sucesión. Rechazado por la perspectiva de ser un rey herético, algunos de los miembros del partido católico conspiran para impedir esta sucesión mediante la sustitución del rey ENRIQUE III por ENRIQUE I de Guisa, católico dirigente de la Liga Santa.