Emilio CASTELAR y Ripoll se traslada a Madrid en 1848 y se matricula en la Facultad de Derecho. Dos años más tarde obtiene una plaza pensionada en la Escuela Normal de Filosofía, lo que le permite -con gran orgullo por su parte- atender a su manutención y a la de su familia. Comienza así su función docente, como profesor auxiliar de Literatura Latina y Griega, y de Literatura Universal y Española. Entre 1853 y 1854 obtendrá el grado de Doctor con una tesis titulada Lucano: su vida, su genio, su poema. Los años universitarios de Emilio CASTELAR constituyen el esbozo de su actividad oratoria y periodística. Cuenta con el apoyo de un familiar suyo, el conocido orador Antonio Aparisi y Guijarro, de tendencia conservadora, razón por la que, años después, se enemistará de él. Hay que recordar, además, que entre los condiscípulos de Castelar habrá eminentes oradores y políticos: citemos, entre otros, a Antonio Cánovas y Francisco de Paula Canalejas. Con apenas veinte años, Castelar es un joven que -según sus propias palabras- profesa un exaltado amor a la libertad (sin duda, herencia paterna) junto con un exacerbado misticismo, producto de la estricta educación religiosa que le ha inculcado su madre.
EMILIO CASTELAR Y RIPOLL (Cuarto y último Presidente de la 1ª República española) (7/9/1873-3/1/1874)
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Emilio Castelar y Ripoll fue un político, historiador, periodista y escritor español, presidente del Poder Ejecutivo de la Primera República española.
Histórica primera intervención de CASTELAR al discutir sobre el Manifiesto del partido demócrata.
Tras la Revolución de Vicálvaro (1854), y con objeto de replicar al Manifiesto de la Unión Liberal, el partido demócrata organiza una reunión en el Teatro de Oriente madrileño el 25 de Septiembre de 1854, en el que se da a conocer su propio Manifiesto. El Manifiesto del partido demócrata contiene una serie de peticiones consideradas como revolucionarias (igualdad de derechos y deberes para todos los ciudadanos, obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza, desamortización civil y eclesiástica). Las propuestas se discuten acaloradamente, hasta que un joven de? veintidós años, desconocido, pide la palabra y, tras presentarse como Emilio CASTELAR, comienza así su intervención: «¿Queréis saber lo que es la democracia? […] Voy a defender las ideas democráticas si deseáis oírlas. Estas ideas no pertenecen ni a los partidos ni a los hombres; pertenecen a la humanidad. Basadas en la razón, son como la verdad, absoluta, y como las leyes de Dios, universales». Podríamos decir que con esta intervención comienza la «biografía oficial» de Emilio CASTELAR.
En 1855 aparece la primera novela de Castelar, «Ernesto», con ciertos rasgos autobiográficos.
CASTELAR -que sigue dedicado a la docencia en la Universidad- no logra entonces el número de votos suficientes para ser Diputado, pero en cambio acrecienta su popularidad colaborando en periódicos: ese mismo año comienza como redactor en El Tribuno del Pueblo y en 1855, en La Soberanía Nacional. En 1855 aparece su primera novela, Ernesto, con ciertos rasgos autobiográficos, y al año siguiente, otra más, de carácter histórico: Alfonso el Sabio. El Bienio Progresista favorece una mayor libertad de expresión en la prensa: Castelar escribe en el recién fundado La Discusión, periódico de corte demócrata, entre 1856 y 1864.
Emilio CASTELAR oposita a una Cátedra de Historia Crítica y Filosófica de España en la Universidad Central.
En febrero de 1857, Emilio CASTELAR oposita a una Cátedra de Historia Crítica y Filosófica de España en la Universidad Central de Madrid, que obtiene por unanimidad. Su docencia se extiende también al Ateneo, donde ante un público más heterogéneo, desarrolla un ciclo de conferencias bajo el título de Historia de la civilización en los primeros cinco siglos del Cristianismo. Este año termina con dos acontecimientos trascendentales en su vida, aunque de signo bien distinto: de un lado, la publicación de su ensayo “La fórmula del progreso”, donde resume algunos principios que configuran su ideal de la democracia y que suscita una fuerte polémica; de otro, el fallecimiento de su madre, circunstancia que le aparta de la vida pública durante algún tiempo.
Castelar critica duramente y ridiculiza las «donaciones» económicas que ha hecho Isabel II.
En enero de 1860, Emilio CASTELAR ha reanudado sus lecciones en el Ateneo madrileño. En esta ocasión ataca duramente la actuación del Gobierno, sobre todo, a partir de 1864, el encabezado por Narváez. En 1862 ha publicado La Hermana de la Caridad. También en 1864 ha fundado y dirige el periódico «La Democracia», cuyos artículos son multados y censurados continuamente. Uno de los que provoca mayor escándalo es el titulado «El rasgo», aparecido el 24 de febrero de 1865, en el que Castelar critica duramente y ridiculiza las «donaciones» económicas que ha hecho Isabel II. Ante la catastrófica situación económica de España, la reina decide ceder al estado, para su venta, una parte de los bienes patrimoniales de la realeza. Emilio CASTELAR no está de acuerdo con esta medida, y para mostrar su oposición publica el mencionado artículo, en el que expresa su disconformidad ya que, dice, que se trata de una apropiación de los bienes de la nación que son inalienables.
Tiene lugar la trágica «Noche de San Daniel» en la que se producen nueve muertos y más de 100 heridos.
Tras la publicación de «El Rasgo» y acusado de haber participado en revueltas universitarias, Alcalá Galiano, ministro de fomento del Gobierno de Narváez destituye a CASTELAR de su Cátedra de Historia de España de la Universidad Central de Madrid, así como al rector de dicho centro Pérez Montalbán. El apoyo de sus alumnos y de sus propios colegas culmina con unas manifestaciones estudiantiles que, duramente reprimidas por el ejército, se saldan con nueve muertos y más de cien heridos: es la trágicamente célebre «Noche de San Daniel» (el 10 de abril de 1865). Como resultado, Alcalá Galiano morirá fulminado por una apoplejía; los catedráticos de la Universidad Central dimitirán para no tener que sustituir a CASTELAR, y NARVÁEZ abandonará el Gobierno. O’ Donnell, su sucesor, restituirá a CASTELAR en su Cátedra y acallará las polémicas suscitadas por sus artículos. CASTELAR, fortalecido, se muestra cada vez más combativo y participará en los pronunciamientos progresistas de enero y junio de 1866. Salvará su vida gracias al apoyo de Carolina Coronado y -paradójicamente- de la misma Reina, Isabel II. Pero será condenado a garrote vil y tendrá que huir de España.
Emilio CASTELAR tiene que huir a Francia de donde regresará al triunfar la «Gloriosa».
Emilio CASTELAR, nacido en Cádiz, quizá sea el más celebre orador español de los últimos siglos. Abogado, catedrático de la universidad de Madrid. Periodista de fuste, escribe en varias revistas y funda «La Democracia», portavoz de sus ideas republicanas. Tiene que huir a Francia de donde regresará al triunfar la «Gloriosa». Emilio CASTELAR, será diputado desde 1868.
Emilio CASTELAR reconoce que la república ha llegado a España gracias a debilidad de la monarquía.
Emilio CASTELAR, es diputado desde 1868. Nacido en Cádiz, quizá sea el más celebre orador español de los últimos siglos. Abogado, fue catedrático de la universidad de Madrid. Periodista de fuste, escribió en varias revistas y fundó «La Democracia», portavoz de sus ideas republicanas. Tuvo que huir a Francia de donde regresó al triunfar la «Gloriosa». Emilio CASTELAR reconoce, el mismo 11 de febrero, que la república no ha llegado a España gracias a la presión, a la fuerza de sus partidarios, sino como consecuencia de la debilidad y el colapso de la monarquía: Nadie ha destruido la monarquía en España, nadie la ha matado; la monarquía ha muerto por una descomposición interior.
Por iniciativa de Emilio Castelar y Ripoll se crea en Roma la Academia Español de Bellas Artes.
Por iniciativa de Emilio Castelar y Ripoll se crea en Roma la Academia Español de Bellas Artes.
En España, comienzan los debates parlamentarios sobre el proyecto de constitución republicana.
En España, comienzan los debates parlamentarios sobre el proyecto de constitución republicana que una comisión encabezada por CASTELAR ha elaborado semanas antes. La guerra cantonal y la clausura de las Cortes, en septiembre, impediran que se apruebe y por ello, nunca llegará a entrar en vigor.