GUERRA ENTRE ESPAÑA Y FRANCIA (1635-1659)

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La guerra entre España y Francia (1635-1659), acaba con la Paz de los Pirineos.


Agotada España tras la derrota en la batalla de las Dunas de Nieuport (1658), ganada por los Holandeses, de la que resulta la pérdida de Dunkerque que queda en poder de los ingleses, Francia aprovecha la ocasión para hacer realidad su viejo sueño de lograr que los Pirineos sean su frontera natural al sur del país. Así, la guerra entre España y Francia (1635-1659), acaba con la Paz de los Pirineos, tratado firmado, en la fecha, en la isla de los Faisanes, pequeño islote en el Bidasoa, por el cardenal MAZZARINO, en nombre de LUIS XIV de Francia y por LUIS Menéndez de Haro en representación de FELIPE IV de España. Por este Tratado, Francia consigue diversas plazas de Artois y de Flandes en el norte al mismo tiempo que recupera otras de Italia. Las ambiciones de los Habsburgo han sido bloqueadas y Francia sale de la guerra como la gran vencedora. Se culminan, así, las negociaciones iniciadas con la Paz de Westfalia (1648), en las cuales el territorio catalán fue siempre elemento de cambio dentro de una paz general. Por otro lado, se acuerda el matrimonio entre LUIS XIV de Francia y MARÍA TERESA, la hija de FELIPE IV de España.

Para Catalunya, la Paz de los Pirineos significa, indirectamente, el fin de la Guerra dels Segadors


Para Catalunya, la Paz de los Pirineos (7/11) significa, indirectamente, el fin de la Guerra dels Segadors (1640-1652) con la pérdida del condado del Rosellón (con el Conflent, el Vallespir y el Capcir) y la parte oriental de la Cerdanya, que pasan a soberanía francesa. Por su parte, LUIS XIV renuncia a sus derechos legítimos sobre la Baja Navarra. FELIPE IV de Castilla al firmar este Tratado, ni consulta a Les Corts Catalanes, ni a los afectados, ni tiene en cuenta las Constituciones de Catalunya, ni la unidad idiomática. Las instituciones catalanas no serán informadas oficialmente del contenido de esta Tratado hasta 1702. Los naturales de los lugares cedidos conspirarán durante años para dejar el dominio francés y las autoridades catalanas se resistirán a aceptar la partición.

Catalunya queda exhausta y la monarquía hispánica evidencia una profunda crisis económica.


Acabada la Guerra dels Segadors, Catalunya queda exhausta. Los hechos bélicos y la peste de 1650-1652 dejan diezmadas a la población y a la economía. El Tratado de los Pirineos ha significado una importante pérdida territorial y demográfica (Perpinyà era la segunda localidad del Principado). FELIPE IV, de otro lado, se ha reservado el derecho de elaborar las listas de insaculación, por lo que las instituciones quedan controladas desde entonces por personas fieles a la monarquia. No obstante, también la monarquía hispánica en su conjunto evidencia una profunda crisis económica, fiscal y política. Por eso comienza una época que algunos historiadores han denominado neoforalismo, ya que se caracterizará por la falta de presiones políticas centralizadoras.

La Paz de los Pirineos, es completada por el Tratado de Llivia. Delimitación de la nueva frontera.


La conferencia de Ceret y el Tratado de Llívia, en la fecha, delimitaran la nueva frontera entre España y Francia que no se consolidará definitivamente hasta los tratados de Bayona (1866 y 1868). A pesar de la “Paz de los Pirineos” la hostilidad con Francia será una constante. El Tratado de Llivia firmado en la población de este nombre entre la monarquía hispánica y la francesa, establece que concretamente 33 pueblos del valle de Querol y del sector hasta el Capcir -exceptuando Llivia- pasan a manos francesas, ejecutándose así la pérdida definitiva, por el Principado de Catalunya, de la parte oriental de la Cerdanya. Una vez concretados los 33 “pobles” de la Alta Cerdanya que habían de ser cedidos a Francia. Llívia queda bajo soberanía española por su condición de “vila” (Población que sin tener el título de ciudad, tiene algunos privilegios que le distingue de los pueblos).