Pero el caso de Verdaguer ha despertado una gran solidaridad y hay mucha gente dispuesta a ayudarlo. En el mes de octubre un grupo de psiquiatras muy prestigiosos, encabezados por Joan Giner i Partagàs, decano de la Facultad de medicina de la Universidad de Barcelona, lo examinan y elaboran, en la fecha, un contradictamen (el conocido «Dictamen pericial») que concluye diciendo que no se advierte en la mente de Jacinto Verdaguer ningún indicio frenopático. Pero el soporte moral no da de comer y los acreedores no le perdonan sus deudas y a falta de bienes le embargan los derechos de autor, el último recurso al cual tiene acceso merced a los nuevos libros que ha escrito: «Sant Francesc» y «Flors del Calvari». Estos libros son reflejos perfectos del estado de ánimo y de la resignación del autor delante del escarnio que padece. El conflicto con el obispo se mantiene. Morgades exige la sumisión pura y simple y el retorno a Vic; Verdaguer exige la licencia para decir misa y la permanencia en Barcelona.

Verdaguer ha pasado estos dos últimos años en la pobreza total y bajo la presión de ver que su salud mental y moral es puesta en duda, pero no claudica. Verdaguer decide reemprender sus artículos en la prensa. Ahora una segunda serie bajo el epígrafe: «Un sacerdote perseguido». En la fecha, aparece el primero también en La Publicidad. Se publicarán veintiseis hasta el mes de noviembre, sin cambios aparentes en la actitud de Verdaguer y del obispo.

Verdaguer cansado del esfuerzo y de la tensión, pide la intercesión de los padres agustinos del Escorial, donde tiene algunos amigos. Inesperadamente, la nueva vía da resultados. A través del obispo de Madrid, y con la intercesión del nuncio de Roma, finalmente Morgades acepta levantar la suspensión de las licencias sacerdotales y permitir la estancia de Verdaguer en Barcelona siempre que firme una retractación pública de su insubordinación.

Verdaguer firma, en la fecha, la retractación que le ha puesto como condición el obispo de Vic, Morgades.

El 11 de febrero aparece el decreto que levanta el castigo a Jacinto Verdaguer, de acuerdo con las últimas conversaciones. El sacerdote puede decir misa de nuevo. Una vez pactado el retorno a Barcelona, el obispo Catalá le hace un lugar en la iglesia de Betlem, situada enfrente del palacio de los Comillas, en la otra acera de la Rambla, donde recupera una relativa normalidad. Se dedica a asistir entierros, que le sirven para tener un sueldo y una situación estable. Pero ya es viejo y se encuentra agotado.

Se estrena en el Liceo de Barcelona la ópera «Los Pirineos», con música de Felip Pedrell, basada en el poema «Canigó» de Mossén Cinto Verdaguer

A principios de abril, los médicos diagnostican a Jacint Verdaguer una tuberculosis incurable.

Mossèn Cinto se traslada a pie desde Barcelona, dónde vive, a Villa Joana, la finca de Vallvidrera, un caserío rodeado de bosque dónde espera hacer una convalecencia. Este día cumple 57 años. A partir de este momento se desencadenan una serie de episodios lamentables entre amigos y familiares por las últimas voluntades testamentarias del moribundo. El testamento de Mossèn Cinto será modificado a última hora en beneficio de la familia Duran y en contra de los intereses de la familia legítima. La izquierda política lo interpretará como la mejor prueba de que el poeta no se ha retractado de nada en su enfrentamiento con la jerarquía eclesiástica, parientes, viejos amigos y protectores.

Después de varios meses de cruel enfermedad, fallece, en Vallvidrera (Barcelona), mossèn Jacint Verdaguer i Santaló. Su cuerpo queda depositado en el Salón de Ciento del Ayuntamiento de Barcelona convertido en capilla ardiente.

El 13 de junio es enterrado Mossèn Cinto. El entierro se efectúa con los máximos honores ciudadanos posibles, que son los que se dan a los alcaldes muertos en ejercicio. La mayoría de ?establecimientos de Barcelona cerrarán en señal de duelo y serán miles y miles los catalanes que llenarán las calles. Mossèn Cinto quedará enterrado en Montjuïc. Principales obras de Cinto Verdaguer: ‘Idil•is i Cants místics’ (1879), ‘Montserrat’ (1880), ‘Canigó’ (1886), ‘Oda a Barcelona’ (1883), ‘Caritat’ (1883), ‘Pàtria’ (1888), ‘Dietari d’un pelegrí a Terra Santa’ (1889), ‘Nazaret-Betlem’ (1892), ‘Flors del Calvari’ (1895) i ‘Eucarístiques’ (1904).