Los serbios son obligados a abrazar el cristianismo por el emperador HERACLIO (610-641). Pero apostatan pronto.
HERACLIO I (Emperador bizantino) (610-641)
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HERACLIO, es nombrado emperador de Bizancio (610-641) en sustitución del linchado FOCAS.
La provincia bizantina del norte de África, cuya capital es Cartago, es gobernada por un capacitado general que manda a su hijo HERACLIO que con su ejército ponga orden en Constantinopla. Su flota le traslada, en la fecha, hasta la ciudad donde, después de un golpe de Estado, es nombrado emperador (610-641) en sustitución del linchado Focas. Se inaugura una nueva dinastía: la Heráclida.
HERACLIO mantiene una administración centralizada heredada del Bajo Imperio, muy elaborada pero costosa. Se emprenderán grandes reformas.
Al contrario que los Estados medievales de Occidente, y de modo parecido a como se organiza el mundo musulmán, HERACLIO mantiene una administración centralizada heredada del Bajo Imperio, muy elaborada pero costosa y gestionada por un personal competente, pero se emprenderán grandes reformas administrativas creando lo que será, de hecho, un nuevo estado: Bizancio. Este nombre proviene de Bizancio, la ciudad en cuyo emplazamiento había fundado Constantino I, más de tres siglos antes, Constantinopla. Los funcionarios percibirán durante la semana de Pascua de cada año un salario consistente en oro y tejidos preciosos, según la función y la dignidad palatina que tengan, que corresponde al rango que ocupan en los banquetes imperiales. A pesar de la corrupción y de la venalidad de los cargos -estos se venden-, la administración resultará eficaz durante mucho tiempo. El griego, que siempre ha sido la lengua mayoritaria del Imperio romano de Oriente, sustituirá al latín como lengua oficial del gobierno. Por esta razón, los europeos occidentales de la Edad Media, considerarán al Imperio bizantino un estado helenístico aunque para sus habitantes, sin embargo, el país seguirá siendo el «Imperio romano», con independencia de las reducciones territoriales que llegará a sufrir. El patriarca de Constantinopla, por su parte, utilizará la riqueza y la autoridad de la Iglesia para apoyar al Estado.
El emperador del Imperio romano de Oriente, HERACLIO, es denominado «todopoderoso».
El emperador del Imperio romano de Oriente, denominado desde HERACLIO «basileus autokrator» («todopoderoso») -debido a la creciente helenización del imperio bizantino-, es aclamado por el senado, por el ejército y por el pueblo, de acuerdo con la tradición romana. Su legitimidad queda confirmada por su posición de «lugarteniente de Dios», quien le ha escogido para gobernar. Por consiguiente, debe mostrarse «fiel en Cristo-Dios». Es también el «bien común de todos sus súbditos, a ninguno de los cuales castiga o recompensa con parcialidad». Si por desgracia no actua de manera justa, pierde el apoyo de Dios. Siendo estas las características del príncipe, se comprenden las intentonas de los usurpadores. Si triunfan, ello es un signo de la Providencia. Pero el fracaso se castiga con la ceguera, que es la pena del crimen de lesa majestad. La creencia de que el Imperio romano agrupa al conjunto de los pueblos cristianos coloca a su jefe a la cabeza de los soberanos cristianos, ninguno de los cuales puede optar al título de basileus.
Se intensifica en el norte del Imperio, la presión de los ávaros y eslavos contra Bizancio.
Se intensifica en el norte del Imperio, la presión de los ávaros y eslavos contra Bizancio.
El emperador bizantino HERACLIO consigue, mediante el soborno, la retirada de los ávaros.
El emperador bizantino HERACLIO consigue, mediante el soborno, la retirada de los ávaros. Éstos se llevan unos doscientos setenta mil cautivos aprehendidos en los arrabales de Constantinopla.
HERACLIO, emperador de Bizancio, desencadena un intrépido contraataque contra los persas.
HERACLIO, emperador de Bizancio, desencadena un intrépido contraataque contra los persas. No trata de enfrentarse directamente a COSROES II, sino que aprovecha el dominio del mar que mantiene el Imperio. Sus barcos transportan el ejército a Iso, en el límite entre Asia Menor y Siria, donde Alejandro había derrotado a los persas nueve siglos antes.
Las fuerzas persas destacadas en Iso luchan contra las romanoorientales, y HERACLIO las vence.
Las fuerzas persas destacadas en Iso se apresuran a encontrarse con las romanoorientales, y HERACLIO las vence en enero de 623.
HERACLIO toma la dirección de Armenia. COSROES II reclama la ayuda de los avaros.
HERACLIO habiendo vencido a los persas en Iso, toma la dirección de Armenia. COSROES II ha reclamado la ayuda de los ávaros, eslavos y jázaros que están ansiosos por participar en el saqueo de Constantinopla. Así, los ávaros, Irrumpen en los Balcanes en dirección Sur y en la fecha se hallan ya ante las murallas de Constantinopla. COSROES II espera que HERACLIO, ante el peligro que corre su capital, se vea forzado a retirarse de Persia.
Los ávaros atacan Constantinopla. HERACLIO no regresa para proteger la ciudad pues confía en sus murallas.
En julio de 626, los ávaros deciden atacar Constantinopla, pero HERACLIO no regresa para proteger la ciudad. Confia en sus murallas, y continúa su campaña, en cuyo transcurso derrota a los persas en toda la línea. Cuando los ávaros comprenden que no podrán expugnar las murallas se retiran y COSROES II se ve obligado a abandonar Asia Menor. Tras su fracaso ante Constantinopla, los ávaros -al igual que los hunos antes que ellos-, una vez derrotados pierden su prestigio militar, los subordinados se rebelan y el poder de la aristocracia se extingue con rapidez. No son más que una reducida camarilla militar que depende del campesinado al que domina.