LEÓN III el Isáurico (Emperador bizantino) (717-741)

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Dada la situación del mundo árabe, parece oportuno realizar otro intento de tomar Constantinopla.


Dada la buena situación del mundo árabe con la placidez de la conquista de Hispania, parece entonces oportuno realizar otro intento de tomar Constantinopla. Desde el último ataque cuarenta años antes, se han sucedido siete emperadores en aquella capital, que no ha dejado de ser escenario de luchas. Pero en el momento en que los musulmanes llevan adelante su segunda ofensiva, asciende al trono el vigoroso emperador, LEÓN III. Reorganiza el Imperio y dispone una sólida defensa, que completa con el uso del “fuego griego”.

En un año, los musulmanes son repelidos con lo que el avance del Islam queda frenado en Oriente.


En un año, los musulmanes son repelidos con lo que el avance del Islam queda frenado en Oriente. Desde entonces Constantinopla y Anatolia gozarán de relativa seguridad, aunque seguiran ataques intermitentes hasta mediados del siglo IX y en algunos de ellos los árabes llegarán muy cerca de Constantinopla. (El primer ataque con el consiguiente asedio se produjo en 674). Una vez expulsados los musulmanes de Constantinopla, LEÓN III reforma la vida religiosa del Imperio. Se opone a la superstición y a la comercialización de la milagrería que se ha apoderado de la cristiandad bizantina en esta época, así como al elevadísimo número de monjes que escapan al servicio militar y a los impuestos. En consecuencia, LEÓN prohibe las estatuas y pinturas que sirven de base a aquellos milagros, y pide adhesión a la condena bíblica de la idolatría. O sea que toma una postura «iconoclasta» («rotura de imágenes»)

LEÓN III el Isáurico promulga un edicto por el que prohibe las imágenes en las iglesias.


La representación de Dios está prohibida en el judaísmo. Los cristianos no tuvieron problemas al principio y fue surgiendo un arte cristiano especialmente centrado en la representación de Cristo. Pero con la irrupción del Islam, que también prohíbe representar a Dios en imágenes, y la postura del emperador al respecto, surge una fuerte corriente enemiga de las imágenes. Así, LEÓN III el Isáurico que está decidido a acabr con las imágenes, promulga, en 726, un edicto, que aunque no prohibe las imágenes en las iglesias, limita su uso. Influenciado tal vez por el Islam al que ha combatido, posteriormente ordena que se quiten de las iglesias todas las representaciones de santos extendiéndose a las imágenes de Cristo y de la Virgen. Concretamente, en la fecha, el emperador destruye una imagen de Cristo muy venerada que se encontraba encima de la puerta de su palacio de Constantinopla. Parece, pues, que el emperador LEÓN III el Isáurico quiere purificar la religión popular y limitar de pasada, la influencia de los monjes, grandes defensores de las imágenes.

La provincia de Rávena se escinde del Imperio.


En Italia, la actitud desafiante del papa GREGORIO II en la cuestión del culto de las imágenes conduce a una extremada disputa con el emperador. LEÓN responde transfiriendo el sur de Italia y Grecia de la jurisdicción papal a la del patriarca de Constantinopla. La pugna se traduce también en un levantamiento armado en el exarcado de Rávena, que LEÓN intenta dominar enviando una gran flota, pero la destrucción de su armamento a causa de una gran tormenta juega en su contra: finalmente, sus súbditos del sur de Italia incumplen sus edictos religiosos y la provincia de Rávena se escinde del Imperio.

El Papa convoca un concilio en Roma en el que excomulga a los iconoclastas.


En la fecha, el nuevo Papa, GREGORIO III, convoca un concilio en Roma en el que amenaza con la excomunión a los iconoclastas (quien destruye pinturas o esculturas sagradas, iconos). De hecho, el emperador LEÓN III el Isáurico ha intentando hacer firmar al papa un edicto prohibiendo las imágenes en los templos. El papa se ha negado, con lo que las relaciones Roma-Bizancio se enfrían aún más. Durante el siglo VIII, los iconoclastas, imbuidos de rigor religioso, temen que la veneración de las imágenes de Jesucristo, de la Virgen y de los santos -los iconos- degenere en idolatría. Las polémicas religiosas apasionan a todos los bizantinos, desde el emperador hasta el pueblo. La Iglesia bizantina y la Iglesia de Roma se disputan la dirección del mundo cristiano. Las diferencias litúrgicas y las querellas entre el papa de Roma y el patriarca de Constantinopla se irán sucediendo hasta que se produzca el cisma definitivo de 1054.

El emperador LEÓN III confisca todas las propiedades del Patrimonio de San Pedro en Sicilia y el sur de Italia.


El emperador LEÓN III se venga confiscando las tierras que los papas poseen en la isla de Sicilia, auténticos graneros con los que vienen dando de comer a los pobres de Roma desde hace más de doscientos años. Quita el sur de Italia de la jurisdicción del papa y lo pone bajo la jurisdicción del patriarca de Constantinopla, además de apropiarse de muchos bienes de la Santa Sede.