En 1836, durante el reinado de MARÍA II se prohíbe en Portugal matar los toros en la arena, lo que intrroduce la gran diferencia en la tauromaquia ibérica.

En el siglo XIX, con la aparición del Estado-nación, los toros pasan a ser considerados en España como la fiesta nacional, tanto por su evidente invención hispánica como por la universal afición manifestada en todas las regiones españolas. Esto no quiere decir que los toros sean un fenómeno exclusivamente español, ya que existen también en Portugal (aunque aquí con algunos caracteres propios, como la eliminación de su sentido sacrificial), en Francia (con sus dos grandes sedes, en Bayona, al oeste, y en Nimes, Aries y Béziers, al este, tras haber llegado a implantarse incluso en París, que contó con dos plazas de toros) y en varios países de Iberoamérica, singularmente en México, Colombia, Venezuela, Perú y Ecuador.

Se celebra en Barcelona una novillada a cargo exclusivamente de mujeres toreras.

El torero cordobés, Rafael GUERRA BEJARANO, “El Guerrita”, toma la alternativa para iniciar una carrera de éxitos. El 19/5/1895 se permitirá torear tres corridas en un mismo dia: en San Fernando, Jerez y Sevilla.

Barcelona es la única ciudad del mundo que ha llegado a contar con tres plazas de toros funcionando simultáneamente: la de la Barceloneta (la más antigua, conocida como El Torín), las Arenas (diseñada por el arquitecto August Font i Carreres) y la Monumental, llamada en primera instancia El Sport, antes de ser profundamente remodelada en 1916 para su inauguración, en la fecha, con una corrida en la que actuaron como espadas Joselito, Francisco Posada y Saleri II. En el siglo XX, la afición a los toros no hace sino afianzarse en Catalunya, donde se construyen nuevas plazas (como las dos de la capital que actualmente subsisten o la de Vic, cuyas obras se terminan en 1917) y se propicia la aparición de empresarios, críticos, cartelistas, artistas inspirados por el mundo de los toros -Manolo Hugué-, historiadores del toreo -Néstor Luján-, ídolos taurinos -como Antonio Borrero, Chamaco- y, naturalmente, famosos toreros, desde Eugeni Ventoldrá hasta Mario Cabré y Joaquini Bernadó.

El 28 de agosto de 1947, después de haber sido muy discutido la temporada taurina anterior, pues se acusa a Manuel Rodríguez (Manolete) de exceso de comodidades y de tomar ventajas con los toros que impone, y de no haber toreado apenas ese año, comparte cartel en Linares con Luis Miguel Dominguín y Gitanillo de Triana. El segundo de su lote, Islero, de Miura, llega muy tardo y apretando a la suerte suprema. Manolete, como siempre, se entrega, pero comete un error técnico y ejecuta la estocada con mucha lentitud. El toro hunde hasta la cepa el pitón en su muslo derecho. Los destrozos causados en el triángulo de Scarpa atravesado por la vena femoral le produce la gran hemorragia que le lleva a la muerte el 29 de agosto de 1947 a las cinco horas y siete minutos de la madrugada. Torero legendario que ha impuesto su propio estilo, que polémico o no, ha apasionado en debates, charlas y artículos, dejando una huella que aún perdura. Ha hecho cambiar a la afición el concepto del arte taurino de forma que ha habido una forma de torear antes y después de él.

Un incendio destruye la plaza de toros de Bilbao.

Muere el torero español Francisco Rivera, “Paquirri”.

El Parlament catalán inicia el debate sobre la supresión del espectáculo taurino en Catalunya. Fuerte polémica y reacciones en toda España, pese a que ya previamente en Canarias los toros habían sido prohibidos sin reacción alguna.