TRIBUTO DE LAS CIEN DONCELLAS

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MAUREGATO (783-789), con la ayuda de ABDERRAMÁN I destrona a ALFONSO en el trono de Asturias.


MAUREGATO (783-788), con fraude y por sorpresa, destrona a ALFONSO en el trono de Asturias. MAUREGATO, ya de edad madura, es hijo bastardo de ALFONSO I. No está claro si para conseguirlo, MAUREGATO ha necesitado la cooperación de ABDERRAMÁN I. Sí se acepta como leyenda y maledicencia el que MAUREGATO se comprometiese a un tributo anual de «Cien concellas», aunque sabemos que es frecuente, incluso en épocas posteriores, la entrega de mujeres de la familia real como esposas o concubinas de los emires y califas, y las fuentes musulmanas hablan de un activo comercio de esclavas entre los reinos del norte y Córdoba. En cualquier caso, el tributo de las «Cien Doncellas» plasma una realidad: el pago de unos impuestos que sólo cesará si el reino cristiano tiene fuerza militar suficiente para oponerse a los ejércitos que los emires envían para cobrarlos y castigar a los que se resisten.

ALFONSO II el Casto, rey de Asturias, está en condiciones de negar el tributo de las «Cien doncellas».


ALFONSO II el Casto, rey de Asturias, está en condiciones de negar el tributo de las «Cien doncellas» gracias a las continuas sublevaciones de los muladíes de Mérida y de Toledo, apoyadas por los beréberes y los mozárabes -su rito aún se conserva en una capilla de la catedral de Toledo y en otra de la de Salamanca-, que impiden a los cordobeses lanzar sus habituales campañas de intimidación. ALFONSO II vence a los árabes en numerosas batallas. Mientras tanto, en la zona oriental, los muladíes del Ebro y los ejércitos carolingios actúan con absoluta independencia tratando de mantener sus posiciones.