La intención de Bush en su segundo mandato de “confrontar, aislar y asfixiar” a Corea del Norte “ha quedado suficientemente clara”, señala un comunicado del Ministerio de Exteriores de Corea del Norte, al anunciar la “suspensión indefinida” de su participación en las conversaciones sobre la crisis nuclear. Tras reiterar su disposición a una “política de coexistencia pacífica entre los dos países”, el comunicado señala que Washington la ha rechazado “con el discurso del presidente sobre el estado de la nación y el de la secretaria de Estado ante el Congreso”. “No hay motivo para que participemos en las conversaciones a seis bandas de nuevo, dado que la Administración Bush se refiere a nuestro país, socio en esas conversaciones, como una avanzadilla de la tiranía”, señalaba el comunicado, que volvía a recordar: “Hemos construido armas nucleares para autodefendernos de la manifiesta política de la Administración Bush para aislar y asfixiar a la República Democrática Popular de Corea”.

Sólo el 19% de los coreanos del sur, los primeros amenazados, apoyan la política norteamericana de cambio de régimen en Corea del Norte. Asia ya no es zona colonial, sino la fábrica del mundo. Más de 1.800 empresas surcoreanas quieren producir en Corea del Norte e invertir allí. El desmoronamiento del régimen norcoreano sembraría de problemas la región, comprometería el crecimiento en el nordeste de China y costaría 600.000 millones de dólares durante diez años a Corea del Sur, según el cálculo de su Gobierno.

Hoy, más de un año después del último y fracasado encuentro para intentar convencer a Corea del Norte de que abandone su programa nuclear, todas las partes -EEUU., Rusia, China y Japón y las dos Coreas- se reúnen de nuevo en Pekín, -se trata de la cuarta ronda negociadora- sin una fecha para su final, a fin de intentar hallar unas solución a la crisis. EEUU. ya no habla de atacar Corea del Norte y ésta insinúa que con un tratado de paz renunciará a su plan nuclear.

En septiembre del 2005, se celebra la cuarta y última ronda de negociaciones a seis bandas en relación al tema de Corea del Norte, con un importante resultado: la firma de una declaración conjunta de intenciones sobre la conveniencia de una desnuclearización de la península y el compromiso de lograrlo por la vía diplomática, sin amenazas militares ni uso de la fuerza.

EEUU. paraliza el comercio internacional de Corea del Norte, congelando las cuentas bancarias extranjeras mediante las que el régimen realiza sus pagos. Pyongyang ha reaccionado anunciando que no regresará a las negociaciones si no se levanta ese nuevo bloqueo.

El comandante de EEUU. en Corea del Sur afirma que Corea del Norte desarrolla un misil que puede alcanzar territorio estadounidense.

Japón advierte a Corea del Norte que si sigue adelante con el ensayo de un nuevo misil balístico llevarán el caso al Consejo de Seguridad de la ONU para imponer sanciones al régimen comunista. Pyongyang ha mostrado su disposición a incrementar sus medios defensivos para afrontar cualquier agresión externa, toda vez que se ha especulado sobre el ensayo inminente de un nuevo misil. El portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, ha recordado que “los norcoreanos decidieron en 1999 que establecerían una moratoria sobre este tipo de prueba. Esperamos que la mantengan”.

EEUU. ha activado su escudo antimisiles en su pulso con Corea del Norte desde su anuncio de pruebas de lanzamiento de misiles. Un funcionario del Departamento de Defensa, que pidió no ser identificado, confirmó ayer en Washington con estas palabras que el Pentágono ha puesto en fase operativa este complejo y costoso sistema de defensa: “Es conveniente estar preparado”, aunque al ser preguntado sobre si EEUU. intentaría derribar un misil eventualmente lanzado por Pyongyang, el citado funcionario declinó dar una respuesta. Otro portavoz se limitó a recordar que “estamos preparados para defendernos por tierra mar y aire”.

Corea del Norte lanza entre el 4 y el 5 de julio, al menos siete misiles que han impactado a unos 600 kilómetros de la costa oeste de la isla japonesa de Hokkaido. Parece ser que al menos uno de los misiles era de largo alcance, tipo Taepodong-2, capaz de alcanzar Alaska y otros territorios estadounidenses, y que tras 40 segundos en el aire ha fallado, en un acto considerado por la Casa Blanca de provocación. El ejecutivo japonés ha expresado las más firmes protestas por el lanzamiento de misiles en unos momentos de máxima tensión en torno a la península de Corea. EEUU. y Japón, su principal aliado en esta zona del este de Asia, habían indicado que un nuevo lanzamiento de prueba de un misil de largo alcance por parte de Corea de Norte tendría la respuesta adecuada y podría poner en riesgo las conversaciones multipartitas sobre el programa nuclear norcoreano. Estas conversaciones a seis bandas, que implican a las dos Coreas, EEUU., Rusia, China y Japón, se encuentran estancadas desde noviembre, cuando Pyongyang puso fin abruptamente a la quinta ronda de negociaciones e impuso su boicot a la reanudación.

La situación actual pone en evidencia la impotencia de EEUU. ante Corea del Norte. Durante años la estrategia no ha funcionado, ya fuera la del palo o de la zanahoria. Sería una ironía histórica que Bush abandonara la Casa Blanca con un régimen como el de Pyongyang dotado de armas nucleares y envalentonado. Pero el dilema es muy complicado. A Washington le resulta imposible, militar y políticamente, repetir la experiencia de Irak. La cercanía de una urbe como Seúl, con 12 millones de habitantes, a sólo decenas de kilómetros de la frontera norcoreana, desaconseja cualquier tentación agresiva de Washington. EEUU. está atado de manos y depende de China y de la misma Corea del Sur. Al margen de sus diferencias, ni a Pekín ni a Seúl les conviene un desmoronamiento descontrolado del sistema norcoreano, pues sufrirían graves consecuencias desestabilizadoras. El peligro para EE. UU. del rearme nuclear norcoreano no es tanto que pudiera ser víctima de un ataque directo como el riesgo de proliferación, de que Pyongyang venda armas a terroristas.