El 17 de junio de 1982, la secretaria personal de Roberto Calvi, Graziela Teresa Corrocher, aparece defenestrada desde lo alto de la sede milanesa del Banco Ambrosiano. Aparentemente se trata de un suicidio.

El cadáver de Roberto Calvi, de 62 años de edad, conocido en medios periodísticos como el “banquero de Dios” por su estrecha relación con el Vaticano, aparece colgado en el puente de Blackfriars (Londres) con? 15.000 dólares en los bolsillos y ladrillos haciéndole peso. La versión oficial de su muerte, suicidio, es puesta en entredicho por distintos medios informativos que, relacionando el fin de Calvi con el también aparente suicidio de su secretaria, ocurrido dos días antes, no dudan en hablar de “ajuste de cuentas” de la Mafia que corta los hilos que sin duda hubieran permitido “descubrir muchos enigmas de muchos embrollos nacionales e internacionales. Por otra parte, la familia del “banquero de Dios”, Carla, y su hijo Carlo -que viven en Montreal- siempre denunciarán que Roberto Calvi fue asesinado por la Cosa Nostra, la mafia italiana, “para ocultar los lazos del Banco del Vaticano con la Mafia”.

Con gran oposición interna, el cardenal Agostino Casaroli, entonces Secretario de Estado del vaticano, decide resarcir con 250 millones de dólares a los acreedores del IOR a título de “contribución voluntaria”. El Vaticano lo considera un ejercicio de responsabilidad moral, insistiendo en que le IOR no ha hecho nada malo.

La justicia italiana trata de detener al arzobispo Marcinkus por relación con la quiebra del Banco Ambrosiano, pero el Tribunal Constitucional italiano, recuerda que, según los Pactos de Letrán, Italia no puede intervenir en los asuntos del Vaticano, un Estado independiente. Paul Marcinkus asegura haber actuado con probidad en todo momento.

El escándalo del Banco Ambrosiano ha propiciado un cambio en el concepto mismo de banca vaticana, y una mayor profesionalización de sus responsables. Relevado el arzobsipo Paul C. Marcinkus, se ha hecho cargo del Instituo para las Obras de Religión (IOR) el financiero laico milanés Angelo Caloia, quien ha reescrito los estatutos, aprobados en 1990 por JUAN PABLO II, y ha procedido a resanar la institución. El IOR -donde depositan fondos las diócesis, parroquias, órdenes religiosas y entidades con fines religiosos- se ha ido desahaciendo de las acciones que poseía en bancos: sólo conserva el 0,75% de la italiana Banca Intesa a través de la financiera Mittel. El IOR no concede préstamos ni emite cheques; invierte sobre todo en obligaciones, y en moneda fuerte (dólar, euro, yen) pues su objetivo esencial es sacar rendimiento a los capitales para utilizarlos en “obras de religión” (es decir, para el bien), y una gran parte es devuelta al Papa para que disponga.

Es exhumado el cuerpo de Calvi en la fecha, y los forenses descartan la posibilidad del suicidio.

En 2002, la fiscalía en Roma, ahora dice que la Mafia mató a Calvi por robarles a ellos y al banquero italiano Lucio Gelli, que era el cabeza de la sombría organización masónica . La policia de Londres abrirá el caso en 2003.

Cuatro de los sospechosos en la muerte de Roberto Calvi, son acusados formalmente en abril de 2005: el empresario Flavio Carboni, su antigua compañera sentimental, la austriaca Manuela Kleinzig, y dos hombres que supuestamente tienen vínculos con la Mafia siciliana: Pippo Calo y Ernesto Diotallevi.

Desde octubre de 2005 se juzgan en Roma a varias personas relacionadas con el caso del homicidio de Roberto CALVI. La fiscalía sostiene en síntesis, que la Mafia siciliana, asesinó al “banquero de Dios” tras concluir que se quedaba parte del dinero ilícito que le habían confiado para ser blanqueado, y que hacía lo propio con el del financiero Licio Gelli, maestro de la políticamente muy relevante logia masónica P2.

Iniciado en 2005 el último juicio sobre la muerte de Calvi, presidente del Banco Ambrosiano, absuelve a los imputados pero confirma la hipótesis del homicidio.