La profunda religiosidad de la época, unida al deseo de asegurar la salvación eterna de las almas, termina comportando la afluencia de donaciones a los monasterios. Con la acumulación de bienes, la conducta de los monjes empieza a flexibilizarse y el espíritu benedictino pierde su pureza. GUILLERMO I el Piadoso duque de Aquitania funda -en la fecha- una abadía en una zona inculta y solitaria llamada en latín Cluniacum, cerca de Mâcon en Borgoña. Por ello recibirá el nombre de Cluny. Este noble caballero ha sido testigo de los devastadores efectos de la intromisión de los señores feudales en los asuntos de la Iglesia. En efecto, numerosos obispos son auténticos señores feudales, nombrados por los reyes o los príncipes, ordenados y consagrados precipitadamente y carentes por completo de vocación y de la necesaria formación teológica. De hecho, estos obispos son auténticos vasallos de quienes los han nombrado para el cargo en cuestión. El duque GUILLERMO viendo esto, decide que la abadía por él fundada no dependa de ningún señor temporal, ni siquiera de un obispo. A la única persona a la que el abad tendrá que rendir cuentas será el Papa en persona. Este hecho permitirá que se convierta en la principal impulsora de la reforma eclesiástica emprendida durante los siglos X y XI.
ORDEN DE LOS CLUNIACENSES
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El Papa JUAN X da su aprobación a la severa regla de la Orden Benedictina de Cluny. Se extiende.
El Papa JUAN X da su aprobación a la severa regla de la Orden Benedictina de Cluny, fundada por GUILLERMO de Aquitania en 909. La Abadía de Cluny protagonizará una segunda oleada de renovación en la orden benedictina que no tardará en convertirse en un islote de auténtica religiosidad. Los monjes de Cluny fundan otros monasterios y, en un plazo muy corto, la Abadía se convierte en un foco luminoso de santidad y sabiduría. Así, la influencia benéfica de Cluny se extiende por toda la Europa Occidental, dirigida e impulsada por una legión de monjes, muchos de ellos santos. Más que una orden, Cluny llega a convertirse en un imperio monástico dotado de una rígida centralización antes desconocida. Eso hace que el Abad de Cluny llegue a ser muy pronto un personaje de gran prestigio, el de mayor influencia en la vida eclesiástica después del Papa, según algunos historiadores. Se convierte, también, en un personaje con más poder que el de muchos reyes. Otras comunidades monásticas imitarán pronto la organización y la vida de los cluniacenses y se subordinarán o federarán a la abadía original.
Fruto del interés de los monjes de Cluny por la agricultura surgen en estos años nuevos inventos.
Fruto del interés de los monjes de Cluny por la agricultura surgen en estos años nuevos inventos, desde la herradura a un nuevo tipo de arado con ruedas, que supondrán una reactivación de la economía gracias a la mayor productividad. En este ambiente, se roturan nuevas tierras, decrecen las hambrunas, se mitigan las epidemias y aumenta la población. Crece también el número de hombres libres (comerciantes y artesanos) y se dinamiza la actividad mercantil con la apertura de nuevas rutas. Cluny se convertirá, por otra parte, en un refugio del conocimiento, tanto religioso como pagano. Sus monasterios se encargarán de recopilar y conservar los volúmenes que los monjes habrán ido copiando a lo largo de la Alta Edad Media.
En el terreno artístico, la orden benedictina renovada en Cluny impulsará el estilo románico.
En el terreno artístico, la orden benedictina renovada en Cluny impulsará el estilo románico con la construcción de la iglesia del monasterio, modelo que se extiende a otras edificaciones. Estos templos son sobrios, pero sólidos y permanentes (el material más empleado es la piedra) y desprovistos de ornamentación. Las iglesias románicas se convirtieron en «fortalezas de Dios». Con el tiempo, una fiebre constructora se apoderará del Occidente cristiano, y las primeras catedrales se construirán siguiendo las premisas de un Románico más evolucionado.
La influencia benéfica de Cluny se extiende por toda la Europa Occidental.
El ejemplo de Cluny cunde y Gerardo de Brogne realiza una semejante renovación entre los benedictinos de Flandes. Otros benedictinos le imitan en la región entre el Mosela y los Vosgos. Alemania tiene su Cluny en Hirachau, así como Italia logra reunir en torno a la abadía de Cava sus más de 300 monasterios.
JUAN XI -papa- (11.3.931 – 12.935). MAROZIA consigue colocar en el trono pontificio a su hijo.
JUAN XI -papa- (11.3.931 – 12.935). MAROZIA consigue colocar en el trono pontificio al hijo -ya de 21 años-, que según el cronista Liutprando, habia tenido en su relación sacrílega con el papa SERGIO III. Es el séptimo y último papa de la época conocida como «Pornocracia». La figura de esta mujer, MAROZIA, libertina y ambiciosa es realmente importante. Más allá de sus pasiones amorosas, de sus adulterios y de sus numerosos matrimonios, en ella se ve una voluntad decidida de imponer virilmente el imperio de la propia ambición para erradicar de Roma la anarquia feudal fundar un fuerte poder civil que anule el poder temporal de los papas. Destinado desde su infancia a la carrera eclesiástica, a pesar de su vida disoluta y total falta de espiritualidad es elegido papa gracias a las intrigas de MAROZIA pasando a convertirse, al igual que sus predecesores en el solio pontificio, en un títere en manos de su poderosa madre. Durante su pontificado concederá a la abadía de Cluny el privilegio de incluir bajo su jurisdicción las abadías que sean reformadas según sus reglas, lo que supondrá que el abab HUGO de los cluniacenses alcance un poder y una influencia superior a la del propio papa.
Fallece JUAN XI recluido bajo arresto domiciliario. Roma se convierte en un ducado independiente.
Fallece el papa JUAN XI que está recluido bajo arresto domiciliario. Roma se convierte en un ducado independiente al mando de ALBERICO II -hijo de MAROZIA- el cual con el apoyo de ODÓN, el abad de la poderosa abadía de Cluny, dirigirá la política eclesiástica de la Iglesia durante los siguientes papados.
LEÓN VII nombra vicario apostólico y legado pontificio, en Alemania, al arzobispo de Maguncia.
El Papa LEÓN VII interviene mediando entre su protector ALBERICO II y HUGO de Arlés, el tercer marido de Marozia, que como rey de Italia le disputa el poder sobre Roma. LEÓN VII convence a ODÓN, el abad de Cluny , para que se desplace a Roma e intervenga en la disputa, que se solucionará con el matrimonio entre ALBERICO II y la hija de HUGO, Alda. La visita de ODÓN a Roma es aprovechada por ODÓN para convencer al Papa LEÓN VII y a ALBERICO para que le presten su apoyo en la reorganización del monacato que pretende llevar a cabo, no sólo en la zona de Borgoña, donde se situa la abadía, sino en toda Europa. LEÓN VII nombra vicario apostólico y legado pontificio, en Alemania, al arzobispo de Maguncia, Federico, a quien prohibe que bautice a la fuerza a los judíos alemanes aunque le autoriza a que los expulse de las ciudades si rehusan dicho sacramento. Con este papa se inicia una renovación eclesial. Este papa vuelve a ocuparse de la Iglesia ecuménica olvidada por sus antecesores sólo preocupados por Roma.
Lentamente se está produciendo un resurgir de Europa.
Lentamente se está produciendo un resurgir de Europa y en los condados de la Marca Hispánica se inicia una renovación en este sentido. El motor básico de esta renovación es, por un lado, el movimiento cluniacense, nacido en Borgoña, y que aparece en las vertientes pirenaicas del mediodía francés alrededor del año 940, con la fundación por los condes de Tolosa, de los monasterios de Lézat y Mas Garnier, y, por otro, debe tenerse en cuenta que el noreste de la Península Ibérica es el pasillo que une la floreciente economía de al-Ándalus con el resto de Europa. Por esta zona pasan las monedas y las concepciones económicas, de la misma manera que a través de este pasillo la cultura musulmana se abre camino hacia el resto de Europa.
Ya el papa SILVESTRE II plantea una Cruzada para la liberación de los Santos Lugares.
El papa SILVESTRE II apoya la reforma monástica de Cluny y es considerado como uno de los primeros papas que plantea una Cruzada para la liberación de los Santos Lugares. El nuevo pontífice, que hasta hace poco, como arzobispo de Reims, ha defendido los derechos de los sínodos nacionales contra las injerencias de los papas, cambia de actitud sosteniendo la primacía del obispo de Roma, y confirmando para la silla arzobispal de Reims a su oponente de años atrás, ARNULFO.