PUERTO RICO

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Los periódicos estadounidenses culpan a España de la tragedia del Maine.


Desde hacía varios años, Washington pretende arrebatar a Madrid el control de la isla de Cuba. Al haber estallado hace dos días accidentalmente el acorazado Maine en el puerto de La Habana, los estadounidenses culpan a España de la tragedia. Han encontrado la excusa perfecta para la guerra. El “New York Journal” del 17 de febrero titula así su primera plana: “El Maine partido en dos por una máquina infernal del enemigo”. Otro periódico, “The World”, va más lejos: “La destrucción del Maine -dice- es razón suficiente para dar orden a nuestra escuadra de zarpar para La Habana y exigir una indemnización en el plazo de veinticuatro horas bajo amenaza de bombardeo.” A partir de entonces, se lanza una campaña contra España para descubrir quién y cómo ha volado el Maine. Los gritos de guerra, son: “Recuerden el Maine” y “Al infierno con España”

En la mañana del cuatro de julio, CERVERA firma su célebre telegrama dando cuenta del combate.


En la mañana del cuatro de julio, CERVERA firma su célebre telegrama dando cuenta del combate, dirigido al general BLANCO, que empieza así: “En cumplimiento de las órdenes de V.E. y con la evidencia de lo que había de suceder y tantas veces había anunciado, salí de Santiago de Cuba, etc., etc…” y termina así: “Hemos perdido todo”. Ciertamente, aún se combate por tierra, pero sin la menor esperanza. Asombra leer los telegramas del general BLANCO al ministro de la Guerra, pidiendo “seguir la guerra por el honor de las armas” y diciendo que habla así en nombre de todos los generales.

En el muelle del polvorín de Miraflores, ocurre una explosión debido a un descuido cuando se está cargando pólvora antigua para arrojarla al mar.


El 14 de julio en el muelle del polvorín de Miraflores, que está localizado en los terrenos donde hoy ubica el Centro Gubernamental Isla Grande (antigua base naval), ocurre una explosión debido al descuido de uno de los trabajadores que están cargando pólvora antigua para arrojarla al mar. Como resultado de la explosión mueren 18 personas y 3 son heridas.

Se celebra asamblea de puertorriqueños en Nueva York.


Se celebra asamblea de puertorriqueños en Nueva York. Se acuerda ofrecerse como voluntarios del ejército americano en caso de invasión de la isla.

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La expedición del general N.A. Miles, tras una demostración de superioridad, sus tropas comienzan a desembarcar en Guánica, cerca de Ponce.


La expedición del general N.A. Miles, tras una demostración de superioridad dándose un paseo marítimo frente a Fajardo y las costas puertorriqueñas, sus tropas llegan a las 5h20m del 25 de julio y comienzan a desembarcar a las 8h45m en Guánica, cerca de Ponce, apoyadas por el cuerpo expedicionario del general Brooke. La guarnición española ofrece una resistencia testimonial.

El secretario de Estado de los EEUU. acepta las proposiciones de paz presentadas por el embajador francés en Washigton, en nombre de España.


William R. Day, secretario de Estado de los EEUU. acepta las proposiciones de paz presentadas por el embajador francés en Washigton, Jules Cambon, en nombre del gobierno español. Se firma, por consiguiente, el protocolo de paz entre España y EEUU. en condiciones muy duras para España. Las operaciones de guerra en Puerto Rico se han terminado. En menos de un año había desaparecido hasta el último islote del imperio ultramarino. Se habían hundido las flotas de guerra, se habían hundido las finanzas y la moneda, pero sobre todo se habían hundido las ilusiones de antaño, los valores caducos, los lemas “justificadores” de una oligarquia vuelta hacia el pasado. Enfermos, maltrechos y sin trabajo se encontraron los repatriados. Deprimidos, los jefes y oficiales llevados a una guerra absurda y desigual. Sólo continuaron inpertérritos los hombres de “los partidos de turno”, el personal político del bloque oligárquico de la restauración, al que, con harta razón, Joaquin COSTA hiciera responsable de todas las catástrofes, situando las responsabilidades mucho más allá de las anecdóticas de un almirante o un ministro. Y entonces, cuando esa oligarquia no tuvo ya el recurso ideológico de un residuo “imperial”, empiezan a abrirse las fisuras en ese bloque, empieza a gestarse lo que será la crisis de la sociedad española del siglo XX.