GUERRA DE ESPAÑA Y EEUU. POR CUBA Y PUERTO RICO (1897-1898)

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Las ofertas de la autonomía y el alto el fuego de España hacia Cuba no son aceptadas.


Las ofertas de la autonomía y el alto el fuego de España hacia Cuba no son aceptadas por los dirigentes cubanos, Máximo Gómez y Calixto García que anhelan la independencia. Además, el autogobierno, ya perfilado en 1878 tras el final de la primera guerra cubana, tampoco gusta a nadie en España. Ni a los círculos políticos, porque puede animar a otras regiones a reclamar igual trato, ni a los económicos, sobre todo catalanes, que temen perder sus intereses en Cuba. Tampoco a la oligarquía agraria cubana, que prefiere mantener el statu quo con la metrópoli. Precisamente, las protestas callejeras de estos oligarcas contra las concesiones a los insurrectos alarman de tal manera al cónsul de EEUU., Fitzhugh Lee, que sus cables a Washington avisando del peligro que corre la comunidad norteamericana y sus intereses en la isla impulsan a McKINLEY a actuar.

El Gobierno español decide iniciar un proceso de autonomía de sus posesiones antillanas.


Con el fin de evitar una intervención norteamericana en favor de la insurrección cubana, el Gobierno español decide iniciar un proceso de autonomía de sus posesiones antillanas, que para Puerto Rico supone la concesión de la Carta de Autonomía. El 25 de noviembre de de 1897, es concedida a la isla de Puerto Rico por Real Decreto, autorizando para la formación de un gobierno de carácter autonómico. Ha tardado cuatrocientos años para que finalmente se le reconozca a los isleños la facultad de gobernarse por si mismos, aunque en una relación política con la metrópolis. Si bien este Gobierno Autonómico durará poco, la Carta reconoce a la isla el derecho de representación ante las Cortes españolas y se le otorgan facultades para ratificar tratados comerciales, así como para fijar el precio de sus propios aranceles.

McKINLEY declara en el Congreso de los EEUU. que está decidido a intervenir militarmente en Cuba.


McKINLEY, presidente de los EEUU. declara en el Congreso de los EEUU. que está decidido a intervenir militarmente en Cuba. De hecho, uno de los primeros actos de McKINLEY cuando accede a la presidencia de EEUU., es exigir a España, por vía diplomática, que pacifique inmediatamente la isla de Cuba, puesto que el conflicto ya demasiado prolongado, «perjudica a EEUU. en sus intereses». (USA compra a Cuba en este momento, el 94% de su producción de azucar y casi todo el tabaco e invierte en la isla más de 81 millones de francos). Si la metrópoli no consigue la pacificación de la isla, los EEUU. declararán la guerra a España. El gobierno republicano de McKINLEY adopta, a partir de estos momentos, una postura claramente intervencionista combinando en el plano político el absoluto dominio económico que EEUU. ejerce en Cuba.

El Embajador de España en EEUU. envía una carta que es interceptada y reproducida.


El Embajador de España en EEUU. envía una carta que es interceptada y reproducida por los periódicos, especialmente el New York Journal de W. Hearst. En la carta se acusa al Presidente McKINLEY de ser flojo de mente y un pelele de los políticos e industriales. La misiva causa mucha indignación en el público americano.

Llega a la bahía de La Habana «para hacer provisiones de carbón» el acorazado «Maine».


En las últimas semanas, después de la elección de McKINLEY a la presidencia de EEUU, los norteamericanos, que apoyan en los últimos años la causa cubana, han estado enviando unos navíos de guerra a La Habana en sospechosa visita de cortesía. El 25 de enero, sin previo aviso, llega a la bahía de La Habana «para hacer provisiones de carbón» para la escuadra yankee, y en «visita de buena voluntad» el acorazado «Maine». Parece que la presencia del Maine pretende tranquilizar a los súbditos norteamericanos que residen en La Habana. Su presencia, realmente inquieta a los oficiales españoles que piensan que su visión anima a los rebeldes. Las autoridades españolas en La Habana acogen con corrección a los marinos norteamericanos. El capitán Charles Sigsbee y sus oficiales son invitados a varios actos sociales. Pero SAGASTA, a quien no estusiasma la presencia del «Maine» en La Habana, envía el crucero «Vizcaya» a visitar Nueva York para corresponder al gesto de «buena voluntad» estadounidense.

Una tremenda explosión provoca el hundimiento del Maine. 266 miembros de la tripulación perecen.


A las 21h 40m del día de la fecha, una tremenda explosión provoca el hundimiento del Maine que se encuentra de visita en La Habana. La fenomenal explosión se ha producido en la proa del navío que, en llamas, se hunde rápidamente, dejando al descubierto, tan sólo una parte de la popa: los dos oficiales que han quedado a bordo (los demás estaban pasando la noche en La Habana) y 266 miembros de la tripulación perecen ahogados. En un primer momento, tanto las autoridades españolas como las norteamericanas, incluido el propio comandante del barco, que ha conseguido salvarse por no estar en el barco en el momento de la explosión, reconocen que el desastre ha sido fortuito. La reina regente María CRISTINA envía un mensaje de condolencia al cónsul norteamericano. El general BLANCO se persona en la delegación de los EEUU. para expresar su pésame. Acto seguido se celebra un sentido funeral oficial por los fallecidos. Sin embago, el hecho será interpretado por EE UU. como una provocación, precipitando la guerra contra España.

Los periódicos estadounidenses culpan a España de la tragedia del Maine.


Desde hacía varios años, Washington pretende arrebatar a Madrid el control de la isla de Cuba. Al haber estallado hace dos días accidentalmente el acorazado Maine en el puerto de La Habana, los estadounidenses culpan a España de la tragedia. Han encontrado la excusa perfecta para la guerra. El «New York Journal» del 17 de febrero titula así su primera plana: «El Maine partido en dos por una máquina infernal del enemigo». Otro periódico, «The World», va más lejos: «La destrucción del Maine -dice- es razón suficiente para dar orden a nuestra escuadra de zarpar para La Habana y exigir una indemnización en el plazo de veinticuatro horas bajo amenaza de bombardeo.» A partir de entonces, se lanza una campaña contra España para descubrir quién y cómo ha volado el Maine. Los gritos de guerra, son: «Recuerden el Maine» y «Al infierno con España»

España propone formar una comisión investigadora conjunta, pero la idea es rechazada por EEUU.


España propone formar una comisión investigadora conjunta, pero la idea es rechazada por EEUU. y cada país crea la suya. El «New York Journal» pide abiertamente, en su edición de hoy, la intervención militar.

El País: «El problema cubano no tendrá solución mientras no enviemos un ejército a los EEUU.»


En España, tanto la aristocracia como el pueblo llano, están tan lejos de los que ocurre en Ultramar, que las mismas clases que se han aprovechado durante todo el siglo de estas colonias, los mismos incluso que han amasado allí sus capitales padecen una miopía total sobre la realidad de Cuba alzada en armas por su independencia. No menos inconsciente es el sector republicano que se expresa a través del diario El País, cuyo editorial del 24 de febrero se termina así: «El problema cubano no tendrá solución mientras no enviemos un ejército a los EEUU.». Por otra parte, El Heraldo de Madrid sostiene que los soldados estadounidenses desertarán al oir los primeros disparos. Mientras tanto, la revista Blanco y Negro publica la siguiente copla: «Es injusto con los cerdos, a los yanquis comparar, porque el cerdo es provechoso, y el yanqui perjudicial»