En Tíbet, queda ya muy poco de aquel estado clerical, con la religión situada en el centro de todo. Hoy, la juventud tibetana mira hacia otra parte, y eso se nota hasta en el cuartel general del gobierno en el exilio de Dharamsala. La estrategia de Hu Jintao de integrar Tibet a través del desarrollo está siendo un éxito rotundo, explica en Katmandú una fuente que ha observado en directo la evolución de los últimos años. En Lhasa, los jóvenes ya no miran al Dalai Lama como la única referencia, la mayoría de los jóvenes monjes que huyen de Tibet y llegan a Dharamsala para ser enviados a EEUU. a estudiar, lo primero que hacen al llegar allá es colgar los hábitos e imbuirse de la vida moderna, dice. Unos años más, y los avances de la laicidad, el consumismo y la emigración china acabarán con la pequeña representatividad del gobierno tibetano en el exilio.
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Este es mi mensaje a China -dice el Dalai Lama-: no estoy a favor de la separación. Tíbet es parte de la República Popular China.
«Este es mi mensaje a China -dice el Dalai Lama-: no estoy a favor de la separación. Tíbet es parte de la República Popular China. Es una región autónoma de China. La cultura tibetana y el budismo son parte de la cultura china. A muchos jóvenes chinos les gusta la cultura tibetana en su calidad de tradición china», declaró el Dalai Lama, que está perfectamente al corriente de lo que ocurre en Tíbet… y no sólo en Tíbet. China, donde la ideología preocupa a los dirigentes mucho más de lo que se sospecha, sufre una «crisis de valores». Como ideología niveladora y de desarrollo, el comunismo se ha disuelto en las ciudades chinas tanto, o más, que la religiosidad en Tíbet. Las autoridades de Pekín han contestado a estas manifestaciones exigiéndo al Dalai Lama que reconozca explícitamente que Tíbet y Taiwán son parte de la República Popular China.
El mismo diario que en la fecha ha entrevistado al Dalai Lama, también lo ha hecho al joven Panchen Lama.
El mismo diario que en la fecha ha entrevistado al Dalai Lama, también lo ha hecho al joven Panchen Lama en su primera entrevista concedida, algo imposible sin autorización expresa de Pekín. Otra señal de deshielo. El autor de la entrevista era el mismo en ambos casos, el abogado y orientalista británico Laurence Brahm, muy bien relacionado en Pekín, que se encontró con el adolescente, que es la segunda autoridad del budismo tibetano, en el monasterio de Tashilumpo. Además de tibetano, con fuerte acento shigatse, el undécimo Panchen Lama habla mandarín y un perfecto inglés con acento americano, explica Brahm. \»Deseo que los tibetanos de aquí y del extranjero amen a su país y a su ciudad natal, que colaboren en el desarrollo para elevar el nivel de vida y el desarrollo de su país\», dice el joven. Sobre el mundo actual, el Lama considera reprobable que \»muchos países gasten tanto dinero en armas de destrucción masiva\». \»Así es como fortalecen su poder, pero causan perjuicio al mundo\», dice. \»Es un gasto enorme y tremendo que si se usara para el desarrollo de los países y nacionalidades pobres, si se dedicara a los impedidos, a los estudiantes y a promover la investigación médica, contribuiría a la paz\», dice.
Apertura religiosa en China. Se ha celebrado en Hangzhou el primer foro internacional budista desde 1949.
China está lanzando claras señales de apertura religiosa. En abril, se celebró en Hangzhou el primer foro internacional budista desde 1949, que contó con más de mil expertos y monjes de 34 países, y ha abierto el diálogo con el Dalai Lama. La Santa Sede también ha lanzado señales. Dice que al Papa le gustaría visitar China, pero, como ocurrió en el 2000 con la decisión de Juan Pablo II de canonizar a 120 santos chinos, los buenos deseos se mezclan con lo que Pekín interpreta como gestos no amistosos. Así, los chinos vivieron como una afrenta que el Vaticano efectuara la canonización el 1 de octubre, el día nacional de China. Ahora, el nombramiento de Ma parece la respuesta por la bofetada que supuso el nombramiento de Zen.
Ningún país extranjero ha reconocido al gobierno del Dalai Lama en el exilio.
En la actualidad, si bien existen discrepancias acerca de cuan opresiva es la dominación china en Tíbet, lo cierto es que internacionalmente se considera esta región como parte de China y ningún país extranjero ha reconocido al gobierno del Dalai Lama en el exilio. Por otra parte, si bien las condiciones de vida en el Tibet han mejorado considerablemente bajo el régimen chino, la Revolución Cultural (1966-1976) y la actual y continua inmigración de chinos Han han afectado a la cultura y las tradiciones de este pueblo.