En 1792 el emperador Qianlong envía sus tropas al Tíbet para expulsar a los gurkas procedentes del Nepal. Gracias a esta intervención, se llega a un acuerdo de paz con los gurkhas, pero aumenta el poder de los representantes chinos en el gobierno tibetano. Mientras tanto, los oficiales coloniales británicos de la India intentan asegurarse un enclave en la región sin éxito, dado que los británicos han apoyado la invasión gurka. El Tíbet en estos momentos está muy próximo a caer bajo la órbita china, pero después de la muerte de Qianlong en 1795, el Tíbet empezará a recuperar poco a poco su libertad.

Con el fin de evitar que los líderes religiosos defiendan intereses personales abusando de su posición y autoridad, o expandan sus fuerzas, el Gobierno Central introduce en la «Ordenanza del artículo 29 para el más efectivo gobierno de Tíbet», de 1793, el nuevo sistema de determinación del niño reencarnado de un difunto Buda Viviente, mediante sorteo con una urna de oro. Este deviene el único sistema permisible para elegir un sucesor del Dalai Lama, el Panchen Erdeni o Gran Lama. A tenor de este nuevo sistema, los nombres de los niños candidatos escritos en piezas de papel se colocan en una urna dorada. Se echa la suerte bajo la supervisión del Alto Comisionado, y el nombre elegido es designado niño reencarnado, sucesor del Dalai Lama, Panchen Erdeni o Gran Lama. El sucesor seleccionado no podrá convertirse en heredero legal hasta ser aprobado formalmente por el Gobierno Central de la dinastía QING. Esta será una medida clave del gobierno QING para fortalecer su administración en los asuntos religiosos del Tíbet y ejercer la soberanía completa sobre esta región.

Los Estatutos del Tíbet Revisados por el Emperador, promulgados en 1793 por la corte QING, y el Código Legal de la Dinastía QING estipulan que en el Tíbet, el Dalai Lama y el Panchen Erdeni son los encargados de los asuntos religiosos con alguna responsabilidad en los asuntos gubernamentales, en las áreas de Lhasa y Xigaze, respectivamente. Ninguno puede ejercer control sobre el otro, mientras que el Alto Comisionado de la Corte QING acreditado en el Tíbet administrará todo el Tíbet.

Los Estatutos del Tíbet revisados por el Emperador, promulgados en 1793 por la corte QING, y el Código Legal de la Dinastía QING estipulan que en el Tíbet, el Dalai Lama y el Panchen Erdeni son los encargados de los asuntos religiosos con alguna responsabilidad en los asuntos gubernamentales, en las áreas de Lhasa y Xigaze, respectivamente. Ninguno puede ejercer control sobre el otro, mientras que el Alto Comisionado de la Corte QING acreditado en el Tíbet administrará todo el Tíbet.

Nace el IX Dalai Lama, Lungtok Gyatso (1805-1815).

Nace el X Dalai Lama, Tsultrim Gyatso (1816-1837).

Nace el XI Dalai Lama, Khedrub Gyatsho. Tradicionalmente, el Dalai Lama «océano de sabiduría» ha sido el líder espiritual y temporal del Tíbet. Tras la muerte del Dalai Lama, el Panchen Lama se encarga de reconocer a su reencarnación, o tulku (normalmente un niño), quien pasará a ser el nuevo Dalai Lama. A su vez, el Dalai Lama debe reconocer a la reencarnación del Panchen Lama tras la muerte de éste. Khedrup Gyatso nacido el 19 de diciembre de 1838. Lo reconocerán como Dalái Lama en 1840. Proviene de la misma aldea que Kelsang Gyatso, séptimo Dalái Lama. Llegará al trono el 1 de marzo de 1855, pero fallecerá en menos de un año en el Palacio de Potala, Lhasa, el 31 de enero de 1856. Su vida no obstante comprende acontecimientos políticos importantes como las Guerras de Ladakh, las Guerras del Opio y la Rebelión Taiping.

Desde mediados del siglo XIX, con la decadencia de la dinastía Qing, los lazos entre Lhasa y Pekín se debilitan y empiezan a apuntarse tendencias independentistas alentadas por los ingleses. El Tíbet se ha convertido en una apetecible presa para el expansionismo de dos grandes imperios: ruso e inglés. El primero se expansionará por Asia, aunque no ocupará territorios tibetanos, pero el segundo ejercerá una gran influencia en esta zona.

Nace el XII Dalai Lama, Trinley Gyatsho (1856-1875). El ejército gurka invade el Tíbet.

Aunque el Tíbet ha pasado por períodos expansionistas en el pasado, lleva al menos dos siglos bajo un dominio más bien vago de China. Pero a causa de su situación en el altiplano septentrional del Himalaya, resulta difícil el acceso, y la mayor parte del tiempo se le deja de lado. Gran Bretaña lo considera una posible etapa del comercio con China, y como otro tampón entre Rusia y la India. En consecuencia, los británicos de esta última colonia envian una expedición en 1902 al mando de Francis Edward Younghusband, nacido en la India.