Gran Bretaña controla prácticamente toda la India en esta época, pero lo consigue mediante el uso exclusivo de tropas indias, que sobrepasan las británicas en una proporción de 13 a 2 hombres. El cuerpo de oficiales es británico, por supuesto, y trata a los indios, naturalmente, como a seres inferiores. No cabe esperar que las tropas indias disfruten con ese tratamiento y, en efecto, se sienten mortificadas.

Hacia 1857 los británicos adoptan en la India un nuevo tipo de cartucho, hecho de papel engrasado, que se ha de morder antes de cargarlo. La grasa que lo cubre es de origen animal. Los soldados hindúes creen que esa grasa es de bovino, y su religión les prohibe llevársela a la boca. Los musulmanes creen que es de cerdo, y tampoco pueden probarla. Los británicos hubieran podido informar de que se trata de grasa de cordero, pero creen que un simple castigo pondrá las cosas en su sitio. El 10 de mayo de 1857, en una guarnición de Delhi, ochenta y cinco soldados indios (llamados «cipayos», de una palabra hindi que significa «ejército») ingresan en prisión por rehusar utilizar aquellos cartuchos.

Los cipayos marchan sobre Delhi y se ponen al mando de Bahadur II, por entonces una figura decorativa como emperador mogol, y el 11 de mayo se dedican a aniquilar a todo británico que hallan en la ciudad. Así estalla la «gran rebelión de los cipayos».

La «rebelión de los cipayos» se extiende en la India, y en Cawnpore, unos 400 km al sudeste de Delhi, el 27 de junio doscientos once británicos, mayormente mujeres y niños, son asesinados.

En estos últimos meses, los británicos están reuniendo fuerzas de castigo. Recuperan Cawnpore el 16 de julio de 1857 y descubren pruebas de la matanza, de la cual toman represalias. A mediados de septiembre de 1857, reconquistaron Delhi, y las luchas callejeras se prolongan casi una semana. Lucknow, donde los rebeldes se han hecho fuertes, se halla a unos 80 km al este de Cawnpore, y no se toma hasta el 16 de marzo de 1858. El 29 de junio de 1858, la revuelta es enteramente sofocada.

A los británicos les ha costado poco más de un año reprimir la rebelión de los indios, y las medidas que toman son durísimas. Bahadur II es depuesto, procesado, condenado (aunque ya contaba más de setenta años y no pudo oponerse a los rebeldes) y deportado a Birmania de por vida. El Imperio mogol finaliza así unos doscientos treinta años y cincuenta después de la muerte del último emperador poderoso. La Compañía británica de las Indias orientales pierde la confianza de su gobierno, y también pierde su dominio de la India, la cual pasa a ser regida directamente por la Corona el 2 de agosto de 1858.

Nace en Pobandar (Katyhiawar, India) Mohandas Karamchad Gandhi, llamado a ser el apóstol de la no violencia en su país.

Primer censo de la población de la India: 236 millones de personas.

En Bahía de Bengala, un tsunami de origen sísmico produce grandes olas de marea que matan 215.000 personas.

En 1880, George Frederick Samuel Robinson, Lord Ripon, se convierte en virrey de la India. Es un liberal al modo de Gladstone, y trabaja en pro del autogobierno de la India. Incluso trata de que jueces indios presidan juicios contra europeos, en caso necesario y al menos en zonas apartadas. A ello se oponen denodadamente los residentes británicos. Bien está que los jueces británicos juzguen a los indios, pero no viceversa. Esto, naturalmente, ofende a los indios. Los diversos avances que Gran Bretaña ha llevado al país -ferrocarriles, telégrafo, periódicos- hace posible a los indios de todo el vasto territorio comunicarse y compartir sus puntos de vista y sus aspiraciones.