En esta fecha se celebra un referéndum por el que se aprueba la creación del último de los 26 cantones suizos: Jura se separa de Berna y se dota de autogobierno propio, que entrará en vigor en 1978. En seis de estos cantones se habla preferentemente el francés. En dieciocho, el alemán. En gran parte de uno de ellos (Grisones), el romanche. Y en otro (Tesino), el italiano. De estas cuatro lenguas sólo tres son oficiales: el aelmán, el francés y el italiano. Los suizos de lengua alemana constituyen el 65 % de la población total. Los de lengua francesa, el 18%. Los que hablan italiano, el 12% y los que hablan romanche sólo el 1%. Predomina la religión protestante en trece cantones y la religión católica en los otros trece. Mientras los católicos romanos representan el 47,6% de la población total, los que siguen la religión reformada no alcanzan un 45%. El 8% restante corresponde a disidentes, agnósticos, ateos o practicantes de religiones exóticas.

Como en Suiza se gobierna en gran parte por acuerdos políticos, la población se ha ido desinteresando de las elecciones. En 1979 por primera vez la participación es inferior al 50%.

Referendum en Suiza que aprueba la utilización de la energía nuclear para fines prácticos.

En Suiza, en la fecha, el número de estudiantes de sexo masculino es prácticamente el triple del de sexo femenino y la mujer constituye apenas el 32,5% de la población económicamente activa.

En 1986, el 75,6% de la población suiza se pronuncia en contra de la adhesión de la Confederación Helvética a la ONU. Por esta razón, Suiza tiene actualmente categoría de observador permanente en esta organización. Sin embargo, participa en asociaciones internacionales de carácter técnico o humanitario.

La creciente pobreza dentro del bienestar de la mayoría y la presión inmigratoria estimulan a la extrema derecha. El pequeño partido Demócrata Suizo, de tendencia xenófoba y opuesto a políticas sociales públicas, crecerá a principios de los 90.

Luego del accidente de la central soviética de Chernobyl, en 1986, aumenta en Suiza la preocupación por el tema nuclear que pone en duda la seguridad de las cinco centrales nucleares de Suiza y de su programa nuclear. Por otra parte, la opinión pública se sensibiliza por la contaminación del Rin. Tras una serie de manifestaciones, en 1989 el Parlamento cancela el proyecto de construir la sexta central nuclear. Al año siguiente, 1990, se aprobará en referéndum una propuesta para suspender la construcción de centrales nucleares durante 10 años.

La crisis de Europa del Este elimina la hipótesis de un conflicto bélico con la URSS y afirma la tendencia a la integración europea. En mayo de 1992, un plebiscito aprueba la incorporación de Suiza al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.

En 1992, el gobierno de la Confederación Helvética solicita oficialmente la adhesión a la Unión Europea. Pero, como consecuencia del resultado negativo del referéndum del 6 de diciembre de 1992 sobre el acuerdo relativo a la integración de Suiza en el Espacio Económico Europeo, las relaciones bilaterales entre Suiza y la Comunidad siguen basándose en los acuerdos existentes (acuerdo de libre comercio, acuerdo marco en materia de cooperación científica y técnica, y acuerdo de tránsito), y la solicitud de adhesión de Suiza pierde la oportunidad de llegar a buen término. A pesar de las dificultades planteadas por dicha votación, la Comunidad deja patente su voluntad de mantener y profundizar sus relaciones con Suiza. Quienes se oponen a la adhesión de Suiza a la Unión Europea piensan que tal integración atentaría contra ciertos principios fundamentales del sistema político suizo, a saber, la neutralidad y la democracia directa, y conllevaría un riesgo de aflujo masivo de extranjeros.

En 1993, en el extremo del embarcadero que limita el puerto en su parte norte, de la ciudad de Constanza (Suiza) se ha levantado una enorma figura femenina la “Imperia” que viene a simbolizar el poder de las meretrices que siguieron a los asistentes al célebre Concilio de Constanza celebrado en esta ciudad en 1414-1418. La obra del artista Peter Lenk de Bodman, mide 9 metros de altura y pesa 18 toneladas. En sus manos tiene “Imperia” las diminutas y desnudas figuras del emperador Segismundo y del papa Martín V. De pie sobre el zócalo del antiguo faro gira constantememente la provocativamente vestida dama, de forma que todo visitante de cuando en cuando puede ver su bien proporcionada parte delantera. Es comprensible que esta obra provocara vehementes discusiones. Entretanto, sin embargo, se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad.