WALIATO DEPENDIENTE DE DAMASCO (716-756)

Total de piezas: 32

Comienza en la Península Ibérica un período de profundas hambrunas.


Comienza un período de intensa sequia y de muy malas cosechas que ocasiona profundas hambrunas en toda la Península Ibérica. La cosecha de trigo, que proporcionaba excedentes para la exportación, es insuficiente para cubrir las necesidades alimenticias de la población. Huyendo de la sequia, numerosos bereberes se han trasladado desde la meseta y la depresión del Ebro a las principales ciudades de la Bética e incluso muchos de ellos cruzando el Estrecho se instalan en el norte de Africa. Los que residen en los macizos del sistema Ibérico buscan mejores condiciones de vida en las vegas levantinas del Júcar y Segura.

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ABDERRAMÁN huye al desierto escapando de la furia de los abasíes.


ABDERRAMÁN, nieto de Hisham ibn Abd al-Malik, el décimo califa omeya, e hijo del príncipe Mu’awiya ibn Hisham y una concubina esclava cristiana berebere de la tribu Nafza, nació en un monasterio del entorno de Damasco. Cuando el califa Marwan II es derrotado y muerto en el año 750 en Egipto y se instaura la nueva dinastía de los abasíes, el joven omeya tiene menos de veinte años. El nuevo califa ABU-al-ABBAS temeroso que la influencia que aún poseen los omeyas pueda amenazar el derecho al trono de su familia invita a sus rivales a la ciudad palestina de Abú Futrus, donde se lleva a cabo un banquete en el que se masacran a los omeyas asistentes (25 de julio de 750). Los únicos sobrevivientes de la masacre son ABDERRAMÁN, su hermano Yahya, su hijo de cuatro años Sulayman, sus hermanas y un liberto de origen griego, Badr. Haciéndose pasar por refugiados huirán de Damasco a una aldea, donde serán perseguidos por los soldados de ABBAS. ABDERRAMÁN tendrá que dejar a sus hermanas y su hijo escapando al desierto.

ABDERRAMÁN huye primero a Palestina y Siria y después al norte de África.


Junto con su hermano Yahya y su liberto, ABDERRAMÁN se refugia con tribus beduinas en el desierto. Los abasidas persiguen a sus enemigos sin piedad. Llegando al río Éufrates seguidos de cerca por sus enemigos, ABDERRAMÁN y Bard, su liberto, cruzan nadando a la otra orilla pero Yahya no puede y tiene que regresar donde es capturado y decapitado. Tras este incidente, ambos fugitivos huyen primero a Palestina y Siria y después al norte de África, el refugio común para aquellos que quieren escapar de los abasidas.

Los francos recuperan de los sarracenos la Septimania, el Rosselló y posiblemente el Conflent.


Los francos recuperan de los sarracenos la Septimania, el Rosselló y posiblemente el Conflent, estableciendo una buena base para un progreso franco hacia las tierras de más allá de los Pirineos a fin de establecer la Marca Hispánica. Los sarracenos después de la batalla de Poitiers se habían retirado y se habían establecido en aquella zona del sur de Francia. La administración visigoda es conservada por los francos en la Septimania, región a la cual, por otra parte, han ido a refugiarse habitantes del sur de los Pirineos que han topado con los conquistadores sarracenos por cuestiones de religión o por otras causas. Es por ello que las relaciones humanas entre los francos y los visigodos son estrechas.

Esta pieza también aparece en ... MARCA HISPÁNICA • REINO FRANCO CAROLINGIOS (751-911)

El metropolitano de Toledo CIXILA (745-754), al final de su episcopado se enfrenta al sabelianismo.


El metropolitano de Toledo CIXILA (745-754), al final de su episcopado se enfrenta a un personaje de nombre desconocido, que difunde el sabelianismo, una vieja teoría trinitaria conocida también como modalismo, según la cual el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son más que modos, meras formas o manifestaciones de un solo Dios. Explicado así este dogma resulta más comprensible para los musulamens del siglo VIII, pero…

ABDERRAMÁN, después de atravesar todo el norte de África, llega a Ceuta.


En la confusión general producida por el cambio de dinastía, África ha caído en manos de caciques locales, antiguos emires o tenientes de los califas omeyas, que ahora buscan independencia y no le apoyan. Después de un tiempo ABDERRAMÁN y sus compañeros descubren que su vida está amenazada y huyen aún más lejos hacia el oeste, refugiándose entre las tribus bereberes de Mauritania (en la tribu de los nafzas a la que pertenecía su madre) pero estos terminan por expulsarlo. En medio de estos peligros ABDERRAMÁN mantiene sus ánimos gracias a su confianza en una profecía de su tío abuelo Maslama, según la cual él restablecería la fortuna de su familia. El joven ABDERRAMÁN, acompañado por su leal vasallo Badr, y después de atravesar todo el norte de África, llega a Ceuta en 755, y desde allí envía un agente a la península Ibérica para buscar los apoyos de otros clientes de la familia, descendientes de los conquistadores de la península, que eran numerosos en la provincia de Elvira (actualmente Granada).

ABDERRAMÁN recluta un pequeño ejército con el cual asaltar posteriormente el poder.


La Península Ibérica está en un estado de confusión debido al débil liderazgo del Emir YUSEF, una simple marioneta en manos de una facción, y está dividido por las tensiones tribales entre árabes y los conflictos raciales entre éstos y los bereberes. En el Castillo de Turrush, Algarinejo (Granada), y apoyado por los mozárabes de la fortaleza, ABDERRAMÁN recluta un pequeño ejército con el cual asaltar posteriormente el poder. Ahí es proclamado gobernante por sus partidarios leales a los omeyas y los opositores a YUSEF. En aquel momento YUSEF no puede hacerle frente porque se encuentra auxiliando a Zaragoza, sitiada por los rebeldes. YUSEF vuelve al sur inmediatamente, pero sus tropas han sufrido fuertes pérdidas en el norte.

ABDERRAMÁN desembarca en Almuñécar ya en la Península Ibérica.


El estado de insurrección en “al-Ándalus” (tal como quizás desde el año 716 se empezó a denominar el territorio bajo poder musulmán en la Península Ibérica y la Septimania) hace posible que el príncipe omeya, ABDERRAMÁN, aproveche esta situación para construir un reino, de acuerdo con los clientes omeyas, aquí establecidos, siendo la Alpujarra el centro de esta conspiración que, en septiembre del año 755, triunfa con el desembarco en Almuñécar de ABDERRAMÁN.

La al-Ándalus que encuentra ABDERRAMÁN está al borde de la guerra civil.


El al-Ándalus que encuentra ABDERRAMÁN está al borde de la guerra civil. A cinco mil kilómetros de Arabia, los descendientes de las tribus kalbíes y kaisíes reproducen las rivalidades de sus ancestros y se hacen la guerra. Para empeorar las cosas están además los bereberes y los sirios, cada cual con sus reivindicaciones, y finalmente los hispanogodos divididos ahora en dos grandes comunidades, por un lado los que se han convertido al islam (muladíes) y por otro los que siguen siendo cristianos (mozárabes). Y los judíos, una comunidad creciente en número e importancia. Sin olvidar a los musulmanes que viven entre los cristianos (mudéjares) y los moros que se han hecho cristianos (moriscos). Demasiados intereses. Por otra parte, la frontera de los musulmanes está formada por una línea imaginaria que se apoya en las fortalezas de Coimbra, Coria, Talavera y Toledo, sube por el río Henares, y concluye en Tudela y Pamplona. Esta frontera prácticamente se mantendrá sin variación durante los siguientes trescientos años. Desde esta línea hasta el reino astur es tierra de nadie.

Las tropas de ABDERRAMÁN deciden seguir luchando contra las cansadas tropas de Yusef.


En marzo de 756, ABDERRAMÁN entra con sus tropas en Sevilla dominando las provincias de Elvira, Sidona y Reyyo. ABDERRAMÁN y sus fuerzas, compuestas por sirios, yemeníes y bereberes avanzan por el valle del Guadalquivir, mientras Yusef parte de Córdoba a Sevilla. Éste, al notar el avance de su enemigo vuelve a la capital. Ambos ejércitos se terminan encontrando en las orillas opuestas del río, pero este está con las aguas crecidas por lo que es imposible cruzarlo. Ambas fuerzas marchan paralelamente hasta el paraje de Al-Musara, a las afueras de Córdoba. YUSEF comienza negociaciones, y ofrece a ABDERRAMÁN una de sus hijas en matrimonio y tierras. El 13 de marzo ABDERRAMÁN consciente del cansancio de sus tropas y el buen estado de las adversarias, le propone a sus hombres aceptar la paz o luchar, sus soldados optan por la última opción. Viendo que el río ha bajado su caudal finge aceptar la propuesta de YUSEF quién le envía animales para alimentar a sus tropas, pero de noche el ejército omeya cruza el río sin ser notado. En ese momento las tropas omeyas alcanzan los 2.000 jinetes y 3.000 infantes en su mayoría mercenarios.