JUAN de Médicis da feliz término a la guerra que mantiene Florencia con Milán (1422-1426), revisa las leyes tributarias en beneficio del pueblo (1426) y frustra un plan de la nobleza para reducir el poder político de ésta.

Por estas fechas, la banca de los MÉDICIS obtiene más de la mitad de sus ingresos de la sucursal de Roma, aunque su oficina principal está situada en Florencia. Parte de los beneficios del negocio con la Iglesia provienen de la misma Curia. Actuando como banqueros clave del Papa, los Médicis, naturalmente han adquirido también las cuentas de los sacerdotes menores, cardenales, obispos y otros ricos eclesiásticos. Como el mismo pontífice depende cada vez más de sus banqueros, ocurre lo inevitable y la autoridad papal se ve obligada a garantizar el pago de los préstamos que hacen los MÉDICIS a los clérigos subordinados. Gradualmente la excomunión se convierte en una amenaza bastante corriente contra los clérigos deudores. De esta forma, los MÉDICIS pueden hacer préstamos que están asegurados no sólo por las garantías morales y legales ordinarias, sino también por el poder espiritual y organizativo de la Iglesia.

A la muerte de JUAN de Médicis le sucede, unos años después, su hijo mayor COSME el Viejo (Cosimo) (1434-1464), quien casará con Contessina de Bardi. Instaura un poder dictatorial en Florencia, si bien respeta la forma republicana de las instituciones y se mantiene alejado personalmente de los cargos principales, encomendándolos a clientes suyos. COSME duplica la fortuna de la familia y la emplea para fomentar las artes y el pensamiento, haciendo de Florencia un gran foco de cultura renacentista: Brunelleschi, Donatello y Filippo Lippi, entre otros, se benefician de su mecenazgo; con el mismo espíritu de recuperación de la cultura clásica, compra importantes manuscritos griegos, con los que forma la biblioteca familiar.

COSME el Viejo, expulsa de la ciudad a sus principales enemigos políticos convirtiéndose en el jefe indiscutible de Florencia, aunque nunca poseerá título oficial alguno más que el póstumo de «Padre de la patria» que le darán sus compatriotas. Dirigirá hábilmente los asuntos extranjeros, pondrá fin a las guerras intestinas que minan la prosperidad de la República. Hará de la ciudad un centro del saber y de las artes, costeará la primera biblioteca pública, mandará construir la iglesia de S.Lorenzo y dispensará su protección a artistas como Donatello, Ghiberti y Brunelleschi. Banquero del papa y de los reyes de Francia e Inglaterra, será el verdadero creador del poderío político de los Médicis. Mientras, el hijo menor de Juan de Médicis, Lorenzo, da lugar a una rama secundaria, postergada hasta comienzos del siglo XVI.

COSME de Médicis, consciente de que buena parte de su riqueza personal ha sido mal adquirida, pide al Papa EUGENIO IV que le indique como debe restituirla. El pontífice le aconseja que restaure el convento de S. Marcos, tarea que inicia su arquitecto Michelozzo en 1437, atendiendo al propósito de reflejar en las severas proporciones arquitectónicas la vida serena y el riguroso hábito de estudio de la orden dominicana de Predicadores, a quien iba destinado el convento. También emplea 40.000 florines en la decoración del convento en buena medida por Fra Angélico.

En Florencia, COSME el Viejo a fin de borrar a la oposición constitucional, propicia la anulación del voto y la instauración de una especie de Consejo de gobierno compuesto de 100 miembros, particularmente vinculados a los Médicis. Provistos de numerosos poderes legislativos, sobre todo en cuestiones financieras y administrativas, este Consejo se convierte pronto en el eje principal del funcionamiento del Estado, mientras las viejas asambleas comunales, sin llegar a ser totalmente suprimidas, eran privadas de toda su importancia.

Durante el siglo XV se consolidan los pequeños Estados de Alemania y de Italia, pero les resulta difícil conservar su libertad de acción frente a las grandes monarquias. En Alemania se mantiene viva la idea imperial, aunque el poder pertenezca en realidad a los príncipes.

A Cosme el Viejo, de Médicis, le sucede en el gobierno de Florencia, su hijo PEDRO el Gotoso (1464-1469). Es, posiblemente, el más considerable político que ha tenido la familia Médicis. Conserva siempre en altísima medida virtudes que enaltecen al político: un buen humor en permanente equilibrio y una sapientísima tolerancia. Para evitar el fracaso de sus compañías, los Médicis adoptan una estructura más hábil, consistente en repartir las actividades en varias empresas desligadas jurídicamente de la casa principal.

LEONARDO DE VINCI sirvió con indiferencia a toda clase de señores: a los Médicis y al usurpador del ducado de Milán, a la libre República florentina y a un tirano siniestro como CÉSAR BORGIA, al Vaticano y al rey de Francia. En su elección de lugares y de protectores, siguió unos criterios exclusivamente prácticos, sin que interviniesen en ellos juicios morales o preferencias políticas. Era fundamentalmente, como muchos intelectuales del Renacimiento, un sin patria. Dedicaba el tiempo libre a la investigación de los fenómenos de la naturaleza, por considerar que le era necesario conocer el mundo físico ambiental para el completo desarrollo de su arte creador.

A la muerte de PEDRO el Gotoso, asume la dirección de la República su hijo LORENZO I de Médicis (1469-1492) junto con su hermano JULIANO (1469-1478). LORENZO hereda de su padre la dirección política de la República. Se opone a toda intervención extranjera en Italia y se alía con Milán y Venecia para llegar a una política de equilibrio en la península. Su corte fomenta el gran florecimiento del arte, la música y la poesía, y apadrina a filósofos y a artistas como Botticelli, da Vinci y Miguel Ángel.