MITRÍDATES I, rey de los partos, aprovechando las disensiones internas del reino seléucida, se apodera de Media occidental, Persia, el Elam y del valle del Tigris-Éufrates y funda una nueva capital en Ctesifonte, al otro lado del río frente a Seleucia. De esta forma crea un poderoso estado que durante varios siglos logrará rechazar a los seléucidas y a los romanos, y que, además, controlará la ruta comercial con China. El imperio de los seléucidas, cuya capital radica en Antioquía, queda reducido a poco más que Siria. Incluso en esos míseros desechos territoriales las querellas dinásticas ensombrecerán un trono que carece ya de todo valor.

MITRÍDATES I, rey de los partos, rechaza el ataque del rey seléucida DEMETRIO II Nicátor que termina con la captura, en la fecha, de este monarca. Sin embargo, los partos no pueden completar la conquista de todo el reino de los seléucidas al tener que hacer frente a la invasión sacia de sus provincias orientales.

ANTÍOCO VII Sidetes, rey de Siria (138-129 aC). Sucede a Demetrio II Nicátor que es prisionero de los partos. Reúne una vez más todas las fuerzas del Imperio seléucida para la lucha contra los partos, pero cae después de algunos éxitos iniciales (pasajera reconquista de Babilonia)

Es repuesto en el trono de Siria DEMETRIO II Nicátor (129-125 aC).

SELEUCO V, rey de Siria (125 aC). Es asesinado por orden de su madre Cleopatra Tea para dar el trono a su otro hijo ANTÍOCO VII.

Muere asesinado DEMETRIO II Nicátor, rey de Siria.

SELEUCO VI, rey de Siria (96-93 aC). Muere peleando contra su tío Antíoco de Cícico, al que ha arrebatado parte de sus dominios. Se produce una disgregación del Imperio seléucida y dos reinos armenios obtienen la independencia.

Tras sus victorias en Armenia, POMPEYO avanza en dirección Sur y considera que carece de objeto mantener vivo los restos del Imperio seléucida que aún después de iniciar por parte de POMPEYO la lucha contra Armenia en el 66 aC se ha vuelto a independizar y todavía dos reyes seléucidas pasajeramente han reinado. Así, pues, anexiona Siria a Roma, con lo que el Imperio seléucida llega a su fin tras doscientos cincuenta años de existencia. Siria se convierte en una provincia romana.

Otra tribu turca desciende sobre el Sur desde el Turquestán, la región situada al norte del Próximo Oriente civilizado. Se trata de los turcos selyúcidas, así llamados porque Selyuk era el nombre del abuelo de sus dos caudillos, los hermanos Toghril Beg (990-1063) y Chagar Beg. A partir de 1037, derrotaron al monarca gaznaví y constituyeron un reino propio en lo que hoy es Afganistán y norte de Irán.

Los turcos, adversarios de Bizancio desde el siglo XI, eran ante todo temibles jinetes. Los otomanos crearon un ejército moderno y numeroso. Éste contaba, además de la tradicional caballería, con la infantería de los jenízaros, antiguos cristianos que habían sido arrebatados a sus padres cuando eran muy pequeños y que después habían sido formados en el seno de la religión musulmana. Formaba parte asimismo del ejército turco una temible artillería.