El Senado decide ampliar el mandato de POMPEYO para continuar la guerra contra MITRÍDATES VI que sigue libre a pesar de haber sido expulsado de la provincia de Asia por LÚCULO. Y es que LÚCULO se ha heco impopular entre sus tropas por prohibir el saqueo de las ciudades de las provincias orientales. Así, pues, el cónsul POMPEYO sustituye contra sus deseos a LÚCULO, a quien se le han amotinado sus tropas, y se encarga del mando romano. POMPEYO protagoniza la “Cuarta guerra” a MITRÍDATES VI del Ponto, que huye hasta Crimea. LÚCULO regresa a Roma donde se retira al campo romano rodeado de sus colecciones y tesoros traídos de Oriente. POMPEYO inicia su invasión de Armenia rindiendo a su rey TIGRANES, aliado de MITRÍDATES.

Tras sus victorias en Armenia, POMPEYO avanza en dirección Sur y considera que carece de objeto mantener vivo los restos del Imperio seléucida que aún después de iniciar por parte de POMPEYO la lucha contra Armenia en el 66 aC se ha vuelto a independizar y todavía dos reyes seléucidas pasajeramente han reinado. Así, pues, anexiona Siria a Roma, con lo que el Imperio seléucida llega a su fin tras doscientos cincuenta años de existencia. Siria se convierte en una provincia romana.

MITRÍDATES VI, escondido en Crimea idea un plan para invadir la península Itálica desde el norte, pero sus tropas, al mando de su hijo FARNACES, desertan y MITRÍDATES -en la fecha- se suicida. Al tiempo TIGRANES el Grande de Armenia, se rinde a los romanos. El Ponto es anexionado a Roma y gobernado por FARNACES (63 a 47 aC), y se permite a TIGRANES seguir reinando en Armenia a cambio de convertirse en una leal marioneta de Roma, y como tal actuará el resto de su vida. POMPEYO regresa a Roma triunfador.