La tentativa expansionista de MITRÍDATES VI hacia el oeste, contra Bitinia, y hacia el sur, contra Capadocia, son frenadas por Roma, pues ambos países son sus marionetas. MITRÍDATES se ve forzado a retroceder. En el año de la fecha, el Ponto es una potencia oriental de considerable fuerza, y MITRÍDATES se ha ganado el odio a muerte de Roma.

MITRÍDATES VI, rey del Ponto (las tierras de alrededor del mar Negro), consciente de que Roma está resuelta a limitar su poderío, decide tomar la ofensiva aprovechando la imprudencia de un pretor romano que provoca un ataque contra el Ponto. Avanza hacia el oeste en un ataque sorpresa, y expulsa a los romanos de Asia Menor, procurando dar muerte al mayor número posible de romanos e italianos que se han establecido en Oriente: “Vísperas efesias” (Se cree que aniquiló a 80.000, pero puede tratarse de un intento romano de exagerar las atrocidades del enemigo). De hecho, muchos romanos e italianos están dispersos por todas las provincias romanas como recaudadores de impuestos, comerciantes, prestamistas y terratenientes. También es así en Oriente, especialmente en Grecia, en las islas egeas y en las costas de Asia Menor.

MITRÍDATES VI, rey del Ponto, penetra en el área oriental de Grecia e incita a los griegos a la sublevación contra Roma, aprovechando, por otra parte, el descontento reinante por la política de los senadores y los oligarcas de la urbe. La revuelta se extiende y la mayor parte de Grecia y de las islas del Egeo caen en su poder. MITRÍDATES VI es considerado el libertador de los griegos contra los odiados romanos.

MITRÍDATES VI llega con SILA a la paz de Dárdano por la que se retira a sus posesiones anteriores a la guerra, renuncia a su flota y se compromete a pagar un enorme tributo. Las ciudades griegas que se han alineado con él también son obligadas a pagar.

El cumplimiento de las cláusulas del tratado entre SILA y MITRÍDATES VI, queda a cargo del propretor L.Licinio Murena. La “Segunda guerra de Roma contra Mitrídates VI” (83-81 aC) se produce al invadir los romanos el Ponto en el 83 aC al resistirse MITRÍDATES a cumplir con lo pactado en la paz de Dárdanos.

Roma tiene que intervenir otra vez en el Oriente. NICOMEDES III, rey de Bitinia, ha hecho también testamento en favor de Roma. Bitinia es una región enclavada entre los territorios que ya poseen los romanos en Asia y el famoso reino del Ponto. El resultado inevitable del legado de NICOMEDES es otra guerra a muerte con MITRÍDATES VI, olvidando la paz de Sila, que se rebela contra esta nueva ampliación del poder romano: “Tercera guerra de Roma contra Mitrídates VI”. El Senado romano envía a Bitinia al recién elegido cónsul Lucio Licinio LÚCULO, hombre de gran talento, de buen gusto, enérgico y capaz, que conoce el Oriente por haber acompañado a Sila en su campaña del 85 contra el rey del Ponto. Se cuenta de Lúculo que envió un mensajero, desde un puerto bloqueado dentro de unos cueros de cabra, el cual pasó inadvertido a través de la flota enemiga, confundido como un pez. Una muestra primitiva de un submarino.

En Bitinia, el ejército de MITRIDATES VI es aplastado por el comandante romano Lucio Licinio LÚCULO.

MITRÍDATES VI, escondido en Crimea idea un plan para invadir la península Itálica desde el norte, pero sus tropas, al mando de su hijo FARNACES, desertan y MITRÍDATES -en la fecha- se suicida. Al tiempo TIGRANES el Grande de Armenia, se rinde a los romanos. El Ponto es anexionado a Roma y gobernado por FARNACES (63 a 47 aC), y se permite a TIGRANES seguir reinando en Armenia a cambio de convertirse en una leal marioneta de Roma, y como tal actuará el resto de su vida. POMPEYO regresa a Roma triunfador.

JULIO CÉSAR se dirige desde Egipto a Siria para enfrentarse a FARNACES II, rey del Ponto, que se atreve ahora a desafiar a Roma disputándoles Armenia Menor y Capadocia.

JULIO CÉSAR, en la fecha, se enfrenta a FARNACES II en Zela, en el Ponto occidental, y la lucha es tan rápida y la derrota tan definitiva -sólo dura cinco días- que JULIO CÉSAR envía al Senado el resultado de la batalla resumida en tres palabras: Veni, vidi, vinci  (Llegué, vi y vencí).