GUEVARA sigue a FIDEL CASTRO en todos los avatares de la invasión de Cuba. Su columna, gana la famosa batalla de Santa Clara al tomar un tren blindado.

En Cuba, el desenlace de la revolución cubana se produce en diciembre. Los dignatarios del régimen de BATISTA se exilian. FIDEL CASTRO se halla a las puertas de Santiago, mientras el Che Guevara cerca Santa Clara, último cerrojo que controla el acceso a La Habana. Fulgencio BATISTA huye durante la Nochevieja, en el momento en que se desencadena una huelga general por todo el país. Se exilia en España, donde morirá.

La invasión del grupo de FIDEL CASTRO, por la que ningún observador habría apostado un céntimo de haber presenciado su desastroso arranque, hizo realidad la quimera: tras dos años de metódico avance a lo largo de la isla sobre el eje este-oeste y la apertura, gracias al aporte constante de voluntarios y la colaboración de los campesinos, de sucesivos frentes de combate, el día de año nuevo de 1959 las primeras columnas rebeldes entran en La Habana provocando la huida del dictador Fulgencio Batista. La imagen imperecedera de los bandidos rurales, que roban a los ricos para dárselo a los pobres, junto al sex-appeal de los jóvenes revolucionarios armados -tanto el propio CASTRO como el notoriamente fotogénico Che GUEVARA- le dan a la revolución de enero de 1959 un atractivo moral instantáneo, que es visto con simpatía por todo el mundo. Los izquierdistas de París y Madrid, de Londres y Nueva York, acuden en tropel a La Habana a sentir el sabor de una experiencia revolucionaria hispana.

Una semana después de haberlo hecho sus partidarios, el líder máximo, FIDEL CASTRO, realiza su entrada triunfal en La Habana, encabezando una variopinta columna de barbudos -intelectuales de la clase media y campesinos de las montañas de la provincia de Oriente- en uniforme de campaña y de adolescentes encaramados a los blindados y los jeeps. Una nueva época empieza para Cuba. Factores específicos secundan la revolución castrista. Por ejemplo, la progresiva pérdida de imagen de un caudillo demagogo, en un principio seductor, que muy pronto se convirtió en símbolo de corrupción. La gran burguesía de los negocios era culturalmente proamericana, y la pequeña burguesía demócrata, burlada por el golpe de Estado de Batista en 1952, se había radicalizado sin lograr los medios para actuar por sí misma. En cuanto al proletariado, numéricamente débil, no podía contar ni con los sindicatos ni con el Partido Comunista, metidos de pleno en la corrupción.

Por otra parte, la victoria de los rebeldes no hubiera sido factible sin el consentimiento de EEUU. Paradójicamente, Washington favorece la victoria de FIDEL CASTRO, quien, sin el menor escrúpulo, difunde una imagen no comunista. Periodistas de la CSS y del New York Timos presentaron un atractivo perfil del líder cubano: hijo de un importante terrateniente, ex miembro del partido democrático, cuyo lema era El honor contra el dinero, FIDEL CASTRO ha luchado brillantemente contra la corrupción y el gangsterismo político. Ante el corresponsal del New York Herald Tribune, Jules Dubois, FIDEL CASTRO no define su ideología, pero niega ser comunista: «La única persona que tiene interés en acusarnos de comunismo es el dictador Batista: ello le permite seguir recibiendo armas de EEUU., que se ven así salpicados por la sangre de los cubanos asesinados. El Movimiento del 26 de julio (1953) nunca habló de socialización ni de nacionalización de las industrias. Es completamente estúpido temer semejante cosa por parte de nuestra revolución».

Instauración en Cuba de un período de expropiaciones de los bienes estadounidenses, con la ruptura total entre ambos gobiernos y episodios tan importantes como la formación de una «Cuba paralela» en Miami, el desembarco en Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles de octubre de 1962.

Fidel Castro es nombrado primer ministro revolucionario de Cuba tras derrocar al dictador Fulgencio Batista y el breve periodo de interinidad presidido por Miró Cardona.

Renuncia el presidente liberal de Cuba Manuel Urrutia, que es sustituido por el abogado Oswaldo Dorticós. Inteligente y competente, tendrá considerable influencia en el gobierno. Dorticós es un próspero abogado que ha participado en el movimiento revolucionario cubano, razón por la cual es encarcelado en 1958. Escapado se refugia en México, en donde vive para volver del exilio después del triunfo de FIDEL CASTRO. Ha sido Ministro de Justicia, cargo desde el cual ha ayudado a formular las políticas cubanas.

Narcís Gelats, oriundo de la ciudad de Lloret de Mar, se convertirá en el paradigina del emigrante catalán ahorrativo, laborioso y emprendedor que, motivado por un interés eminentemente comercial, decide «cruzar el charco» y fundar una institución bancaria por medio de la cual, además de enriquecerse, realiza una permanente contribución a la economía cubana durante más de 80 años. El banco fundado por el empresario catalán Narcís Gelats en 1876 ha sido una especie de templo de la banca y las finanzas en Cuba, pues durante los años 40 y 50 ha intensificado los servicios que prestaba a la economía cubana, acrecentando su poder y su prestigio hasta el año de 1960, en que es víctima de la nefasta política de expropiaciones masivas que lleva a cabo el Gobierno de FIDEL CASTRO contra toda forma de propiedad privada.

En Cuba, se nacionalizan todas las fincas mayores de 65 hectáreas. La reforma agraria va a conducir al primer enfrentamiento grave de Cuba con EEUU. Los americanos son dueños de mucha tierra cubana lo que ha originado bastante resentimiento nacioanalista durante años y, aunque se ofrece compensación a los terratenientes expropiados, la mayoría se sentirá robada. El gobierno de EEUU. sugiere que puede reducir la cuota de importación de azucar cubano, savia vital de la economía de la isla. CASTRO se vuelve hacia la Unión Soviética de Nikita Krushov, que está más que dispuesta a ofrecerse como nuevo mercado. La Guerra Fría llega al Caribe y el conflicto entre Cuba y EEUU. se acelera.