JUAN CRISÓSTOMO (Obispo de Constantinopla)

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JUAN CRISÓSTOMO es ordenado Obispo de Constantinopla con el beneplácito del emperador.


JUAN CRISÓSTOMO, después de haberse retirado cuatro años con un ermitaño, de regreso a Antioquía, fue ordenado diácono en el 381 y sacerdote en el 386. Desde este año hasta 397, fue predicador de la iglesia principal. Muerto Nectario, en la fecha, es elegido para sucederle como patriarca de Constantinopla, JUAN CRISÓSTOMO que es ordenado Obispo con el beneplácito del emperador ARCADIO. Juan CRISÓSTOMO confiesa que es muy urgente reducir a silencio a los herejes e impedir que seduzcan a los demás. Pero añade que no se les puede aplicar la pena de muerte: «Matar a un hereje es un crimen imperdonable». León, Martín y otros, han proclamado que nada puede justificar el que la Iglesia derrame sangre. Desprovisto de las dotes diplomáticas elementales para moverse en los círculos cortesanos y deseoso de reformar al relajado clero, sólo encontrará una encarnizada oposición pese a que dedicará cuantiosos fondos a obras de beneficencias como hospitales y auxilio de los necesitados.

Juan CRISÓSTOMO, obispo de Constantinopla, descubre seis casos de simonía episcopal.


El soborno directo también es usual en la Iglesia. Juan CRISÓSTOMO, obispo de Constantinopla, depone a seis obispos acusados de simonía episcopal en el sínodo que se celebra en Éfeso en el año 401. Los culpables hablan sin rodeos: «Hemos pagado sobornos -lo reconocemos- con el fin de que nos designaran obispos y nos eximieran de los gravámenes civiles.» Y es que se ha extendido en la Iglesia la intervención directa de los laicos en asuntos totalmente eclesiásticos, como: el nombramiento de obispos y abades, y aún la entrega del báculo y del anillo, propios del cargo; en esto consiste el derecho de investidura laical. Hay muchos abusos derivados de influencias políticas, parentesco, etc.; candidatos indignos y sin vocación logran puestos de relevancia en la Iglesia. Algunos sínodos se cuidarán de este tema. Los seis obispos son depuestos.

JUAN CRISÓSTOMO es depuesto como obispo de Constantinopla y es desterrado.


La enemistad de la emperatriz EUDOXIA -a la que JUAN CRISÓSTOMO había criticado ásperamente por su vida lujosa y por la comisión de diversas injusticias- unida al rencor de TEÓFILO de Alejandría — y a las intrigas de sus compañeros de episcopado, cristalizaron en el conocido «Sínodo de la Encina», suburbio de Calcedonia. Fue allí donde TEÓFILO convocó a treinta y seis obispos, de los que siete eran egipcios y todos enemigos de JUAN CRISÓSTOMO. Tras negarse éste por tres veces a comparecer ante aquel sínodo, es depuesto en el 403. El emperador ARCADIO lo destierra inmediatamente a Bitinia pero la emperatriz lo hace volver al día siguiente lo que parece reconciliar a ambas personalidades. Pero en el año siguiente, 404, volverá de nuevo a ser desterrado esta vez a Cúcuso y posteriormente a Pitio, en el extremo oriental del Mar Negro.