El líder espiritual del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas), jeque Ahmed Yassin, de 67 años, ha muerto hoy en un ataque con misiles lanzados por un helicóptero de las fuerzas israelíes en Gaza a primeras horas de esta mañana. Yassin, que padecía tetraplejia por un accidente, se dirigía en su silla de ruedas a la mezquita cercana a su casa a rezar las oraciones de la mañana, acompañado de dos guardaespaldas, en una furgoneta. En ese momento, tres helicópteros israelíes de combate “Apache” han lanzado dos misiles aire- tierra que han alcanzado la furgoneta y Yassin y sus guardaespaldas han fallecido, así como un hombre que salía del templo.

El Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) ha anunciado su participación por primera vez desde la constitución de 1994 de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), en las elecciones parlamentarias del próximo 17 de julio, en las que será el rival del movimiento nacionalista Al Fatah, del presidente Mahmud Abbas (Abu Mazen), principal movimiento de la OLP a la que no están afiliados Hamas ni la Yihad Islámica. La decisión de Hamas coincide con una grave crisis interna en Al Fatah entre los viejos dirigentes y camaradas del fallecido presidente Yasser Arafat y los de la nueva generación, en pugna por reformar los organismos. El presidente Mahmud Abbas ha dicho: “Creo que es un buen paso frente al que debemos reaccionar positivamente” y ha alentado al resto de las facciones palestinas a competir en las elecciones. (Tres días después de las elecciones ha de comenzar la retirada israelí de Gaza)

Ante la perspectiva de que se produzca un importante retraso en la celebración de las elecciones legislativas en Palestina, Hamas ha demostrado con furia su capacidad para debilitar la diplomacia de Abbas lanzando dos oleadas de cohetes contra una ciudad israelí al otro lado de la frontera y contra un asentamiento israelí de Gaza. El ejército israelí aplaza un gran ataque a Hamas y Yihad Islámica, mientras intenta convencer a los integristas de que respeten la tregua. Israel no quiere que el presidente palestino, Mahmud Abbas, tenga excusa para intervenir y forzar el mantenimiento de la tregua, que dura cuatro meses.

Hamas no renuncia a la violencia y rechaza reconocer a Israel.

Hamas despliega sus propias fuerzas de seguridad, en un desafío directo al presidente Abbas y la policía. Primeros enfrentamientos entre Hamas y Al Fatah.

Cientos de miembros de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) vinculados al movimiento nacionalista Al Fatah abren fuego contra la sede del Parlamento palestino y del Consejo de Ministros en la ciudad cisjordana de Ramallah, ambas instituciones controladas por Hamas. Fuentes palestinas cercanas a la ANP en Ramallah informan que se trata de una represalia a los ataques perpetrado por miembros del movimiento extremista islámico Hamas contra activistas de Al Fatah en la franja de Gaza. Las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, brazo armado de Al Fatah, y que también participaron en las agresiones, amenazan con atacar las sedes del Parlamento palestino en toda Cisjordania. El movimiento de Al Fatah perdió las elecciones generales palestinas del pasado 25 de enero en las que Hamas se hizo con el control del Parlamento y ambas organizaciones se encuentran inmersas en una lucha por el poder.

Mlilitantes de Hamas, el movimiento que ganó las elecciones legislativas palestinas y al que pertenece el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Ismail Haniye, efectúan una incursión en Israel -a través de un túnel- desde la franja de Gaza, atacando con bombas y granadas un tanque: matan a dos de sus tripulantes, hieren a una tercero y secuestran a un cuarto, Gilad Shalit. En la subsiguiente refriega mueren al menos tres atacantes, mientras helicópteros y fuerzas terrestres israelíes baten el área. Se trata del primer ataque desde la franja llevado a cabo por milicias palestinas desde que Israel se retiró de ese territorio hace aproximadamente un año y, obviamente, un nuevo obstáculo al proceso de paz.

Hamas y Al Fatah llegan por fin a un acuerdo, después de varias semanas de negociación con el llamado documento de los presos como base, el cual supone aceptar el principio de dos estados, el palestino y el israelí. Según este documento, el territorio palestino queda comprendido en las fronteras de 1967: Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. Esto implica – de algún modo- el reconocimiento de la existencia del Estado de Israel, algo a lo que se ha negado siempre y como principio el movimiento integrista que ahora ostenta el Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). El presidente Mahmud Abbas, por Al Fatah, y el primer ministro Ismail Haniye, por Hamas, anunciaron anoche la consecución del acuerdo, después de largas semanas de intenso “diálogo nacional”. Dos generales egipcios que se desplazaron a Gaza para negociar en la crisis del soldado israelí secuestrado lograron que Abbas y Haniye firmaran el documento.

En la madrugada, las tropas israelíes detienen a 98 cargos de Hamas, entre ellos 8 ministros del Gobierno palestino, 26 diputados y 64 responsables de Hamas. Por otra parte, aparece muerto el colono secuetrado cerca de Ramala el pasado día 27.

Las tropas israelíes entran en Líbano. El ejército israelí advierte a la población libanesa de que huya en un radio de 60 km. Siria ofrece a EEUU. dialogar para buscar una solución global al conflicto. Sin embargo, los sondeos en Estados Unidos empujan a la Casa Blanca a mantener su apoyo incondicional a Israel. Los dirigentes de Hezbollah distan mucho de ser marionetas manejadas por Siria o Irán. Están a la cabeza de un movimiento social profundamente arraigado en una comunidad que constituye el 40% de la población libanesa. Esto explica en parte por qué Israel no ha logrado destruirlo en los últimos 20 años. Frente a la impotencia total de los Estados árabes – dependientes en su mayoría de EE. UU.-, la resistencia de Hezbollah y Hamas es inmensamente popular en el mundo árabe y musulmán. Cualquiera que acuda al rescate de los desesperados palestinos se convierte el acto en un héroe para el árabe de la calle. En esta ocasión -entre julio y agosto- mueren 1.500 personas, la mayoría civiles.