En los fines de esta era comienzan a surgir verdaderos cuestionamientos sobre las enseñanzas religiosas de la época. Sobre el supuesto de que el cristianismo católico ha abandonado muchos principios cristianos algunos ilustrados creen necesaria una restauración.

El Humanismo se introduce en Catalunya en la segunda mitad del siglo XV, a través del influjo de la corte napolitana de ALFONSO V y de la corte romana de los papas BORJA. Corresponden a esta generación las figuras de Joan Margarit, Jeroni Pau i Pere Miquel Carbonell. Juntamente con una voluntat de estilo, estos autores introducen en nuestro país novedades temáticas y metodológicas, como el interés por la gramática histórica o los primeros pasos de la arqueología.

Regiones como Emilia, Romana, Marcas o Umbría se encuentran fraccionadas en un gran número de pequeños estados. A lo largo de la segunda mitad del siglo XV el Papado consigue imponer su hegemonía sobre la zona, no sin antes vencer la enconada resistencia de los señores locales de Módena (Torelli, Gonzaga, Correggio y Pio), Mantua (Gonzaga), Ferrara (Este), Bolonia (Manfredi y Bentivogli), Forlí (Ordelaffi), Rímini (Malatesta), Pésaro (Sforza), Urbino (Montefeltro) y Camerino (Varano).

En Barcelona no hay Estudio General (Universidad) hasta este año, por disposición del rey ALFONSO V y bula del papa NICOLÁS V. Funcionaban, sin embargo, prestigiosas escuelas fundadas por los dominicos y franciscanos. Desde hace 49 años, la ciudad ya dispone del Estudio General de Medicina, fundado por el rey Martín I el Humano, pero ni el Consejo de Ciento ni otras altas instituciones de la ciudad lo han aceptado, porque lo consideran una intromisión en sus jurisdicciones. En cambio, el privilegio de Alfonso el Magnánimo es concedido a petición del Consejo de Ciento, que siempre ha considerado la institución universitaria creada en 1450 como el Estudio General de la ciudad, que ya tenía bajo su control y patrocinio.

Los ocho años de pontificado de NICOLÁS V, suponen importantes hitos tanto desde el punto de vista político como desde el científico y literario. En 1451 proclama una bula para fundar la universidad de Glasgow.

NICOLÁS V, en 1452, en cumplimiento de su acuerdo con FEDERICO III, lo corona en la Basílica de San Pedro, acto que no volverá a repetirse nunca más en la historia. Es el último emperador del Sacro Imperio coronado por el papa, seiscientos cincuenta años después de que Carlomagno sentara el precedente. FEDERICO III adoptará, como emperador, la divisa AEIOU (Austriae est imperare orbi universo). Su política de herencias y matrimonios que han situado a los Habsburgo en cabeza de los países occidentales da un contenido real a la mencionada frase emblemática.

En 1452, NICOLÁS V emite la bula papal Dum Diversas, que concede el rey de Portugal el derecho de reducir cualquier «sarraceno, pagano y cualquier otro incrédulo» a la esclavitud hereditaria. Dum Diversas legitimiza el comercio de esclavos, que se inicia en esa época con las expediciones de Enrique el Navegante para encontrar una ruta marítima a la India, las cuales se financiarán con los esclavos africanos. Esta aprobación de la esclavitud será reafirmada y ampliada en su bula papal Romanus Pontifex de 1455.

Tiene lugar una conspiración contra NICOLÁS V y los cardenales -descubierta en el último momento- que constituye una amarga experiencia para el Papa. Aunque impotente para conjurar los acontecimientos que se produjeron durante su reinado -invasión de Hungría e Italia por los turcos, ocupación de Viena por los húngaros, conquista de Bohemia y Hungría por Podebrady y Corvino, respectivamente- consiguió hacer hereditaria la dignidad imperial en la casa de Habsburgo, que había de convertirse en una de las dinastías más poderosas de Europa.

NICOLÁS V intenta convocar a los reyes cristianos a una cruzada para evitar la inminente caída de Constantinopla en manos de los turcos, pero su llamada es ignorada y la ciudad caerá en el mes de julio de 1453, acentuando con ello, el aislamiento de los cristianos griegos.

La popularidad de S.Jordi llegó en Inglaterra a su punto más alto durante la Guerra de los Cien Años. Esta guerra alentó el nacionalismo inglés y en el ambiente bélico de aquellos años la imagen del pacífico S.Eduardo el Confesor, tan venerado hasta entonces, dio paso a una fervorosa devoción hacia el dinámico S.Jordi, patrón de los ejércitos y de las órdenes de caballería, el santo-soldado que simbolizaba unos ideales por los cuales valía la pena luchar y morir. En este ambiente, el nombre del santo fue adoptado como un grito de guerra que había de sonar en mil batallas y que Shakespeare inmortalizó al ponerlo en labios del vencedor de Agincourt, aquel: \»God for Harry, England and saint George\».