NICOLÁS I el Místico es nombrado patriarca de Constantinopla (901-907) (912-925)

Fallece el papa BENEDICTO IV en extrañas circunstancias atribuyéndose su muerte a agentes de Berengario. Su lucha contra la corrupción eclesial, su sentido de la justicia y su generosidad le valdrán el título de «Grande». Ha centrado sus mayores esfuerzos en desterrar la corrupción eclesial y volver al clero a su misión espiritual, de la que lo alejaban las apetencias materiales, las luchas de príncipes y nobles, y el ambiente general de descomposición que imperaba en Roma. No ha tenido éxito en su desigual lucha, pero el haberla emprendido honrará su memoria.

LEÓN V -papa- (7.903-9.903). Varón recto y piadoso.

El papa LEÓN V es depuesto en setiembre de 903 por su director espiritual, el cardenal CRISTÓBAL, que lo recluye en un monasterio. Su pontificado ha durado tan sólo un poco más de un mes y marcará uno de los puntos más negros del «saeculum ferreum obscurum».

Fallece -al parecer asesinado por orden del futuro Sergio III- el papa LEÓN V que ha sido recluido en un monasterio hace escasamente un mes.

CRISTÓBAL I -antipapa- (10.903 – 29.1.904). Dado que el papa León V ha fallecido, CRISTÓBAL se proclama papa.

SERGIO III (29.1.904-14.4.911) es el nuevo papa. Nombrado obispo de Cerveteri por el papa Formoso, a la muerte del papa Esteban VI, en 897, intenta, apoyado por la familia Spoleto, acceder por primera vez al trono papal aunque fracasa al resultar elegido Teodoro II. Al año siguiente intenta por segunda vez acceder al pontificado, fracasando nuevamente al ser elegido Juan IX lo que le supuso ser excomulgado y exiliado hasta que el papa León V revocó la excomunión y pudo volver a Roma en 903. Tras su regreso, y apoyado por la familia Spoleto y sobre todo por el senador, jefe del ejército y tesorero de la Iglesia romana, TEOFILACTO I, lo hacen elegir pontífice el 29 de enero de 904. SERGIO III, gran enemigo de Formoso, manda anular los decretos surgidos de todos los concilios celebrados desde 898 con el objeto de rehabilitar a Formoso.

La elección como papa del conde de Túsculo (SERGIO III), supone el inicio de un periodo de la historia del papado conocido como «pornocracia» (término acuñado en el siglo XVI por el cardenal Caesar Baronius) debido a la influencia que en las decisiones papales van a jugar dos mujeres: TEODORA la Mayor, esposa del senador romano TEOFILACTO I, y la hija de ambos MAROZIA. Dicho periodo, conocido como «gobierno romano de las cortesanas», se inicia en el año 904 con la elección como papa de Sergio III, y finaliza en el año 935 cuando el papa Juan XI, hijo de MAROZIA, y esta misma sean encarcelados por ALBERICO II, hijo también de MAROZIA fruto de su primer matrimonio. Los papas que ocuparán la silla de Pedro durante este periodo serán: Sergio III, Anastasio III, Landon, Juan X, León VI, Esteban VII y Juan XI. Hay historiadores que alargan dicho periodo hasta el año 963 incluyendo los papados de León VII, Esteban VIII, Marino II, Agapito II y Juan XII, los cuales estuvieron marcados por una nueva influencia, la ejercida por el hijo de MAROZIA, ALBERICO II.

El papa SERGIO III -cuya vida privada es tan escandalosa como la pública- ha hecho encarcelar al antipapa CRISTOBAL I. Finalmente lo hace degollar. La calidad de los obispos deja mucho que desear, pues la elección de los príncipes no obedece únicamente a consideraciones religiosas. Pueden desear como obispo a un buen militar; quieren dejar bien colocados a sus numerosos hijos; incluso venden el cargo al mejor postor. Se habla entonces de simonía, es decir, de tráfico de cosas sagradas, tal como había intentado hacer Simón el mago (Hch 8,20). A malos obispos corresponden malos presbíteros y malos fieles. Se acusa a muchos presbíteros de nicolaísmo, o sea, de concubinato, por referencia al Apocalipsis (Ap 2,6.14-15). Es verdad que la legislación eclesiástica en materia de matrimonio y de celibato de los presbíteros no siempre ha estado clara. Los abusos cunden también en el papado. Esto explica los papas concubinarios y los papas menores de veinte años. Por razones de moralidad, los emperadores alemanes imponen a su vez su candidato para la sede de Pedro…

El emperador LUIS III regresa de su exilio, pero no es reconocido ni por sus presuntos súbditos, que obedecen a BERENGARIO, verdadero señor de Italia. En 905, en uno de sus continuos enfrentamientos, BERENGARIO hace prisionero a LUIS y, después de arrancarle los ojos, le deja marchar a su Provenza. BERENGARIO que lo destituye como emperador, intentará infructuosamente que el Papa SERGIO lo corone como sucesor.