BORIS YELTSIN (Primer presidente de la Federación de Rusia) (1991-1999)

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La intervención de Chechenia comienza con la destrucción de los aeropuertos. YELTSIN cree que DUDAYEV no tiene gran respaldo popular


La intervención comienza con la destrucción de los aeropuertos chechenos. YELTSIN cree que DUDAYEV no tiene gran respaldo popular y que la oposición está bien articulada, así que da por hecho que las tropas federales van a tomar Grozni en unas horas. Pavel Grachov -ministro de Defensa- dice que le basta una división de paracaidistas.

Los bombardeos sobre Grozni marcan el inicio de una de las batallas más cruentas.


Los bombardeos sobre Grozni marcan el inicio de una de las batallas más cruentas. En el bando checheno destaca MASJADOV que coordina la exitosa defensa del centro del Grozny, en especial el palacio presidencial lo que le valdrá ser promocionado por DUDAYEV a jefe del Estado Mayor con mando sobre todas las fuerzas chechenas. Mientras Yeltsin anuncia públicamente el cese de los bombardeos y el inicio de negociaciones, en Grozni las bombas caen sin cesar. La guerrilla ofrece una gran resistencia y se bate en retirada para hacerse fuertes en otras ciudades del país. La violencia llega a tal extremo que los ocupantes no hacen prisioneros, sino que ejecutan directamente a los chechenos que caen en sus manos. La crueldad y el ensañamiento destructivo de los soldados rusos, origina repercusiones inesperadas. Los hombres de Labazanov, comandante de las tropas dependientes del Consejo Provisional, rompen con Moscú y pasan a la ofensiva contra las tropas rusas. En las regiones limítrofes se sabotean las comunicaciones. Algunos oficiales se niegan a obedecer las órdenes de avanzar sobre los civiles. Se producen más de 25.000 muertos, la mayoría civiles.

En Rusia, los comunistas, encabezados por Guennadi Ziugánov, se consolidan como la primera fuerza de la Duma en las elecciones legislativas de diciembre.


En Rusia, en las elecciones legislativas celebradas en diciembre de 1995 -consideradas un ensayo para las presidenciales de 1996- los comunistas, encabezados por Guennadi Ziugánov, se consolidan como la primera fuerza de la Duma, lo que significa un nuevo revés para Yeltsin y pone de manifiesto el rechazo popular a su política. Por otro lado, la descomposición de la sociedad rusa permite el aumento de organizaciones mafiosas que tienen una mayor presencia en la economía rusa.

Los ajustados resultados en Rusia obligan a YELTSIN a incorporar al gobierno a los nacionalistas.


En 1996, la cruenta guerra de Chechenia y la durísima campaña electoral, cuyos ajustados resultados obligan a YELTSIN a incorporar al gobierno a los nacionalistas y a pactar con los antiguos comunistas, son circunstancias que minan aún más la quebrantada imagen del presidente ruso, quien con posterioridad deberá afrontar serias y profundas crisis de gobierno, la situación de bancarrota económica del país, la corrupción administrativa y el creciente poder de las mafias.

Yeltsin, una vez confirmado como presidente, su salud hace aguas y la lucha por el poder la libran entre bastidores los dos hombres fuertes del Kremlin.


Yeltsin, una vez confirmado como presidente, su salud hace aguas y la lucha por el poder la libran entre bastidores los dos hombres fuertes del Kremlin: el primer ministro, Viktor Chernomirdin y el presidente del Consejo de Seguridad y figura emergente en las presidenciales de junio, el general Alexander Lebed.

El presidente Boris YELTSIN, se presenta en las elecciones de junio de 1996, como pacificador de un conflicto que él no ha hecho sino avivar sin cesar.


El presidente Boris YELTSIN, en su batalla por la reelección como jefe del Estado en las elecciones de junio de 1996, no duda en presentarse como pacificador de un conflicto que él no ha hecho sino avivar sin cesar. Tiene como principal oponente al candidato comunista Guennadi Ziugánov. Yeltsin resulta elegido, con lo que se convierte en el primer presidente democrático de Rusia, tras superar en la segunda vuelta a Ziugánov.

YELTSIN, cada vez más débil de salud, saca fuerzas para encomendar al general Alexander LEBED, la pacificación de Chechenia.


En agosto de 1996, YELTSIN, cada vez más débil de salud, saca fuerzas para encomendar al general Alexander LEBED, presidente del Consejo de Seguridad tras sus excelentes resultados electorales, la pacificación de Chechenia. Lebed, que se opone a una intervención masiva del ejército ruso, emprende unas difíciles negociaciones con el jefe del Estado Mayor de las fuerzas separatistas, Aslan MASJADOV. LEBED se juega todo a una carta, no en vano en Chechenia se libra en este momento la batalla por el poder de Moscú.

Masjadov de Chechenia se reúne con Yeltsin en Moscú para la firma de un tratado de paz.


El perfil de moderado de MASJADOV se refuerza en sus primeras actuaciones dirigidas a restablecer el orden interno, siempre amenazado por la profusión de armas, la rivalidad entre los clanes tradicionales y el bandidismo, someter a las unidades guerrilleras renegadas y alcanzar un modus vivendi con las autoridades del Kremlin. El 12 de mayo se reúne con Yeltsin en Moscú para la firma de un tratado de paz que la parte chechena se apresura a presentar como el reconocimiento de la República como “unidad de derecho internacional”, si bien la cuestión del estatus vuelve a estar ausente. En los meses siguientes, MASJADOV rechazará las propuestas rusas de un tratado de unión similar al de la República de Tatarstán, que otorga amplias cotas de autogobierno, e insiste en una salida independentista en términos amistosos.

El presidente ruso firma un acuerdo con la OTAN de no interferencia mutua en la política defensiva de ningún Estado europeo.


Rusia, pese a su adhesión al proyecto de Asociación por la Paz, ha venido rechazando abiertamente en los últimos años la incorporación de sus antiguos aliados de Europa del Este a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), amenazando con incumplir los acuerdos para la reducción de armamento. Tal negativa se argumenta en el hecho de que una incorporación de esos países supone una seria amenaza a su seguridad nacional. Sin embargo, en un giro radical tras meses de arduas negociaciones diplomáticas en las que juega un importante papel el secretario general de la OTAN, el español Javier Solana, el presidente ruso se aviene a firmar el 27 de mayo de 1997 un acuerdo por el que ambas partes se comprometen a no interferir en la política defensiva de ningún Estado europeo, lo que en la práctica supone levantar su veto a la ampliación de la OTAN por Europa Oriental. De forma simultánea, Yeltsin anuncia el desmantelamiento de los misiles que apuntan hacia los países de la Alianza Atlántica, lo que, unido a la firma del acuerdo con la OTAN, le vale las críticas de los sectores nacionalistas dentro del país.