La necesidad de acabar con el régimen de los talibanes convierte a la ex república soviética de Uzbekistán en un excelente aliado para EEUU. Desde la frontera, la ciudad más importante del norte afgano, Mazar-i-Sharif, está a tiro de piedra para las guerrillas uzbekas del general Dostum. El empuje de las guerrillas tayikas por el valle del Panshir termina con el triunfo de la Alianza del Norte y con la consolidación de Washington como potencia dominante en Asia Central. Desde la guerra de Afganistán del 2001, tres de estos países que formaban parte de la URSS, Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán, son clave porque en ellos se encuentran las bases militares que apoyan a las tropas de Afganistán. Motivo más que suficiente para que EEUU. defienda ante todo la estabilidad en la zona. Moscú, que ve cómo pierde influencia a marchas forzadas en su patio trasero, coincide con Washington en este deseo por un motivo muy diferente: el temor a que los problemas étnicos o religiosos, latentes en Asia Central, se extiendan al territorio ruso.

El presidente Emomali Rajmonov, en Dushambé, y su homólogo uzbeko, Islam Karimov, merecen la máxima atención de las organizaciones de derechos humanos. La oposición está silenciada en ambos países y las acusaciones de torturas y violaciones por parte de las fuerzas del orden se suceden sin interrupción en los últimos años. La alianza de EEUU. con Uzbekistán ha llegado al punto de que los norteamericanos han enviado al país asiático presos capturados durante la guerra contra el terrorismo internacional para ser interrogados, porque les supone una mayor facilidad.

El presidente de Uzbekistán, Karimov, debe hacer frente al principal factor desestabilizador de la zona: los movimientos islamistas. Su enemigo actual es el Hizb Ut-Tehrir (o Partido de la Liberación Islámica), un misterioso movimiento escindido de los Hermanos Musulmanes y que, entre otras cosas, predica acabar con el Estado laico de Karimov, aboga por crear un gran califato en Asia Central según los principios de la charia e independizar los territorios musulmanes de Rusia.

El ejército uzbeko, que mantiene bloqueada Andizhan y ha impedido el paso a ONG extranjeras, pone cerco a la ciudad fronteriza de Kara-Su donde se han refugiado miles de personas procedentes de Andizhan. El conflicto se ha extendido también a otros pueblos del valle de Ferganá, y las víctimas mortales podrían superar en ellos los dos centenares. La extensión del conflicto podría desestabilizar esta ex república soviética de Asia Central, aliado clave de EEUU. en la zona y con muy buenas relaciones con Rusia. El autoritario presidente del país, Islam Karimov, acusa a los terroristas islamistas. La oposición, organizaciones de derechos humanos que acusan al Gobierno de practicar indiscriminadamente la tortura y los propios ciudadanos uzbekos mantienen que la oposición quiere simplemente mejoras económicas.

Reunión del grupo de Shanghai (China, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán), que se celebra en Almaty. Han pedido a EEUU. que fije una fecha para la retirada de sus bases en Asia Central. (Unos días después, los gobiernos kirguís y uzbeko harán oficial esta petición). Con el presidente Putin en el Kremlin, las relaciones con el país vecino han mejorado desde su reunión con Jiang Zemin en el 2000.

En general, la integración regional está avanzando en Asia de forma bastante dinámica, lo que comienza a afectar incluso a países como Australia. El sábado, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, mantuvo conversaciones de seguridad con Japón y Australia encaminadas a contener a China. En ellas quedó patente que mientras Washington se centra en presentar a China como una amenaza militar, su fiel Australia, que comercia mucho más con China que con EEUU. prefiere considerar al gigante asiático como una oportunidad y no quiere confrontaciones. Indonesia, otro país importante, matiene relaciones militares con China. La Organización de Cooperación de Shanghai, que Rusia y China formaron con las repúblicas ex soviéticas de Asia central: Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, incluye ya a India, Pakistán, Irán y Mongolia como observadores.

Los dos países (Rusia y China) coinciden en su común interés en que EEUU. se vaya de las posiciones que adquirió en el patio trasero ruso-chino de la Asia central ex soviética en el 2001 con la excusa de la “lucha contra el terrorismo” y han aprovechado con cierta habilidad las criticas estadounidenses a Uzbekistán para facilitar el regreso al redil del presidente de ese país, Islam Karimov, que ha cancelado el permiso para la presencia de tropas norteamericanas allá. La tercera gran coincidencia entre rusos y chinos es India. Ni Moscú ni Pekín quieren que India se convierta en un vasallo de EEUU. en Asia. “El verdadero siglo de Asia llegará cuando China e India vayan de la mano”, dijo en su última conferencia de prensa el primer ministro chino Wen Jiabao. Los dos países están resolviendo sus principales puntos conflictivos; el pleito fronterizo está siendo objeto de negociaciones y, para prevenir posibles colisiones derivadas de su común y creciente sed de petróleo, se han firmado acuerdos en materia de producción y explotación conjunta de recursos. Uno de los temas barajados, de gran importancia para la Unión Europea, es un comercio energético en Asia en euros, una pésima noticia para EEUU. y su dólar.

China da un paso más en su estrategia silenciosa de ampliar su área de influencia. Pekín ha logrado consolidar su presencia en territorios muy ligados a Rusia a través de un importante acuerdo energético con Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán. El presidente chino, Hu Jintao, junto a sus colegas de las tres repúblicas ex soviéticas, inaugura, en la fecha, el llamado gasoducto del siglo en la localidad turkmena de Samandepe. Esta inmensa tubería de 7.000 kilómetros de longitud (20.000 millones de dólares) transportará gas natural desde Turkmenistán hasta las ciudades de Cantón y Shanghai, a través de Uzbekistán y Kazajistán y la red de gasoductos nacionales. A partir del 2013, y en los próximos treinta años, esta tubería transportará hasta 40.000 millones de metros cúbicos anuales de gas a China y alimentará así el voraz apetito de la industria del gigante asiático. Casi la mitad de sus necesidades actuales. China ha consolidado su papel de socio estratégico para los países de Asia Central, una zona muy rica en hidrocarburos. Y para ello no ha dudado en usar su arma preferida: dinero fresco para financiar proyectos de la región.

Después de los primeros ataques, los vecinos de los barrios uzbekos de Osh han cortado chopos y los han arrojado sobre la calle para formar barricadas que les protejan de los intrusos. Los militares consiguen, en la fecha, después de diez días de tensión en el sur de Kirguistán, retirar los obstáculos que han convertido a Osh en una ciudad, además de quemada, dividida. Los soldados cumplen así la orden que ha dado la presidenta interina del país, Roza Otunbayeva, después de visitar la ciudad el pasado viernes. Al contrario de lo que se temía, no encontraron ninguna resistencia por parte de la minoría uzbeka. Las barricadas sólo estaban colocadas en las zonas donde todos los vecinos son de etnia uzbeka. En los barrios con población mixta, los enfrentamientos interétnicos han sido menos intensos o inexistentes. En Jalal Abad, la otra ciudad del sur de Kirguistán que ha registrado pogromos en la última semana, la situación ha sido similar.