CÁNOVAS pretende restaurar la monarquía por caminos pacíficos y democráticos. Sabe que sólo esta base legal permitirá un amplio consenso nacional, un reconocimiento internacional y una prolongada estabilidad del nuevo régimen. Pero la tradición de los pronunciamientos militares está aún viva en el país. Y un general en activo, monárquico de toda la vida, Arsenio MARTÍNEZ CAMPOS, gobernador militar de Catalunya, se levanta militarmente cerca de Sagunto el 29 de diciembre de 1874, proclamando rey a ALFONSO XII (1874-1885). El general sólo cuenta con dos batallones para respaldar su proclamación, pero incluso tan magra fuerza sobra. España está harta de anarquía, guerra civil y desgobierno y, monárquicos y republicanos, están convencidos de que la única salida es la restauración borbónica. El gobierno de Madrid no opone resistencia. La Restauración viene de la mano de un ejército, que desde el golpe de PAVÍA ha abandonado sus veleidades liberales para vincularse ahora decididamente a las clases conservadoras.

Si este alzamiento fuese considerado por la mayoría de españoles como un acto sedicioso contra la patria común, la causa del príncipe ALFONSO quedaría definitivamente perdida. CÁNOVAS, que teme que esto ocurra, maldice la alocada intervención de Martínez CAMPOS, y, CÁNOVAS, es encerrado por el momento en el Gobierno Civil de Madrid. Pero el pronunciamiento encuentra amplios apoyos militares, por ejemplo, el de los generales Jovellar, Primo de Rivera, Valmaseda, Quesada, Moriones y Laserna. Dimite SAGASTA -Presidente del Consejo-. Lo cierto es que el gobierno de SERRANO cuenta con pocos partidarios. El general se halla ausente de Madrid, dirigiendo el anticarlista Ejército del Norte, y no puede evitar que la llama del pronunciamiento prenda en otros sectores del Ejército y en gran parte de la población civil. Sus propias tropas no le siguen en el norte. SERRANO, después de tantear infructuosamente a los principales mandos del ejército del norte, traspasa la frontera.

El día 30 de diciembre, el capitán general de Madrid se manifiesta a favor de don ALFONSO. CÁNOVAS es liberado.

El príncipe ALFONSO, después de más de seis años de exilio pasados sobre todo en París, Viena y en la localidad inglesa de Sandhurst, que han resultado fundamentales para su formación como persona y como rey, sale de Londres hacia París para pasar el resto de las vacaciones de Navidad. En el Palacio de Castilla se entera de la noticia del pronunciamiento habido en España y sin alterarse, después de asistir con su madre a una función de teatro programada con anterioridad, manifiesta su propósito de pasar rápidamente a España para asumir su nueva responsabilidad. No tiene ninguna duda. Es ya el nuevo rey de todos los españoles, militares y civiles. Antonio CÁNOVAS lo confirma oficialmente aquella misma mañana: “Los ejércitos del Centro, del Norte y las guarniciones de Madrid y las de provincias han proclamado a don ALFONSO XII rey de España. Madrid y todas las poblaciones responden con entusiasmo…”. Ante el hundimiento de la República, CÁNOVAS forma un gobierno porvisional para intentar el control de la situación en los momentos iniciales de la restauración monárquica.