Recrudecimiento de la lucha en la Casa de Campo de Madrid.

Decreto revolucionario republicano legalizando ciertas uniones matrimoniales en tiempo de guerra.

Desde hace unos meses existen entre FRANCO y las fuerzas que han apoyado su levantamiento, Falange y Partido Tradicionalista, arduas disensiones. La Falange está liderada provisionalmente por Manuel Hedilla, abiertamente contrario a la unificación que tanto FRANCO como su cuñado, Ramón Serrano Suñer, vienen preparando en Salamanca desde el mes de febrero de 1937. De hecho, ambos alientan con sigilo la rebelión antihedillista en el seno de Falange con objeto de yugular dichas reticencias. El conflicto estalla en la ciudad del Tormes el 17 de abril, cuando el enfrentamiento entre partidarios de hedilla y los díscolos se salda con dos muertes.

FRANCO, consciente de la unidad necesaria para la victoria, procede a unificar a carlistas y falangistas. En la fecha, el general FRANCO publica un decreto que unifica todos los movimientos, grupos y milicias que luchan por la causa de los franquistas en una sola entidad: Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS). El resto de las formaciones políticas son suprimidas. El general FRANCO se convierte en jefe del nuevo partido y designa a Hedilla -que no está de acuerdo con la unificación realizada- vocal de la Junta Política que él mismo preside. La nueva organización es concebida como un Movimiento al que se incorporan los principios ideológicos de la primitiva Falange. Así, los «26 Puntos» de Falange, se convierten en la base programática del nuevo Estado nacional. (Falange Española Tradicionalista era el partido resultante de la unificación de Falange Española y de la Comunión Tradicionalista). Posteriormente,  rebelión de  los dirigentes de ambos movimientos: el carlista Fal Conde, que será desterrado, y el falangista Manuel Hedilla, condenado a muerte (después indultado)

En el ánimo de los camaradas de JOSÉ ANTONIO va madurando la idea de su muerte.

En España, el Movimiento queda integrado en los engranajes del estado franquista y los antiguos militantes falangistas se confunden con los individuos de otras ideologías conservadoras. (Durante la postguerra, al título de la «Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S.» acompañará generalmente el escudo de los Reyes Católicos en emblemas del Estado y en letreros colocados a la entrada de todos los pueblos y ciudades del país.). Poco tiempo después, el monasterio burgalés de las Huelgas Reales acogerá la primera reunión del Consejo Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las JONS.

A pesar del fuerte apoyo artillero y de la aviación que recibe el ejército nacional, así como de la ayuda de efectivos italianos, los republicanos, en el Norte de la Península, consiguen recomponer sus líneas en varias ocasiones, pero finalmente se ven obligados a replegarse en torno a Bilbao, en el denominado «cinturón de hierro».

Desde Burgos, la junta de Defensa Nacional proclama un decreto por el que se hace obligatorio, a partir del 24 de abril de 1937, el saludo con el brazo en alto y la mano abierta, tomado de la Falange. A partir de entonces dicha forma de saludo será de obligado cumplimiento tanto en la administración civil como en la militar. En Italia y Alemania, naciones amigas del bando nacional, saludar con el brazo en alto y la mano extendida es, en ambas, común y obligatorio.

A finales de abril de 1937 existe una fuerte tensión en Barcelona entre los anarquistas y el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) por una parte y los comunistas de otra. Comunistas y anarquistas luchan por el control de los comités obreros y sus diferencias han dejado varios muertos en enfrentamientos armados en Madrid y Barcelona. A lo largo del año se han sucedido grandes disputas sobre la manera de dirigir eficazmente la guerra; por una parte el Gobierno catalán y el PSUC (Partido Socialista Unificat de Catalunya, partido catalán de ideología comunista coaligado con el PCE) proyectan unificar en un solo cuerpo la policía catalana, lo que pasa por suprimir la actividad de las patrullas ciudadanas, muchas de ellas en manos de incontrolados y bajo la dirección de los anarquistas de la CNT, que están causando muchos problemas a las autoridades catalanas. La CNT y el POUM se oponen a dicha medida y no están dispuestos a entregar las armas.

Manuel Hedilla se enfrenta a la decisión tomada en cuanto a la unificación de la Falange, y el día 25 es encarcelado junto a otros 30 falangistas. El día 9 de mayo se iniciará el proceso judicial.