ENRIQUE II (Rey de Francia) (1547-1559)

Total de piezas: 18

FELIPE II firma una de tantas treguas con el rey francés ENRIQUE II.


En 1556, semanas después de la abdicación de la corona española de Carlos V a favor de su hijo FELIPE, se firma una de tantas treguas con el rey francés ENRIQUE II. Por estas fechas, hace casi un siglo que Francia está en guerra con España. Primero, con Fernando de Aragón por las posesiones italianas, y luego, al recibir la herencia imperial Carlos V -que le permite amenazar Francia desde todas direcciones-, por el control de las tierras flamencas, borgoñonas y del norte de Italia. Las paces que frecuentemente se pactan entre ambos bandos sólo tienen el objetivo de reponer fuerzas y todos saben que más pronto que tarde se acaban rompiendo. La ambición constante de los reyes de Francia de apoderarse de Nápoles y la Lombardía, hace que ENRIQUE II, simultáneamente, envíe agentes a Roma para pactar con el papa PAULO IV – antiespañol y napolitano- una alianza que, entre otras cosas, tiene la misión de que Nápoles pase del dominio español al del Papado. El duque de Alba recibe la orden de FELIPE II de marchar con sus tropas a terreno pontificio.

El duque de Alba, virrey de Nápoles, invade los estados pontificios.


El papa PABLO IV, aliado de Francia, procura atraer a Venecia a la Liga. Al igual que Julio II, sueña con liberar a Italia de los extranjeros, es decir, de los españoles. Francia duda, pero CATALINA de Médici, apasionada por los asuntos italianos, y FRANCISCO de Guisa, impaciente por nuevas victorias, bloquean la política de paz de Montmorency. El Papa impone la decisión multiplicando las provocaciones a los españoles, hasta el punto de que, en septiembre de 1556, el duque de Alba, virrey de Nápoles, invade los estados pontificios. ENRIQUE II, rey de Francia, su protector, se ve obligado a intervenir. FRANCISCO de Guisa nombrado lugarteniente general en Italia, marcha sobre Nápoles a través de los Apeninos.

ENRIQUE II dirige contra las posesiones hispanas en el sur de Italia un ejército.


Así pues, roto el tratado de paz entre España y Francia, por instigación papal, ENRIQUE II dirige contra las posesiones hispanas en el sur de Italia un ejército al que se suman tropas pontificias al mando del duque de Guisa. Pero allí les espera prevenido el virrey de Nápoles, Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba, quien al frente de un nutrido y bien adiestrado ejército español no espera a que el enemigo llegue hasta él, sino que toma la iniciativa y marcha hacia Roma. Bate a los franceses en todos sus encuentros ocupando diversas plazas pertenecientes a los Estados Pontificios, entra ellas la misma Anagni, dejando constancia de que la captura es circunstancial y que las retendrá sólo hasta que el Papa Caraffa sea depuesto y sustituido. En abril de 1557 obtiene un resonado triunfo en Civitella del Tronto donde el ejército franco-papal queda seriamente desgastado.

Tras el desastre de San Quintín, el rey francés, ENRIQUE II, toca a rebato y llama a todos los franceses a defender París.


Después de San Quintín, el rey francés, ENRIQUE II, toca a rebato y llama a todos los franceses a defender París. Hacia allí destaca a su mujer, CATALINA de Médici, provista de abundantes recursos monetarios, para levantar el ánimo de sus habitantes y preparar su defensa. Por su parte, el rey español, FELIPE II, procede a dictar a sus secretarios las cartas que habrán de partir inmediatamente a toda Europa dando parte de aquella victoria. Emotivas son las dirigidas a sus parientes, en las que aprovecha para encargar los pertinentes tedeums, y de más calado las enviadas a Italia, concretamente a Venecia, república a la que sugiere abandonar la alianza antiespañola, así como convencer al papa de lo mismo. Decenas de pinturas, tapices y grabados se encargan en Flandes y en España para conmemorar la batalla.

El ejército católico, dirigido por el condestable Montmorency, vence al calvinista francés, mandado por Condé y Coligny.


El ejército católico, dirigido por el condestable Montmorency, con la ayuda de tropas españolas que le cedió el duque de Alba, vence en Saint-Denis al calvinista francés, mandado por Condé y Coligny, durante las guerras de religión francesas.

ENRIQUE II de Francia prepara su desquite. El señor de Termes llega a Dunkerque y amenaza Bruselas.


ENRIQUE II de Francia prepara su desquite y manda llamar urgentemente a las fuerzas que tiene destacadas en Italia, abandonando al papa PABLO IV a su suerte. Recluta un nuevo ejército en la Picardía, que pone en manos de Nevers; pide ayuda naval al sultán otomano y alienta a los escoceses a invadir Inglaterra por el norte. El duque de Guisa -Francisco de Lorena- arrebata el puerto de Calais a los ingleses (es cuanto queda de las conquista inglesas en Francia), y el señor de Termes con un ejército de 12.000 infantes, 2.000 caballos y un inmenso tren de artillería, tras atravesar el río Aa, llega a Dunkerque y amenaza Bruselas.

Boda por poderes de FELIPE II e ISABEL de Valois. Torneo en el que participa el rey francés ENRIQUE II. Recibe una herida mortal.


Se celebra en la catedral de Nôtre Dame la boda por poderes de FELIPE II e ISABEL de Valois, representando al novio el duque de Alba. Para celebrar la paz y la boda, París se engalana. Entre otros festejos, se organiza un torneo en el que participa el rey francés ENRIQUE II, pero con tan mala fortuna que la lanza de su contrincante se rompe y le penetra por el ojo, causándole graves heridas en el cerebro. La herida es mortal de necesidad, y el rey reclama en su agonía la presencia de su amante Diane de Ibitiers antes que la de su mujer, Catalina de Medici. Será sucedido por su hijo Francisco II.

Fallece ENRIQUE II de Francia debido a las heridos recibidas cuatro días antes.


En la fecha, fallece ENRIQUE II de Francia debido a las heridos recibidas cuatro días antes cuando la astilla de una lanza penetra por la visera de su casco de oro durante una justa. Curiosamente, este desgraciado suceso sirve para catapultar a la fama a un oscuro médico y astrólogo, Nostradamus, que se gana la vida engatusando a la nobleza con sus horóscopos, y el cual ha afirmado haber predicho el triste fin del rey. Nostradamus será favorecido por la viuda y, entonces, regente de Francia, la maquiavélica CATALINA de Médici, que necesita a su lado a todo tipo de personajes que la ayuden a mantener un poder cada vez más precario.