Como por las armas no se puede con ALMANZOR, SANCHO Garcés II de Pamplona acude a Córdoba como embajador de su propio reino, llevando cuantiosos regalos para el victorioso ALMANZOR, pactando con él y llegando a entregar al musulmán a su hija en matrimonio. Fruto de este matrimonio nacerá -en 983- al que los cristianos llamaban ABDERRAMÁN Sanchuelo.

Fallece Abd al-Málik. Es sucedido en el cargo de ministro del califa, por su medio hermano, el incapaz AB AL-RAHMÁN SANCHUELO, llamado así porque su madre es hija de Sancho II de Pamplona. Su padre ha sido ALMANZOR. Ha sido tal la osadía de SANCHUELO que ha obligado al califa HIXEM II, ya reducido a mero comparsa, a nombrarle su heredero.

Se produce una levantamiento popular (Revolución Cordobesa) encabezado por MUHAMMAD al-Mahdí, hijo de HIXEM II y bisnieto del primer califa omeya de Córdoba, Abderramán III. MUHAMMAD no está de acuerdo con el nombramiento de “Sanchuelo”. Esta revolución, que depone a HIXEM II, da muerte a “Sanchuelo” y pone fin a la dictadura amirí. MUHAMMAD al-Mahdí es designado, en la fecha, califa como MOHAMED II (1009-1010), al simular la muerte de HIXEM II. En efecto, MOHAMED II, para consolidar su posición como califa, muestra al pueblo un falso cadáver del califa HIXEM II que secretamente permanece encerrado en una torre.

Los legitimistas omeyas se levantan en armas, y asesinan -en 1009- al ministro AB AL-RAHMÁN SANCHUELO. La situación se torna tan inestable que en el espacio de veinte años se desatará en todo el territorio de al-Ándalus una guerra civil que enfrentará a los tres partidos que dominan la escena política: los berberiscos, que apoyan los restos de la dinastía amirí; los árabes, con MUHAMMAD al-MAHDÍ a la cabeza; y los eslavos, que se dispersan en Levante y la Submeseta sur.