Parece que el Gobierno republicano no utiliza de inmediato todos los medios a su alcance para sofocar el alzamiento que se ha producido, por un cúmulo de factores: En primer lugar por falta de previsión y de información. El jefe del gobierno, Casares QUIROGA, está convencido de que el general Emilio MOLA se mantendrá leal a la República, pero resulta ser el cerebro del golpe militar. La indecisión de las autoridades también resulta fatal para la República. Sus dirigentes suponen erróneamente que se enfrentan a una sublevación similar a la que ha fracasó en 1932, a las órdenes del General SANJURJO. Creen que podrán aplastarla sin problemas. Por otra parte, el Gobierno tiene miedo a proporcionar armas a las clases populares, a las que teme más que a los sublevados.
SANJURJO (General golpìsta en la II República Española)
Total de piezas: 23
Mola ordena el traslado de SANJURJO a Burgos en una avioneta.
En la fecha, aterriza en un viejo aeródromo de las inmediaciones de Estoril, ya abandonado, una avioneta Puss Moth. El piloto tiene el encargo de MOLA de trasladar a SANJURJO a Burgos, y si no es posible el aterrizaje allí, a Pamplona o, en última instancia, a Biarritz. La avioneta permanece toda la noche en una pista deteriorada, y a pesar de lo delicado de su misión, sin protección alguna.
Se estrella la avioneta que lleva a SANJURJO y éste fallece en el accidente.
Por la mañana la avioneta que ha venido a buscar a SANJURJO despega sin problemas entre los matorrales, y el piloto -el falangista Juan Antonio Ansaldo- la conduce a un aeródrorno improvisado donde espera el general con su uniforme y condecoraciones. Han acudido a despedirle los miembros de su numerosa corte de familiares, amigos y simpatizantes. El equipaje que llevaba es voluminoso y pesado, y así se lo hace notar el piloto, sin que SANJURJO se de por enterado. El aparato rueda por la improvisada pista en Cascaes con los aplausos de los que presencian la partida de quien vuela a España decidido a salvarla. Despega sin aparente dificultad, y cuando parece haberse perdido tras una arboleda próxima, una explosión y una columna de humo negro anticipan a los atónitos asistentes que algo grave acaba de ocurrir. Cuando acuden a la carrera al lugar del desastre, ya un pastor que cuida su ganado en las inmediaciones ha logrado rescatar de entre los restos al piloto malherido. El pasajero, en cambio, agoniza, o quizá ya ha muerto. SANJURJO es enterrado en Lisboa, en presencia de altas personalidades del régimen salazarista, y en 1939 sus restos serán trasladados a Pamplona. José SANJURJO y Sacanell contaba 64 años de edad y su prestigio militar lo señalaba como jefe indiscutible para dirigir el alzamiento. En Larache le pusieron el sobrenombre de León del Rif.