Maffeo Barberini es coronado papa bajo el nombre de URBANO VIII (29.9.1623 – 29.7.1644). Tras la muerte de Gregorio XV, el Colegio cardenalicio estaba compuesto por sesenta y seis miembros de los que sólo cincuenta y cuatro se reúnen en cónclave para designar al sucesor de San Pedro. Dividido en dos facciones, la española y la francesa, el cónclave no conseguía decantarse por un sucesor y sólo tras varias sesiones, y ante el peligro que supone una epidemia de malaria que se desata sobre Roma, logra que finalmente cincuenta de los cardenales reunidos elijan al cardenal Barberini como nuevo pontífice. Los Estados Pontificios se ven incrementados durante su mandato con la incorporación del condado de Urbino. Esta anexión territorial se logra sin mediar una acción militar ya que el papa persuade al anciano duque Francesco Maria II della Rovere para que le ceda sus posesiones que pasan a engrosar las de la iglesia. De esta forma se alcanza la mayor extensión de que han gozado nunca los territorios civilmente jurisdiccionales de la iglesia.
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