LEÓN X acude a reunirse con FRANCISCO I de Francia, en Bolonia (Italia), donde negocia el Concordato de 1516, que da al rey de Francia el derecho de nombrar a los obispos y a los abades, asegurándose de este modo un clero manejable. El Concordato termina con cualquier vestigio de un principio electivo, en el cual los monjes o las canonjías catedralicias eligen a su abad u obispo: habrá durante cierto tiempo algunas protestas por parte de estas comunidades desencantadas con esto, cuyas aprobaciones de candidatos irán tornándose en una mera formalidad. Durante muchos años, el rey de Francia luchará para mantener a la Iglesia católica en su poder, y será avalado en esto por muchos que sostendrán sus políticas. Esto conducirá a la persecución de los no católicos bajo el reinado de FRANCISCO I, Enrique II, Francisco II y Carlos IX. Esta intolerancia religiosa conducirá a guerras civiles, conocidas en Francia como guerras de religión, y finalmente a la libertad religiosa en la forma del Edicto de Tolerancia, el Edicto de Saint-Germain promulgado por el regente de Carlos IX de Francia en 1562 y, finalmente, el Edicto de Nantes.
